domingo, 11 de agosto de 2013

"Si los banqueros nos toman por imbéciles, ¿por qué no lo podemos hacer nosotros?"

El ruso que ganó fama mundial por haber impuesto sus propias condiciones al banco Tinkoff, sin que este se diera cuenta, contó que lo hizo enfadado por las argucias empleadas por la entidad.

"¿Qué idea se le ocurriría a usted si el banco le ofreciera una tarjeta de crédito al 12%, mientras en la letra pequeña al pie del documento la tasa se convertía en el 45%?", comentó Dmitri Agárkov en una entrevista a la revista 'Slon'. 

Este gerente de ventas de una ciudad de la provincial de Vorónezh ahora reclama al Tinkoff Credit Bank Systems (TKS) 727.000 dólares por infringir el contrato que él les propuso.  
¿Qué idea se le ocurriría a usted si el banco le ofreciera una tarjeta de crédito al 12%, mientras en la letra pequeña al pie del documento la tasa se convertía en el 45%?  

"Es natural que me enfadara. Fue entonces cuando creí que tenía que imponerle mis condiciones al banquero señor Tinkov, para quien todos son tontos. Si me toma por imbécil, ¿por qué no puedo hacerle lo mismo?", explicó Agárkov, de 42 años de edad. 

Con este fin el hombre llevó a cabo una serie de modificaciones en la letra pequeña de la forma electrónica de contrato que había recibido del banco, y remitió a la empresa su versión del documento.  

El personal del TKS no se percató de las condiciones fijadas por el cliente y validó el documento, mandándole la tarjeta al cabo de unos días. 

En 2010 el TKS canceló la tarjeta de Agárkov debido a atrasos en los pagos, y dos años después demandó a Agárkov para obtener el dinero, que según la entidad se le adeudaba por tasas de interés impagas, en total 1.363 dólares.  

Sin embargo en esa ocasión el tribunal decidió que el contrato firmado en 2008 era totalmente válido al considerar que el cliente tenía derecho a proponer sus propias condiciones, que en su caso le exentaba de cargo alguno a su cuenta. 

La próxima audiencia del caso está  fijada para septiembre. El tribunal considerará  la contraquerella de Agárkov basada en una serie de cláusulas que multaban al banco por cada modificación unilateral del contrato. 

De acuerdo con el texto firmado entre el cliente y TKS, Agárkov debía ser indemnizado con una suma equivalente a 91.000 dólares por cada cambio unilateral que realizara el banco. El nuevo documento estipulaba también que al cliente le correspondían otros 182.000 dólares en caso de que el banco cancelara el contrato.   


2 comentarios:

  1. No creo que se salga con la suya, porque al final los jueces son mercenarios, pero legal... lo parece. Tipo listo!

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