Escrito por:
Ubaldo Oropeza (Corriente Marxista Internacional)“Debemos combinar la lucha revolucionaria contra el capitalismo con un programa y tácticas revolucionarias para el conjunto de las reivindicaciones democráticas: república, milicia, elección de los funcionarios por el pueblo, igualdad jurídica de la mujer, derecho de las naciones a la autodeterminación, etc. Mientras exista el capitalismo, todas estas reivindicaciones sólo pueden realizarse como excepción y, además, de un modo incompleto y desvirtuado. Apoyándonos en las realizaciones democráticas ya conquistadas y denunciando su carácter incompleto en el régimen capitalista, exigimos el derrocamiento del capitalismo, la expropiación de la burguesía, como base indispensable para acabar con la miseria de las masas y también realizar completa e íntegramente todas las transformaciones democráticas. Algunas de estas transformaciones serán iniciadas antes del derrocamiento de la burguesía, otras en el curso de su derrocamiento y otras después de dicho derrocamiento.
“La revolución social no es una batalla única, sino una época que comprende toda una serie de batallas por transformaciones económicas y democráticas en todos los órdenes, batallas que sólo pueden culminar con la expropiación de la burguesía. Justamente en nombre de este objetivo final, debemos formular en términos rigurosamente revolucionarios cada una de nuestras reivindicaciones democráticas. Bien se puede concebir que los obreros de un país determinado derroquen a la burguesía antes de que se realice íntegramente siquiera una de las transformaciones democráticas esenciales. Pero es absolutamente inconcebible que el proletariado, como una clase histórica, pueda vencer a la burguesía sin estar preparado para ello por una educación en el espíritu democrático más consecuencia y más enérgicamente revolucionario”. (Lenin. El proletariado revolucionario y el derecho de las naciones a la autodeterminación. Obras Completas. Vol. 27. Moscú. Editorial Progreso. 1981. p. 65-66.)
“La revolución social no es una batalla única, sino una época que comprende toda una serie de batallas por transformaciones económicas y democráticas en todos los órdenes, batallas que sólo pueden culminar con la expropiación de la burguesía. Justamente en nombre de este objetivo final, debemos formular en términos rigurosamente revolucionarios cada una de nuestras reivindicaciones democráticas. Bien se puede concebir que los obreros de un país determinado derroquen a la burguesía antes de que se realice íntegramente siquiera una de las transformaciones democráticas esenciales. Pero es absolutamente inconcebible que el proletariado, como una clase histórica, pueda vencer a la burguesía sin estar preparado para ello por una educación en el espíritu democrático más consecuencia y más enérgicamente revolucionario”. (Lenin. El proletariado revolucionario y el derecho de las naciones a la autodeterminación. Obras Completas. Vol. 27. Moscú. Editorial Progreso. 1981. p. 65-66.)
Este periodo es de gran importancia para el Frente. Es el momento de definir el actuar de una organización de frente amplio que en su corta vida ha asumido diferentes papeles, dependiendo el flujo o reflujo del movimiento de masas. No podría ser de otra manera, esta organización se forma y complementa en la lucha contra la dictadura de Micheletti, en medio de un proceso revolucionario marcado por la intervención de las masas en la política.
Este mismo empuje revolucionario y la necesidad de llevar una política mejor organizada que pudiera arrebatarle a la dictadura el control del poder hizo que el FNRP adoptara, en momentos determinados, el papel de un Soviet (organismo de gobierno obrero basado en asambleas) que pone en tela de juicio todas las instituciones y leyes que ha establecido el gran capital para mantener su régimen de explotación.
Al final el FNRP no pudo consolidar ese poder, la falta de claridad política que impusieron a cada momento una lucha defensiva y en los marcos del régimen capitalista impidieron que se hubiera tomado el poder por parte de los trabajadores y el pueblo en general.
Reflexionando un poco sobre este periodo y los errores que se cometieron, tenemos que decir que en ningún momento hubo falta de disposición del pueblo, incluso para ofrecer su propia vida en esta lucha, fue la debilidad de la dirección que impidió aprovechar esta oportunidad.
Después de que las elecciones fraudulentas consolidaron el golpe militar por vías “democráticas” y asumiera la presidencia Porfirio Lobo, la vida y las tareas del FNRP se han transformado. Ya no está ese ascenso en la lucha de las masas que fue lo que hizo posible el periodo de doble poder que se vivió en 2008. Ahora lo que tenemos es un frente único donde se debate fuertemente la política a seguir. No es para menos. En él se congregan diferentes fuerzas de la sociedad hondureña que tiene intereses antagónicos. La lucha que comenzó contra el golpe de estado y la dictadura rápidamente tomó connotaciones de mayor envergadura, como la transformación de las condiciones económicas del pueblo, etc.
Podemos decir que las fuerzas que se movilizaron en un primer momento por un solo objetivo se han diferenciado con el avance de la lucha y la conciencia de las bases las cuales reclaman no solo un gobierno democrático sino solucionar sus problemas fundamentales y estos chocan con los intereses de la oligarquía y de la llamada burguesía nacional progresista, incluso con algunos liberales en resistencia. Al calor de la lucha los unió lo que representaba Mel para el pueblo, una vida mejor, pero hoy simplemente habla de un “Plan de Reconstrucción Democrática”, sin mencionar una palabra que bajo estas mismas intenciones la oligarquía le dio un golpe de estado y lo que significa, que bajo el capitalismo está vetado avanzar con reformas progresistas para las masas hondureñas.
El debate es harto importante. Todas las fuerzas de la burguesía quieren reducir al Frente en un simple instrumento parlamentario, una maquinaria electoral la cual respalde candidaturas de liberales cobijados bajo el movimiento del pueblo.
Nosotros no podemos pensar que la tarea fundamental del Frente sea que participe en las elecciones para llevar adelante candidatos que en el mejor de los casos asumen en palabra algunas consignas del pueblo. Las elecciones no se pueden ver como un fin en sí mismo, sino como un medio para conseguir un fin.
Por el lado de los liberales en resistencia el fin es hacer que el Frente se adapte al juego parlamentario y que quede limitado a la democracia burguesa, la cual reduce la participación política del pueblo a escoger a sus explotadores cada seis o cuatro años.
Para nosotros, los socialistas que nos agrupamos dentro del Frente el fin es otro. Es terminar con la dictadura de Lobo que representa la dictadura del capital y el sometimiento cultural, económico y social de nuestro pueblo.
Por tanto la lucha contra el sistema de explotación capitalista y la instauración de un nuevo sistema donde la riqueza que crea nuestro pueblo sea para satisfacer nuestras propias necesidades, donde el sobrevivir no sea el problema cotidiano, sino la cultura, la fraternidad y conocimiento.
Eso solo se puede conseguir a través de la nacionalización de las palancas fundamentales de la industria, la banca, terratenientes y medios de comunicación. Por supuesto que un gobierno de Liberales no lo hará porque muchos de ellos están vinculados con estos sectores de la burguesía, esta tarea recae esencialmente en nosotros, los trabajadores del campo y la ciudad y sus aliados naturales, las amas de casa, los estudiantes y campesinos pobres.
Además, todos ellos, a los que hay que expropiar, son los que organizaron el golpe de estado e implantaron la dictadura: “[El golpe] Fue planeado por un grupo empresarial liderado por Carlos Roberto Facussé, ex presidente de Honduras (1988-2002) y dueño del periódico ‘La Tribuna', que junto con ‘La Prensa', ‘El Heraldo', los canales de TV 2, 3, 5 y 9 fueron el pilar fundamental del golpe"
“El grupo al que se refería Salomón se completa con Jaime Rosenthal y Gilberto Goldstein, dirigentes el Grupo Continental, el emporio que monopoliza la banca hondureña, la agroindustria y medios de comunicación como ‘El Tiempo' y ‘Canal 11'. El resto de las familias que apoyaron el golpe contra Zelaya y que controlan el 90% de la riqueza que produce el país son: José Rafael Ferrari, Juan Canahuati, el financiero Camilo Atala, el maderero José Lamas, el empresario energético Fredy Násser, Jacobo Kattán, el industrial azucarero Guillermo Lippman y el constructor Rafael Flores.
Un personaje fundamental en esta conspiración fue el magnate Miguel Facussé, condecorado por el Senado colombiano en 2004 con la Orden Mérito a la Democracia, y quien hoy monopoliza el negocio de la palma aceitera y en 1992 apoyó la compra de tierras a los campesinos a menos del 10% de su valor real.” (Diez familias que financiaron el golpe de estado en Honduras, voselsoberano.com)
La expropiación de todos estos oligarcas golpistas está más que justificado, incluso desde un punto de vista meramente democrático.
Para lograrlo no se podría utilizar las instituciones que se han erigido para someter al pueblo. El papel del parlamento lo hemos visto claramente, es un fiel instrumento de la oligarquía hondureña. En él y su entorno se encuentra un ejército de burócratas que malgastan nuestros impuestos y que velan por los intereses de los explotadores. Ninguno de los diputados sería capaz de sacrificar sus privilegios por el bien de nuestra clase.
No podemos confiar en el ejercito, nuestra historia esta manchada de sangre a causa de los golpes de estado, la cúpula militar está totalmente vinculada con la oligarquía y el imperialismo, en diferentes periodos de nuestra historia hemos visto lo que sucedió en 2008, un sector de la burguesía nacional, en este caso Mel, da un pequeño paso a buscar una independencia con respecto a EEUU o para hacer alguna reforma tímida y enseguida el ejercito los plasta, nuestra historia es fiel garante de lo antes dicho.
La destrucción del ejército profesional es fundamental para nuestra emancipación, aquí más que en cualquier otro país estas dos consignas están íntimamente ligadas.
La estrategia y las tácticas.
Para lograrlo es necesario que destruyamos la maquinaria estatal que nos oprime, la tenemos que sustituir con un gobierno de los trabajadores. El FNRP es un embrión de este Estado. Lenin decía en el libro del Estado y la Revolución cuatro planteamientos fundamentales para garantizar que los trabajadores fueran al socialismo.
a) Elecciones libres con revocabilidad de todos los funcionarios
b) Ningún funcionario puede recibir un salario mayor al de un trabajador cualificado
c) Ningún ejercito permanente, sino el pueblo en armas
d) Gradualmente todas las tareas de administración del estado se harán por todo el mundo de forma rotativa. “Cuando todo el mundo es burócrata por turnos, nadie es burócrata”
Los trabajadores no tiene que limitar sus luchas para que sean abaladas bajo un régimen de explotación, esto solo guiara a todos los trabajadores a la derrota. ¿Cómo pedir que el gobierno resuelva la pobreza cuando él la patrocina? ¿Cómo esperar que los diputados vean por los intereses de los trabajadores cuando ellos ya tienen otros intereses muy distintos a los nuestros? ¿Cómo pedir a la cúpula del ejército que defienda nuestras demandas? En el mejor de los casos estas ideas son utópicas, casi tirando a reaccionarias.
Nuestra tarea es romper el aparato estatal. El momento para esto lo marcara el acenso de la lucha de clases. Es cierto que ya hubo una gran oportunidad, cuando las masas estaban en las calles y habían perdido el miedo a la represión y estaban decididos a todo, si en ese momento el FNRP hubiera tenido una política correcta se hubiera podido tomar el poder.
Pero esta revolución no ha terminado, el proceso de reflujo que ahora vemos es normal, natural, la lucha se reiniciara y cuando las masas vuelvan a salir a las calles, tenemos que estar preparados para arrastrar a la mayoría tras la bandera de la lucha socialista. Esto solo se puede hacer como lo logro Lenin dentro de los Soviets (asambleas barriales y de fábrica que se formaron en la lucha revolucionaria en Rusia 1905-1917) explicando pacientemente.
¿En qué consiste esta táctica de explicar pacientemente? En que las masas, a partir de su experiencia, puedan sacar la conclusión que la lucha por el socialismo es la única alternativa. Los trabajadores, campesinos y amas de casa no aprenden de los libros sino de las experiencias. En nuestro país algunos de ellos ven que con el regreso de Mel las cosas se solucionarán. Este es un error. También creen que si regresa al gobierno, o alguna gente de los liberales en resistencia forma parte del gobierno, tal vez ellos podrán solucionar las condiciones brutales de vida, cosa que también es incorrecto.
No creemos que en una época en que la burguesía internacional y nacional está en un periodo de franco estancamiento económico se permita dar concesiones a los trabajadores. Hay periodos en donde el capitalismo esta en acenso económico y se puede permitir ciertas reformas económicas pero ahora esto es imposible, todo lo contrario, necesitan atacar las conquistas y niveles de vida de los trabajadores para seguir manteniendo sus ganancias.
Aquí no podemos confiar en que la buena voluntad de Mel o algún liberal van a lograr cambiar esto. El problema es como explicamos a los trabajadores las limitaciones del reformismo y la necesidad de avanzar en la lucha socialista. El reformismo y los reformistas al único lugar que pueden llevar a las masas es a un callejón sin salida.
O por ejemplo, hay otros que dicen que ha llegado el momento de darle la posibilidad par que los sectores progresistas de la burguesía nacional puedan desarrollar al país, en este tono el movimiento de masas se tiene que aliar a ella y apoyarla para que “desarrolle al país”. Si miramos atrás, nuestra historia, desde la Reforma Liberal que inició en 1876 la burguesía nacional dejó claro que no va a jugar un papel mínimamente progresista porque es fiel lacayo del imperialismo.
Así, para terminar con la explotación, miseria y atraso cultural tenemos que terminar con este sistema, nuestra estrategia para lograr esto es conquistar a las masas bajo la dirección de un partido revolucionario, todas las tácticas tiene que ir encaminadas a fortalecer el camino a la estrategia.
Las tácticas son variadas, dependen de las circunstancias concretas, el estado de ánimo de las masas, nuestra fuerza y capacidad de intervención, la fortaleza o debilidad del enemigo, etc.
Como lo hemos mencionado, las masas ahora no están en el momento más álgido de la lucha, no podemos sustituirle ni correr por delante de ellas, nuestras conclusiones (las de los activistas del FNRP o gente avanzada) no son las conclusiones del movimiento en general, nuestro principal trabajo es estar ahí donde están las masas, en los barrios, sindicatos, escuelas, en el campo y organizarlos en comités, estos serán fundamentales porque son las células no solo de la lucha sino de un poder que crece desde abajo.
Con respecto a las elecciones, para nosotros los socialistas no es un principio el participar en las elecciones. Por otro lado, es una oportunidad importante en donde las masas participan en política y podemos utilizarlas para dar a conocer el programa revolucionario y extender la organización de base.
Lenin decía que a menos que se tuviera la fuerza para boicotear las elecciones el deber de un revolucionario era participar en ellas con candidatos elegidos desde las bases de los sindicatos, o asambleas comprometidos con la causa de los explotados y con la tarea muy concreta de utilizar el parlamento para denunciar la explotación capitalista, llegar a más sectores y ensanchar la influencia socialista y en su caso boicotear cualquier medida que sea contra los intereses de los explotados.
Cualquier candidato del FNRP debería de utilizar de la misma forma el parlamento, no creemos que este resuelva nuestros problemas y en este sentido lo utilizamos para la causa revolucionaria.
“La táctica de los bolcheviques en la Duma (el parlamento) era utilizar esta cámara, principalmente como tribuna para denunciar y dejar al descubierto los crímenes de los terratenientes, los capitalistas y su régimen. Pero también era necesario dominar los enredos bizantinos de la burocracia parlamentaria para poder intervenir de una forma más efectiva.
“En general los bolcheviques no apoyaban cualquier propuesta que plantearan los liberales, ya que su deber era desenmascara a estos "amigos del pueblo". Sin embargo cuando se trataba de votar o no un proyecto de ley que incluyera medidas que podían beneficiar a los trabajadores, solo votaban aquellas partes del proyecto que significaban una verdadera mejora para los trabajadores, si no era así votaban en contra. Donde las medidas "progresistas" tenían un valor dudoso se abstenían.
“En la Duma, aparecían todo tipo de temas importantes que exigían una respuesta concreta por parte de los representantes parlamentarios de los trabajadores: los presupuestos del Estado, los derechos de los soldados, las subvenciones a la iglesia, las condiciones de los trabajadores, y, sobre todo, la cuestión de la tierra. Esto les daba oportunidades para desarrollar la agitación de masas y la propaganda. Lo que no se podía decir dentro de la Duma se decía fuera, en las publicaciones clandestinas del partido.
"La clave del uso revolucionario del parlamento era vincular en cada momento el trabajo de la fracción parlamentaria con el movimiento fuera del parlamento. Los diputados bolcheviques de la Duma mantenían estrechos contactos con los trabajadores fuera de la Duma, viajaban a las zonas obreras de toda Rusia, hablaban en las reuniones de fábrica, editaban panfletos y proclamas, presentaban una estrecha atención a los agravios de los trabajadores." ( Alan Woods, Bolchevismo el camino a la revolución, Fundación Federico Engels México, página 325)
En este mismo libro Alan Woods recalca cómo la burguesía ha perfeccionado durante un largo periodo de tiempo los mecanismos necesarios para sobornar, presionar y corromper a los representantes parlamentarios del proletariado. A menos que estos últimos estén imbuidos con la conciencia de clase y la comprensión teórica necesaria para permitirles ver a través de los trucos y maniobras del enemigo, inevitablemente sucumbirán a la presión y serán absorbidos en el pantano parlamentario de los comités, la burocracia y las cuestiones de procedimiento. No es necesariamente una cuestión de corrupción personal directa, de arribismo, sobornos, etc., aunque todas estas armas son utilizadas activamente para comprar a los dirigentes obreros. En el caso de los reformistas de derecha, muchos son parte de la clase media que tienen un estilo de vida y psicología más cercanos a la burguesía que a los trabajadores que pretenden representar. Y en el otro caso, incluso los reformistas de izquierdas más honestos y los trabajadores de fábrica consagrados y forjados en años de lucha, pueden caer rápidamente en la atmósfera enrarecida de este mundo artificial, y pueden alejarse de la realidad de la lucha de clases. El control de las bases es vital.
No se trata de ir de forma oportunista sobre los cargos, sino de utilizar los curules para hacer ver al pueblo las limitaciones de la “democracia” burguesa y terminar con la confianza que aun tengan las bases en los oportunistas y reformistas. El objetivo es dejar al descubierto el régimen burgués y su farsa parlamentaria ante toda la clase obrera y ayudar a sacar las conclusiones necesarias. Los diputados bolcheviques en la Duma lograron jugar el papel de verdaderos tribunos revolucionarios del pueblo, llevando el mensaje del partido a millones de personas, que de otra forma no tendrán acceso a las ideas socialistas. Es decir, que se trata de utilizar este escenario para la causa obrera.
De antemano sabemos perfectamente que el parlamento no será la panacea que resolverá los problemas de nuestro pueblo (sin que ello implique que no podamos obtener ciertas concesiones, que no serán lo fundamental) como explicamos, el propio carácter y organización del parlamento es para funcionar como garante de la burguesía, su herramienta, nuestro papel al intervenir en él es terminar con las ilusiones que aun tienen las masas, demostrar a través de la experiencia que la única forma de transformar sus condiciones de vida es a través de la participación directa en la escena política, y por ello la necesidad de mantener a la par la lucha en las calles.
Si es este el caso de los fines que persigue el Frente, deberíamos de participar de forma entusiasta, pero mucho nos lamentamos que no es así.
En última instancia esta táctica se tendría que definir a partir del estado de ánimo de las masas. Como lo dijimos anteriormente no nos podemos separa de ellas. Sí están dispuestas a participar tendríamos que ir bajo un programa revolucionario, con candidatos elegidos desde las bases, con el compromiso que su salario será entregado al FNRP y que este le devuelva lo correspondiente a un salario de obrero cualificado, etc.
Este mismo empuje revolucionario y la necesidad de llevar una política mejor organizada que pudiera arrebatarle a la dictadura el control del poder hizo que el FNRP adoptara, en momentos determinados, el papel de un Soviet (organismo de gobierno obrero basado en asambleas) que pone en tela de juicio todas las instituciones y leyes que ha establecido el gran capital para mantener su régimen de explotación.
Al final el FNRP no pudo consolidar ese poder, la falta de claridad política que impusieron a cada momento una lucha defensiva y en los marcos del régimen capitalista impidieron que se hubiera tomado el poder por parte de los trabajadores y el pueblo en general.
Reflexionando un poco sobre este periodo y los errores que se cometieron, tenemos que decir que en ningún momento hubo falta de disposición del pueblo, incluso para ofrecer su propia vida en esta lucha, fue la debilidad de la dirección que impidió aprovechar esta oportunidad.
Después de que las elecciones fraudulentas consolidaron el golpe militar por vías “democráticas” y asumiera la presidencia Porfirio Lobo, la vida y las tareas del FNRP se han transformado. Ya no está ese ascenso en la lucha de las masas que fue lo que hizo posible el periodo de doble poder que se vivió en 2008. Ahora lo que tenemos es un frente único donde se debate fuertemente la política a seguir. No es para menos. En él se congregan diferentes fuerzas de la sociedad hondureña que tiene intereses antagónicos. La lucha que comenzó contra el golpe de estado y la dictadura rápidamente tomó connotaciones de mayor envergadura, como la transformación de las condiciones económicas del pueblo, etc.
Podemos decir que las fuerzas que se movilizaron en un primer momento por un solo objetivo se han diferenciado con el avance de la lucha y la conciencia de las bases las cuales reclaman no solo un gobierno democrático sino solucionar sus problemas fundamentales y estos chocan con los intereses de la oligarquía y de la llamada burguesía nacional progresista, incluso con algunos liberales en resistencia. Al calor de la lucha los unió lo que representaba Mel para el pueblo, una vida mejor, pero hoy simplemente habla de un “Plan de Reconstrucción Democrática”, sin mencionar una palabra que bajo estas mismas intenciones la oligarquía le dio un golpe de estado y lo que significa, que bajo el capitalismo está vetado avanzar con reformas progresistas para las masas hondureñas.
El debate es harto importante. Todas las fuerzas de la burguesía quieren reducir al Frente en un simple instrumento parlamentario, una maquinaria electoral la cual respalde candidaturas de liberales cobijados bajo el movimiento del pueblo.
Nosotros no podemos pensar que la tarea fundamental del Frente sea que participe en las elecciones para llevar adelante candidatos que en el mejor de los casos asumen en palabra algunas consignas del pueblo. Las elecciones no se pueden ver como un fin en sí mismo, sino como un medio para conseguir un fin.
Por el lado de los liberales en resistencia el fin es hacer que el Frente se adapte al juego parlamentario y que quede limitado a la democracia burguesa, la cual reduce la participación política del pueblo a escoger a sus explotadores cada seis o cuatro años.
Para nosotros, los socialistas que nos agrupamos dentro del Frente el fin es otro. Es terminar con la dictadura de Lobo que representa la dictadura del capital y el sometimiento cultural, económico y social de nuestro pueblo.
Por tanto la lucha contra el sistema de explotación capitalista y la instauración de un nuevo sistema donde la riqueza que crea nuestro pueblo sea para satisfacer nuestras propias necesidades, donde el sobrevivir no sea el problema cotidiano, sino la cultura, la fraternidad y conocimiento.
Eso solo se puede conseguir a través de la nacionalización de las palancas fundamentales de la industria, la banca, terratenientes y medios de comunicación. Por supuesto que un gobierno de Liberales no lo hará porque muchos de ellos están vinculados con estos sectores de la burguesía, esta tarea recae esencialmente en nosotros, los trabajadores del campo y la ciudad y sus aliados naturales, las amas de casa, los estudiantes y campesinos pobres.
Además, todos ellos, a los que hay que expropiar, son los que organizaron el golpe de estado e implantaron la dictadura: “[El golpe] Fue planeado por un grupo empresarial liderado por Carlos Roberto Facussé, ex presidente de Honduras (1988-2002) y dueño del periódico ‘La Tribuna', que junto con ‘La Prensa', ‘El Heraldo', los canales de TV 2, 3, 5 y 9 fueron el pilar fundamental del golpe"
“El grupo al que se refería Salomón se completa con Jaime Rosenthal y Gilberto Goldstein, dirigentes el Grupo Continental, el emporio que monopoliza la banca hondureña, la agroindustria y medios de comunicación como ‘El Tiempo' y ‘Canal 11'. El resto de las familias que apoyaron el golpe contra Zelaya y que controlan el 90% de la riqueza que produce el país son: José Rafael Ferrari, Juan Canahuati, el financiero Camilo Atala, el maderero José Lamas, el empresario energético Fredy Násser, Jacobo Kattán, el industrial azucarero Guillermo Lippman y el constructor Rafael Flores.
Un personaje fundamental en esta conspiración fue el magnate Miguel Facussé, condecorado por el Senado colombiano en 2004 con la Orden Mérito a la Democracia, y quien hoy monopoliza el negocio de la palma aceitera y en 1992 apoyó la compra de tierras a los campesinos a menos del 10% de su valor real.” (Diez familias que financiaron el golpe de estado en Honduras, voselsoberano.com)
La expropiación de todos estos oligarcas golpistas está más que justificado, incluso desde un punto de vista meramente democrático.
Para lograrlo no se podría utilizar las instituciones que se han erigido para someter al pueblo. El papel del parlamento lo hemos visto claramente, es un fiel instrumento de la oligarquía hondureña. En él y su entorno se encuentra un ejército de burócratas que malgastan nuestros impuestos y que velan por los intereses de los explotadores. Ninguno de los diputados sería capaz de sacrificar sus privilegios por el bien de nuestra clase.
No podemos confiar en el ejercito, nuestra historia esta manchada de sangre a causa de los golpes de estado, la cúpula militar está totalmente vinculada con la oligarquía y el imperialismo, en diferentes periodos de nuestra historia hemos visto lo que sucedió en 2008, un sector de la burguesía nacional, en este caso Mel, da un pequeño paso a buscar una independencia con respecto a EEUU o para hacer alguna reforma tímida y enseguida el ejercito los plasta, nuestra historia es fiel garante de lo antes dicho.
La destrucción del ejército profesional es fundamental para nuestra emancipación, aquí más que en cualquier otro país estas dos consignas están íntimamente ligadas.
La estrategia y las tácticas.
Para lograrlo es necesario que destruyamos la maquinaria estatal que nos oprime, la tenemos que sustituir con un gobierno de los trabajadores. El FNRP es un embrión de este Estado. Lenin decía en el libro del Estado y la Revolución cuatro planteamientos fundamentales para garantizar que los trabajadores fueran al socialismo.
a) Elecciones libres con revocabilidad de todos los funcionarios
b) Ningún funcionario puede recibir un salario mayor al de un trabajador cualificado
c) Ningún ejercito permanente, sino el pueblo en armas
d) Gradualmente todas las tareas de administración del estado se harán por todo el mundo de forma rotativa. “Cuando todo el mundo es burócrata por turnos, nadie es burócrata”
Los trabajadores no tiene que limitar sus luchas para que sean abaladas bajo un régimen de explotación, esto solo guiara a todos los trabajadores a la derrota. ¿Cómo pedir que el gobierno resuelva la pobreza cuando él la patrocina? ¿Cómo esperar que los diputados vean por los intereses de los trabajadores cuando ellos ya tienen otros intereses muy distintos a los nuestros? ¿Cómo pedir a la cúpula del ejército que defienda nuestras demandas? En el mejor de los casos estas ideas son utópicas, casi tirando a reaccionarias.
Nuestra tarea es romper el aparato estatal. El momento para esto lo marcara el acenso de la lucha de clases. Es cierto que ya hubo una gran oportunidad, cuando las masas estaban en las calles y habían perdido el miedo a la represión y estaban decididos a todo, si en ese momento el FNRP hubiera tenido una política correcta se hubiera podido tomar el poder.
Pero esta revolución no ha terminado, el proceso de reflujo que ahora vemos es normal, natural, la lucha se reiniciara y cuando las masas vuelvan a salir a las calles, tenemos que estar preparados para arrastrar a la mayoría tras la bandera de la lucha socialista. Esto solo se puede hacer como lo logro Lenin dentro de los Soviets (asambleas barriales y de fábrica que se formaron en la lucha revolucionaria en Rusia 1905-1917) explicando pacientemente.
¿En qué consiste esta táctica de explicar pacientemente? En que las masas, a partir de su experiencia, puedan sacar la conclusión que la lucha por el socialismo es la única alternativa. Los trabajadores, campesinos y amas de casa no aprenden de los libros sino de las experiencias. En nuestro país algunos de ellos ven que con el regreso de Mel las cosas se solucionarán. Este es un error. También creen que si regresa al gobierno, o alguna gente de los liberales en resistencia forma parte del gobierno, tal vez ellos podrán solucionar las condiciones brutales de vida, cosa que también es incorrecto.
No creemos que en una época en que la burguesía internacional y nacional está en un periodo de franco estancamiento económico se permita dar concesiones a los trabajadores. Hay periodos en donde el capitalismo esta en acenso económico y se puede permitir ciertas reformas económicas pero ahora esto es imposible, todo lo contrario, necesitan atacar las conquistas y niveles de vida de los trabajadores para seguir manteniendo sus ganancias.
Aquí no podemos confiar en que la buena voluntad de Mel o algún liberal van a lograr cambiar esto. El problema es como explicamos a los trabajadores las limitaciones del reformismo y la necesidad de avanzar en la lucha socialista. El reformismo y los reformistas al único lugar que pueden llevar a las masas es a un callejón sin salida.
O por ejemplo, hay otros que dicen que ha llegado el momento de darle la posibilidad par que los sectores progresistas de la burguesía nacional puedan desarrollar al país, en este tono el movimiento de masas se tiene que aliar a ella y apoyarla para que “desarrolle al país”. Si miramos atrás, nuestra historia, desde la Reforma Liberal que inició en 1876 la burguesía nacional dejó claro que no va a jugar un papel mínimamente progresista porque es fiel lacayo del imperialismo.
Así, para terminar con la explotación, miseria y atraso cultural tenemos que terminar con este sistema, nuestra estrategia para lograr esto es conquistar a las masas bajo la dirección de un partido revolucionario, todas las tácticas tiene que ir encaminadas a fortalecer el camino a la estrategia.
Las tácticas son variadas, dependen de las circunstancias concretas, el estado de ánimo de las masas, nuestra fuerza y capacidad de intervención, la fortaleza o debilidad del enemigo, etc.
Como lo hemos mencionado, las masas ahora no están en el momento más álgido de la lucha, no podemos sustituirle ni correr por delante de ellas, nuestras conclusiones (las de los activistas del FNRP o gente avanzada) no son las conclusiones del movimiento en general, nuestro principal trabajo es estar ahí donde están las masas, en los barrios, sindicatos, escuelas, en el campo y organizarlos en comités, estos serán fundamentales porque son las células no solo de la lucha sino de un poder que crece desde abajo.
Con respecto a las elecciones, para nosotros los socialistas no es un principio el participar en las elecciones. Por otro lado, es una oportunidad importante en donde las masas participan en política y podemos utilizarlas para dar a conocer el programa revolucionario y extender la organización de base.
Lenin decía que a menos que se tuviera la fuerza para boicotear las elecciones el deber de un revolucionario era participar en ellas con candidatos elegidos desde las bases de los sindicatos, o asambleas comprometidos con la causa de los explotados y con la tarea muy concreta de utilizar el parlamento para denunciar la explotación capitalista, llegar a más sectores y ensanchar la influencia socialista y en su caso boicotear cualquier medida que sea contra los intereses de los explotados.
Cualquier candidato del FNRP debería de utilizar de la misma forma el parlamento, no creemos que este resuelva nuestros problemas y en este sentido lo utilizamos para la causa revolucionaria.
“La táctica de los bolcheviques en la Duma (el parlamento) era utilizar esta cámara, principalmente como tribuna para denunciar y dejar al descubierto los crímenes de los terratenientes, los capitalistas y su régimen. Pero también era necesario dominar los enredos bizantinos de la burocracia parlamentaria para poder intervenir de una forma más efectiva.
“En general los bolcheviques no apoyaban cualquier propuesta que plantearan los liberales, ya que su deber era desenmascara a estos "amigos del pueblo". Sin embargo cuando se trataba de votar o no un proyecto de ley que incluyera medidas que podían beneficiar a los trabajadores, solo votaban aquellas partes del proyecto que significaban una verdadera mejora para los trabajadores, si no era así votaban en contra. Donde las medidas "progresistas" tenían un valor dudoso se abstenían.
“En la Duma, aparecían todo tipo de temas importantes que exigían una respuesta concreta por parte de los representantes parlamentarios de los trabajadores: los presupuestos del Estado, los derechos de los soldados, las subvenciones a la iglesia, las condiciones de los trabajadores, y, sobre todo, la cuestión de la tierra. Esto les daba oportunidades para desarrollar la agitación de masas y la propaganda. Lo que no se podía decir dentro de la Duma se decía fuera, en las publicaciones clandestinas del partido.
"La clave del uso revolucionario del parlamento era vincular en cada momento el trabajo de la fracción parlamentaria con el movimiento fuera del parlamento. Los diputados bolcheviques de la Duma mantenían estrechos contactos con los trabajadores fuera de la Duma, viajaban a las zonas obreras de toda Rusia, hablaban en las reuniones de fábrica, editaban panfletos y proclamas, presentaban una estrecha atención a los agravios de los trabajadores." ( Alan Woods, Bolchevismo el camino a la revolución, Fundación Federico Engels México, página 325)
En este mismo libro Alan Woods recalca cómo la burguesía ha perfeccionado durante un largo periodo de tiempo los mecanismos necesarios para sobornar, presionar y corromper a los representantes parlamentarios del proletariado. A menos que estos últimos estén imbuidos con la conciencia de clase y la comprensión teórica necesaria para permitirles ver a través de los trucos y maniobras del enemigo, inevitablemente sucumbirán a la presión y serán absorbidos en el pantano parlamentario de los comités, la burocracia y las cuestiones de procedimiento. No es necesariamente una cuestión de corrupción personal directa, de arribismo, sobornos, etc., aunque todas estas armas son utilizadas activamente para comprar a los dirigentes obreros. En el caso de los reformistas de derecha, muchos son parte de la clase media que tienen un estilo de vida y psicología más cercanos a la burguesía que a los trabajadores que pretenden representar. Y en el otro caso, incluso los reformistas de izquierdas más honestos y los trabajadores de fábrica consagrados y forjados en años de lucha, pueden caer rápidamente en la atmósfera enrarecida de este mundo artificial, y pueden alejarse de la realidad de la lucha de clases. El control de las bases es vital.
No se trata de ir de forma oportunista sobre los cargos, sino de utilizar los curules para hacer ver al pueblo las limitaciones de la “democracia” burguesa y terminar con la confianza que aun tengan las bases en los oportunistas y reformistas. El objetivo es dejar al descubierto el régimen burgués y su farsa parlamentaria ante toda la clase obrera y ayudar a sacar las conclusiones necesarias. Los diputados bolcheviques en la Duma lograron jugar el papel de verdaderos tribunos revolucionarios del pueblo, llevando el mensaje del partido a millones de personas, que de otra forma no tendrán acceso a las ideas socialistas. Es decir, que se trata de utilizar este escenario para la causa obrera.
De antemano sabemos perfectamente que el parlamento no será la panacea que resolverá los problemas de nuestro pueblo (sin que ello implique que no podamos obtener ciertas concesiones, que no serán lo fundamental) como explicamos, el propio carácter y organización del parlamento es para funcionar como garante de la burguesía, su herramienta, nuestro papel al intervenir en él es terminar con las ilusiones que aun tienen las masas, demostrar a través de la experiencia que la única forma de transformar sus condiciones de vida es a través de la participación directa en la escena política, y por ello la necesidad de mantener a la par la lucha en las calles.
Si es este el caso de los fines que persigue el Frente, deberíamos de participar de forma entusiasta, pero mucho nos lamentamos que no es así.
En última instancia esta táctica se tendría que definir a partir del estado de ánimo de las masas. Como lo dijimos anteriormente no nos podemos separa de ellas. Sí están dispuestas a participar tendríamos que ir bajo un programa revolucionario, con candidatos elegidos desde las bases, con el compromiso que su salario será entregado al FNRP y que este le devuelva lo correspondiente a un salario de obrero cualificado, etc.
Prepararnos para el verdadero objetivo
La dictadura se implantó para mantener el mismo régimen de explotación y perpetrar las ganancias de la oligarquía y el imperialismo. Todas las medidas que ha tomado este gobierno simplemente van encaminadas a ese objetivo, la burguesía tiene muy claro cómo utilizar sus piezas, cuando la democracia formal no le sirve para mantener su régimen pasa a utilizar el garrote militar y después trata de volver a una supuesta democracia para ser aceptada por la población.
Su objetivo fundamental es mantener su sistema económico que se basa en la explotación del hombre por el hombre, para lograr eso utiliza diferentes tipos de gobierno, según las circunstancias se las permita.
Nosotros no podemos caer en el juego que tiende la oligarquia, para nosotros el origen de todos los sufrimientos es el mantener la propiedad privada de las palancas fundamentales de la producción, la lógica del Estado es mantener esto y convertirse en un buen administrador de los bienes de la burguesía.
Necesariamente tenemos que ir más allá de esto, nuestros objetivos deberán de ser el solucionar las brutales condiciones de vida de los trabajadores, no renunciamos a luchar por reformas que puedan mejorar las condiciones de los trabajadores dentro del capitalismo, pero la única forma de perpetuar estas reformas y profundizarlas es bajo el socialismo.
Una economía planificada basada en las necesidades más acuciantes de las masas resolvería el retraso histórico que vive nuestro pueblo, pero para planificar algo primero se tiene que poseer, se tiene que nacionalizar los medios de comunicación, las tierras de los terratenientes, las grandes industrias de los golpistas, las grandes cadenas comerciales, la banca, etc. Todo esto tiene que ser administrado por un gobierno de los trabajadores, con las características que ya hemos comentado anteriormente.
Esto no es utópico, es una necesidad. Lo verdaderamente utópico es pensar que dentro del capitalismo podremos solucionar los problemas de los trabajadores, han pasado más de 100 años con una burguesía incapaz de hacer lo mínimo para forjar una vida digna para las masas.
Estas tareas democráticas nacionales que la burguesía nacional no ha podido solucionar la resolveremos nosotros los trabajadores, para eso nos tenemos que preparar, para tomar el poder en nuestras manos y resolver estos problemas y avanzar en la construcción de una sociedad socialista.
Necesitamos conformar una corriente a lo interno del FNRP que esté de acuerdo en luchar por el socialismo, coordinar un trabajo a nivel nacional de formación aclarando las dudas sobre toda la basura que se ha dicho acerca del marxismo, discutir sobre la degeneración de la URSS, la experiencia maravillosa de la revolución rusa, la necesidad de un partido revolucionario, etc.
Desde nuestro humilde punto de vista estas son las tareas más apremiantes en este momento.
La dictadura se implantó para mantener el mismo régimen de explotación y perpetrar las ganancias de la oligarquía y el imperialismo. Todas las medidas que ha tomado este gobierno simplemente van encaminadas a ese objetivo, la burguesía tiene muy claro cómo utilizar sus piezas, cuando la democracia formal no le sirve para mantener su régimen pasa a utilizar el garrote militar y después trata de volver a una supuesta democracia para ser aceptada por la población.
Su objetivo fundamental es mantener su sistema económico que se basa en la explotación del hombre por el hombre, para lograr eso utiliza diferentes tipos de gobierno, según las circunstancias se las permita.
Nosotros no podemos caer en el juego que tiende la oligarquia, para nosotros el origen de todos los sufrimientos es el mantener la propiedad privada de las palancas fundamentales de la producción, la lógica del Estado es mantener esto y convertirse en un buen administrador de los bienes de la burguesía.
Necesariamente tenemos que ir más allá de esto, nuestros objetivos deberán de ser el solucionar las brutales condiciones de vida de los trabajadores, no renunciamos a luchar por reformas que puedan mejorar las condiciones de los trabajadores dentro del capitalismo, pero la única forma de perpetuar estas reformas y profundizarlas es bajo el socialismo.
Una economía planificada basada en las necesidades más acuciantes de las masas resolvería el retraso histórico que vive nuestro pueblo, pero para planificar algo primero se tiene que poseer, se tiene que nacionalizar los medios de comunicación, las tierras de los terratenientes, las grandes industrias de los golpistas, las grandes cadenas comerciales, la banca, etc. Todo esto tiene que ser administrado por un gobierno de los trabajadores, con las características que ya hemos comentado anteriormente.
Esto no es utópico, es una necesidad. Lo verdaderamente utópico es pensar que dentro del capitalismo podremos solucionar los problemas de los trabajadores, han pasado más de 100 años con una burguesía incapaz de hacer lo mínimo para forjar una vida digna para las masas.
Estas tareas democráticas nacionales que la burguesía nacional no ha podido solucionar la resolveremos nosotros los trabajadores, para eso nos tenemos que preparar, para tomar el poder en nuestras manos y resolver estos problemas y avanzar en la construcción de una sociedad socialista.
Necesitamos conformar una corriente a lo interno del FNRP que esté de acuerdo en luchar por el socialismo, coordinar un trabajo a nivel nacional de formación aclarando las dudas sobre toda la basura que se ha dicho acerca del marxismo, discutir sobre la degeneración de la URSS, la experiencia maravillosa de la revolución rusa, la necesidad de un partido revolucionario, etc.
Desde nuestro humilde punto de vista estas son las tareas más apremiantes en este momento.
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