En los últimos años hemos vivido todo tipo de luchas protagonizadas por los estudiantes universitarios contra las subidas del precio de la educación, el aumento de la matrícula y las tasas de todo tipo. De primera mano hemos podido presenciar cómo se dificulta el acceso a la educación superior a los estratos sociales más precarios, con becas insuficientes y programas que inhabilitan la compatibilidad entre estudios y trabajo, cada día más necesaria debido a los recortes sociales y salariales que están efectuando todos los gobiernos de Europa a instancias del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, sin importar color ni ideología. La educación siempre es uno de los primeros candidatos cuando tienen que realizarse recortes, pues es más productivo formar autómatas que repitan y obedezcan, que fomentar la educación crítica, para la cual se necesita bastante más tiempo al ser necesario interiorizar los conceptos y posteriormente argumentarlos de forma coherente. La implantación de unas medidas de austeridad salvajes y draconianas no ha impedido aún así a nuestro gobierno el rebasar el mayor número de policías de la historia del estado, con más de 154.000 efectivos en 2010. Se pretende militarizar nuestras calles mientras se deja actuar impunemente a los mayores delincuentes, los económicos, y principales responsables de la delincuencia civil debido a la miseria y a la pobreza extrema.
El primer gobierno que se atrevió a adaptar su educación al programa de Bolonia e iniciar el proceso de privatización de las universidades, dejando campar a sus anchas las empresas de trabajo temporal para reclutar jóvenes que trabajaran por un sueldo de miseria y reduciendo las horas lectivas al ritmo que se aumentaban las horas de trabajo de los profesores, sin darles tiempo siquiera a adaptar el programa de las materias al nuevo panorama, fue el español. No esperaba una respuesta tan contundente por parte un movimiento estudiantil paralizado desde la época de la transición. Las movilizaciones contra el proceso de Bolonia fueron masivas en todo el estado, destacando especialmente la ocupación del claustro de profesores de la Universitat de Barcelona por casi medio millar de estudiantes, del cual fueron desalojados de forma sumamente violenta por los Mossos d'Esquadra siguiendo las órdenes del progresista Joan Saura, al más puro estilo de los grises de épocas pasadas. La lucha contra Bolonia supuso un antes y un después en la conciencia estudiantil, un enraízamiento asambleario y democrático muy fuerte, que puso contra las cuerdas las decisiones políticas.
Las ocupaciones se sucedieron, especialmente en Cataluña. Diferentes facultades de la Universitat de Barcelona fueron literalmente tomadas por los estudiantes, entre las cuales se encontraban Derecho y Geografía e Historia. En la Universitat Autònoma de Barcelona se ocupó el deganado de Ciencias de la Educación en protesta al grado de insostenibilidad al que habían llegado las instituciones universitarias para dejar actuar a los Mossos d'Esquadra para reprimir de forma violenta las demandas estudiantiles y luchas contra el proceso de Bolonia, argumentos que apoyaron más de 150 profesores y catedráticos. Las fuerzas represivas catalanas, siguiendo los métodos de la Gestapo, cargaron contra los estudiantes en las manifestaciones en contra de Bolonia, y el día del desalojo del claustro de la UB incluso hirieron de forma considerable a un niño de 10 años y arremetieron contra toda la família al ser increpados por su excesiva violencia, hechos que causaron la repudia del movimiento estudiantil y se convocó una huelga de estudiantes en condena a su violencia.
Estos son fenómenos generalizados en toda Europa. La subida de las tasas, triplicando el precio de una carrera en Inglaterra está suponiendo estos días las mayores movilizaciones que se recuerdan desde la época de Thatcher, y están surgiendo voces que claman por una huelga general. En estos momentos, la University College of London, una de las principales del Reino Unido, se encuentra ocupada por estudiantes en lucha contra los recortes en materia de educación. La situación es tan crítica que Theresa May, la ministra de interior del país, ha autorizado a la policía a usar cañones de agua contra los estudiantes y las movilizaciones contra los recortes, sin prestar atención a las devastadoras consecuencias que tuvo su uso en Birmingham, Alabama en la década de 1960, contra el movimiento por los derechos civiles.
Mal se les están poniendo las cosas a las clases dominantes, que están viendo con pavor la estocada que puede acabar con su sistema basado en la explotación y la desigualdad. Las ocupaciones en Italia contra los recortes se han sucedido, llegando incluso a ocupar la mítica Torre de Pisa, y la red Uniriot ha hecho un llamamiento a la unidad de movilizaciones del movimiento estudiantil, acciones continentales a nivel europeo que hagan temblar el orden existente, y que puede ser el precedente de una huelga general europea. Es la primera vez que se hace un llamamiento a la unidad de acción tan importante, y el deber de todo estudiante, trabajador o precario, es apoyar sin dudar las luchas del global de la clase trabajadora. Han propuesto también una reunión a nivel europeo para coordinar las acciones a principios de 2011, para convertir estos vientos en una tempestad. Dublín, Tesalónica, Londres, Madrid, Atenas, Roma, Pisa, Barcelona... Todos estamos en las calles por las mismas razones, y la lucha contra medidas supranacionales ha de tener también un carácter global.
Tras las manifestaciones en memoria del asesinato de Alexis Grigoropoulos, Grecia se ha reactivado, y el próximo miércoles hay convocada una nueva huelga general, la octava en lo que va de año, que promete ser masiva y puede poner en peligro la ansiada paz social, solamente conseguida a golpes de represión y violencia. La solidaridad de los estudiantes griegos con los británicos es sincera, y en toda Grecia hay ocupadas unas 39 universidades en protesta contra los recortes sociales y la dinámica que está adquiriendo el sistema. Las asambleas de las universidades ocupadas han decidido hacer acciones en los siguientes días contra las políticas que han llevado al desempleo a gran parte de la población griega, y han demandado material escolar gratuito, el fin de Bolonia, la no participación con el diálogo gubernamental, y el desarme de la policía y la abolición del cuerpo antidisturbios, defendiendo el derecho a la manifestación, ocupación y protesta. Finalizan su comunicado con las siguientes líneas:
“Continuaremos el camino que se inició en diciembre de 2008 y sus luchas sociales. ¡Continuaremos y aumentaremos nuestras acciones hasta la victoria final, nosotros seremos la generación de la insurrección!”
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