lunes, 9 de mayo de 2011

Argentina: Un debate abierto: la despenalización de la marihuana

El sábado pasado miles de argentinos se movilizaron en 22 provincias para expresar su apoyo a la despenalización de la marihuana.
Prensa de Frente 
MILES MARCHARON EN ARGENTINA A FAVOR 

El sábado pasado miles de argentinos se movilizaron en 22 provincias para expresar su apoyo a la despenalización de la marihuana. En Buenos Aires, la marcha fue de Plaza de Mayo al Congreso para pedir una ley que no castigue la tenencia de marihuana para consumo personal.A continuación presentamos dos artículos, dos visiones sobre el tema para aportar al debate.El primer artículo Por la legalización del consumo de drogas, de J.P. Loyola, plantea un acuerdo con la despenalización y nos propone debatir quiénes son los beneficiarios de que la marihuana sea ilegal. El segundo artículo, Que el humo no nos impida ver nos aporta una mirada sobre los intereses del imperalismo en que se despenalice la droga. Abierto el debate


Por la legalización del consumo de drogas

Por J.P. Loyola para Prensa De Frente- Si bien podríamos considerar que existen problemáticas sociales más urgentes y relevantes y que la despenalización de la tenencia y uso (“consumo” es una palabra que da por sentado su directa asociación con el mercado, cosa que considero simplifica y no agota el análisis) de drogas ilegales, la situación es bastante más compleja y está lejos de incumbir solamente a aquellxs que quieren drogarse sin joder a nadie.

Bajo la excusa de mantener el orden público, la intervención penal logró articular mecanismos de intolerancia selectiva, siendo los más perjudicados, como en tantas otras cosas, los pobres y/o marginales, generalmente jóvenes, o las mulas que deben someterse a las reglas del narcotráfico o los que tienen que vender drogas porque no pueden entrar al mercado formal. El uso de drogas ha sido definido por oposición a las actividades productivas, reguladas, normales, y aquellos a quienes el sistema expulsa y mantiene alejados de sus límites son los primeros a quienes el Estado persigue, controla y castiga. La prohibición de algunas drogas no es sino otra excusa más para mantener este orden de cosas.

Tanto esfuerzo puesto en perseguir a usuarios repercute en dos problemas más graves: no se desarticulan las redes de narcotráfico y no se trata con seriedad un sistema de salud que eduque, prevenga y disminuya el uso abusivo de sustancias. Se ocupa una cantidad ridícula de infraestructura, insumos, dinero, personal y tiempo en atacar el uso de drogas, aquello que según la Constitución (Art. 19) puede definirse como una acción privada que de ningún modo ofende al orden y a la moral pública, etc. Se ha establecido asimismo una confusión entre uso y uso abusivo de drogas, homogeneizando prácticas y sentidos, intentando hacer simple un fenómeno social que, por definición, no lo es. Esa mirada única fue condensada por los yanquis a mediados del siglo pasado y modela nuestras legislaciones y políticas públicas hasta el día de hoy. Si bien la historia no empezó allí, desde hace 50 años viene tomando mucha fuerza el imaginario usuario = enfermo/delincuente.

Intentaremos aquí rebatir y desandar algunas lecturas unilaterales, reduccionistas y, como vimos, funcionales a oscuros intereses, considerando fundamental dar y profundizar el debate, apoyándonos en aquellos que trabajan la temática desde distintos campos (desde la salud pública, la psicología y la psiquiatría, la criminalización, la seguridad y el derecho penal, desde la filosofía, el análisis del discurso, la pedagogía y la sociología, incluso hasta desde la antropología). Este es sin duda un tema muy serio y complejo, y que amerita ser muy bien analizado desde todos los ángulos y ser muy responsables porque en esto, como en otros temas de principal importancia, se va la vida.

Coincidiremos que la penalización del uso de drogas no es el camino, precisamente porque de la prohibición nacen todos los problemas y negocios asociados. Que con la legalización no se eliminaran los negocios está más que claro (¿y de qué manera que no sea aniquilando el capitalismo sería posible? Un ej.: California está pensando en legalizar la marihuana porque quiere cobrar los millones de dólares que se pierde porque hoy no paga impuestos), pero por lo menos dejará de perseguirse (o lo dificultará aunque sea) a un montón de personas que no le hacen mal a nadie (los despectivamente llamados “perejiles”, ¿perejiles para quién, para la yuta asesina y mega narcotraficante?), salvo a sí mismo cuanto mucho (depende cada caso por supuesto), y que en este mismo momento se están comiendo unos terribles garrones por la penalización del uso y tenencia. Desde ya coincidiremos que el uso terapéutico de la marihuana u otras drogas útiles para calmar o aliviar dolores asociados de problemas médicos debe estar despenalizado, y creo que nadie podría tener una posición en contrario.

Muchas voces plantean, desde miradas de izquierda o libertarias, que el uso de drogas se encuentra íntimamente asociado a un “anestesiamiento” del usuario. Me permito dudar si esa es la regla. Desde ya que podría coincidir con que el mal uso puede “anestesiar” las conciencias potencialmente revolucionarias y no tiene de por sí absolutamente nada de “alternativo” (¿cómo podría ser alternativo si hoy infinidad de gente hace uso de las drogas?) o “antisistémico”, pero no puedo dejar de observar algunos elementos asociados al uso de drogas que podrían ser parte de un pensamiento disruptivo o crítico: la desnaturalización de lo dado (primer paso hacia un pensamiento crítico, en este caso basado en el autoanálisis, o autoconciencia como decía Hegel), el descalabramiento y expansión de los sentidos (numerosos teóricos marxistas escribieron sobre la radicalidad de este aspecto, Merleau-Ponty probablemente sea uno de los más relevantes), la empatía con el otro, la dislocación y desnaturalización del tiempo (razonamiento que está presente en todas las revoluciones mundiales), entre otros aspectos. Con esto no estoy diciendo que este sea el camino , para nada, sólo digo que no podemos dar por sentado ninguna valoración unilateral sobre el uso de drogas. Una corroboración simple de esto es preguntar cuántos militantes del campo popular usan drogas (cualquier droga), y no creo que ningún/a militante se considere un/a "anestesiado/a"... Desde ya que ser militante no es garantía de nada, lo que estoy queriendo resaltar es que estoy convencido que resulta un grave error hacer una lectura unilateral del tipo: drogas = anestesiamiento = desmovilización, individualismo, insolidaridad, así como considero de suma importancia en tal sentido desmitificar que todo uso de drogas es problemático o peligroso. Este último es un discurso que no suma ya que no aborda el tema de frente: el uso y abuso de drogas existe, ¿qué hacemos con eso?

Por supuesto, está de más aclararlo supongo, lo que nos hará libre es la organización, la formación, la lucha en las calles, etc. Y en tal sentido (el de la formación) insisto, lo que hay que hacer es educar en el uso, no prohibirlo. No podemos subestimar a los usuarios, y en todo caso hay que darles toda la información necesaria, con los peligros que tiene el mal uso o abuso, cómo reducir daños asociados, etc. Si una persona quiere drogarse lo va a hacer, con o sin leyes. Y si no tiene acceso a un producto de calidad lo va a hacer con nafta, pegamento, bencina, pastillas o cuanta sustancia legal (o ilegal) pueda encontrar. Por eso, es esencial que conozcamos la peligrosidad de cada sustancia, legal o ilegal, y ahí veremos, entre otras cosas, que tanto el alcohol como el tabaco son causa de terribles enfermedades y hasta la muerte, cuando en el caso de la marihuana no es así.

Si hablamos de despenalización o legalización del uso y tenencia de drogas, no podemos omitir el terrible drama que provoca el mal uso de sustancias muy jodidas como las llamadas drogas baratas (paco, etc.), y ni hablar el alcohol (tan malo como las drogas baratas), y las actitudes asociadas de autodestrucción, individualismo, insensibilidad hacia el otro (incluso las propias familias), violencia, etc., principalmente en las barriadas pobres, pero no sólo en ellas. Podemos coincidir que el uso de drogas está siendo y ha sido utilizado como un mecanismo de control social. Desde ya que esto no es casualidad, ni el hecho que los más afectados sean jóvenes, el sector más “naturalmente” posible de rebelarse y que sufre en carne propia, quizá como ningún otro, los efectos del sistema y la violencia institucional de los que, oh casualidad, están atrás de todo este inmenso negocio: la policía. Podremos coincidir también que los efectos son de neutralización, si existe alguien que está pensando esto y actuando en las sombras como un Gran Hermano maligno, ya me parece algo más discutible (diremos algo más adelante). Lo que sí está claro son los efectos.

Más arriba plantee que referirse al uso de drogas como “consumo” era un error porque no agotaba el análisis. Anticipándome al contraargumento de que pensar en otra forma que no sea la de “consumo” es una ingenuidad, que todos estamos en el sistema capitalista y todo se mercantiliza, etc., debo decir que coincido en parte (no hay "afuera" del sistema, y eso anula la idea misma de "alternatividad"), pero también debo decir que me parece un argumento que, extremado, anula o sofoca todo intento o esfuerzo militante por construir algo "diferente". En un sistema total que todo lo absorbe y convierte en mercancía, ¿qué lugar queda para la práctica disruptiva, radical, revolucionaria, o como quiera llamársele? El sistema ha dado infinidad de ejemplos de “absorción” y “neutralización” de todo lo potencialmente radical, crítico, alternativo o revolucionario. Por tomar un caso, la historia del arte está plagada de ejemplos, pero no por eso dejamos de ver en ella un elemento radical, de crítica social, o como quiera llamárselo. Trasladando este argumento al tema que nos ocupa, no veo en la lucha por la despenalización una mera lucha por expandir el consumismo, para nada, creo que es una lucha por otras cosas mucho más profundas, como es el derecho (no me gusta hablar desde el aspecto jurídico, pero no encuentro otra palabra) a hacer lo que quiera con mi cuerpo y mi vida, y que nadie pueda perseguirme y castigarme por eso.

En este punto, y asociado a lo anterior, creo que hay una diferencia entre que algo este en manos de las mafias y los narcos o en manos del “capitalismo legal”. Este es un tema complejo, y que implica una discusión mayor sobre el tema de las fuerzas de seguridad (la principal mafia del país) y su asociación con determinados sectores políticos, con el narcotráfico nacional e internacional, así como sobre los límites, “contenciones”, avances, posibilidad de radicalización de demandas, etc. que implica lo estatal o institucional. Discusión que excede el presente texto, pero que me parece importante de debatir al interior de la militancia.

Muchxs ven en el autocultivo un camino importante para poder evitar tener que ir a comprar a lugares peligrosos, que ofrecen cosas más jodidas que la marihuana (si el transa vende marihuana, y de pronto tiene cocaína, y un día tiene paco, el que fue por una sustancia, tal vez luego pruebe otra, por ejemplo, aclarando que no hay corroboración científica de que un uso lleve al otro), para tener un producto sin tantas porquerías, etc. Esas voces plantean asimismo que la marihuana tiene efectos mucho menos nocivos, adictivos y peligrosos que otras drogas. Esto no quiere decir que sea inocua: lo que es seguro, es que es más dañino fumar el prensado del mercado negro que lo que provenga de un autocultivo. Pero claramente no es comparable una planta cuyo uso es milenario con el residuo de la cocina de cocaína transformado en una piedra con vidrio molido y anfetaminas. Si bien entiendo que el autocultivo es un aspecto acertado y que puede colaborar en mucho, también entiendo que está lejos de ser la solución final, mucho más considerando la violenta penetración que tuvieron las llamadas drogas baratas (paco, etc.) en los últimos años, o los estragos que provoca el alcohol, o incluso otras adicciones como el juego.

Otro debate asociado a la despenalización o legalización del uso de drogas es la posible “utilización” política de la cuestión, tema que me parece que es algo que nos excede, que resulta imposible de evitar, y que no puede incidir al momento de una eventual evaluación de si consideramos que una medida puede o no ser favorable para los sectores populares (y no populares), por más que el que quiera subirse al carro sea Soros o Cristina (y ni hablar Aníbal Fernández, de cuya “legitimidad” para hablar del tema supongo no hace falta decir nada). Esto no quiere decir que me estoy poniendo del lado de los victimarios, pero así como Soros y Vargas Llosa pueden estar del lado de la despenalización, no puedo dejar de resaltar que por caso Lilita Carrió es una de las que se opone a la misma. Me parece que la idea de ver quién esta de un lado para ponerme del otro no se aplica aquí, lo que suma, y creo es lo que intentamos hacer acá, es la discusión colectiva, el escucharnos unos a otros, compartir experiencias y posiciones, y ver cómo podemos abordar entre todos un tema tan complejo y sobre el cual lo peor que podemos hacer es quedarnos indiferentes como colectivo militante. Y tenemos que tener muy en cuenta en el debate que la retrógrada Ley de Drogas vigente perjudica principalmente a la juventud pobre, como el pibe que torturaron en Mendoza, preso por tener siete plantas de marihuana, y tantos otros pibes que en estos momentos están sufriendo situaciones terribles en cárceles y comisarías de todo el país. Esconder el problema abajo de la alfombra no es la solución, mucho menos cuando tenemos tantxs compañerxs, familiares, vecinxs y amigxs que han sufrido esa violencia institucional, o que la están pasando mal por el tema adicciones.

Sin duda en este punto se abre una discusión asociada a todo lo anterior, y que debemos dar en paralelo: ¿quiénes son los beneficiados con el uso de drogas? En este aspecto, y a modo de breve comentario sobre un tema que ameritaría escribir páginas enteras, debemos destacar el rol que juegan y las millonarias ganancias de las fuerzas de seguridad y los sectores políticos asociados a ellas, así como los empresarios de la salud que hacen tratamientos donde llenan a los pibes de pastillas (eso sí, legales), todos ellos financiados por el Estado. Asimismo no hay que olvidarse que a las víctimas de la irracional y oscurantista “guerra contra las drogas” las pone el pueblo, y sólo beneficia al complejo militar yanqui, a los vendedores de armas, a los aparatos de seguridad y agencias como la DEA y sus socios locales, que manejan incluso secretarías que deberían dedicarse a combatir el narcotráfico. Tal como están las cosas, oponerse a este reclamo sólo beneficia a la policía y sus transas, y al aparato político y judicial que se beneficia con ellos. Todas esos son los temas de fondo y de donde nace todo el problema, pero mientras tanto eso siga vigente no podemos ser indiferentes al sufrimiento de miles de usuarios perseguidos, procesados y condenados por hacer lo que quieren con su cuerpo.

A modo de hipótesis respecto a lo anterior, no puedo dejar de destacar que el consumismo, es decir el sistema, se monta sobre todo aquello que provoca algún deseo (cuando no lo crea el mismo). En este caso es muy claro: las sustancias siempre existieron y los usuarios también. Negar esto sería un profundo error político. La cuestión es qué hacer con eso que existe. Entonces me pregunto, ¿no peleamos acaso, entre otras cosas, por más derechos para todos? Luego (o mejor dicho, en paralelo) vemos cómo “enseñamos” que más libertad supone mayor responsabilidad. Si el imperialismo quiere legalizar y después me va a saca una publicidad del mejor porro del mundo, ¿qué me importa?, ¿acaso salgo a comprar todos los celulares, los shampúes y los productos de limpieza que me ofrece?

Para terminar copio un párrafo de una declaración de Martín Hourest (Legislador de la Ciudad de Bs As) de la época en que se votó la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, y que me parece pertinente:

"Por suerte explotaron las reivindicaciones. Trabajadores, gays, sin techo, hacinados, expulsados de los derechos y del derecho a reclamar. Asumamos la complejidad de la vida y nuestras vidas. No hay que usar el hambre para negar las formas de amar, ni las formas de amar para negar las desigualdades. Seremos siempre incompletos, complejos y contradictorios. No seamos cómplices de distribuir sufrimientos."

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Que el humo no nos impida ver

Por Sergio Barrera para Prensa De Frente.- La tercera Marcha Mundial de la Marihuana instala entre nosotros un tema que desde la izquierda nos cuesta abordar. No es un tema nuevo, pero la realidad hace que nos estalle en la cara. No se escuchan voces contrarias al consumo de la marihuana desde la militancia popular, "no hay que ser careta", "no es cool", hay que estar a tono con "los nuevos tiempos", "es parte de la lucha democrática por ser los dueños de nuestros cuerpos y nuestra libertad", etc. Lo que sobra es oportunismo político y demagogia y así vemos como distintos diputados de diversas extracciones políticas, organizaciones de izquierda e incluso organismos del gobierno (INADI) acompañan una política planteando el consumo como una cuestión privada.

Aquí lo privado y el individualismo se confunden y se hace todo lo posible para mantener la confusión.
Como en todas las cosas se hace un recorte interesado; por ejemplo se pone el acento en la libertad de consumir y dejar a los narcos sin clientes. Pero nada se dice de la política que tiene el imperialismo a favor de la legalización mundial de la marihuana.
En hora buena que se abra el debate, esto nos permite pensar, reflexionar y no comprar ningún paquete cerrado.
Para ir pensando tiro algunas ideas a título personal y producto de una amarga experiencia.


En primer lugar vamos a despejar algunas cuestiones que son utilizadas, a mi modo de ver, como Caballo de Troya, para introducir una política nefasta para los sectores populares y para la sociedad en general.
Debemos estar totalmente en contra de la penalización del consumo de marihuana. Tenemos que pronunciarnos categóricamente contra la criminalización del consumidor, su procesamiento y encarcelamiento.

También, debemos estar a favor que los enfermos terminales-es decir los que se están muriendo, y por los dolores de sus enfermedades, deben estar anestesiados - con marihuana o con lo que sea, y que puedan ser recetados si sus médicos así lo recomiendan.
Ahora, también tenemos que ver y aceptar cómo se manifiesta ese mismo anestesiamiento en el que no está enfermo. No puede ser que sirva para un argumento y no para el otro.

Pero, si vamos a hablar de la legalización del consumo de marihuana, ya nos metemos en un terreno muy complejo, que debemos problematizar, abordar leyendo, estudiando, escuchando testimonios de familiares de adictos y de los propios adictos en recuperación o recuperados, consultando a especialistas en adicciones, etc. Ya que una medida así podría incorporar a cientos de miles en el consumo, sería un salto en cantidad que se transformaría en calidad, pues cambiaría la predisposición de muchos que hoy no consumen porque está prohibido.

La burguesía quiere una parte del negocio

En octubre del 2010, George Soros *(1), donó 1 millón de dólares para la campaña mundial por la legalización de la marihuana. ¿A qué se debe el impulso samaritano de uno de los máximos financistas capitalistas del mundo?

¿Porqué desde los propios países centrales se está impulsando decididamente la legalización de la marihuana?¿Por eso se conformó una comisión con ex-presidentes de México (Zedillo y Fox), Colombia (Gaibiria) y Brasil (Cardoso), más Vargas Llosa, todos de centro-derecha para girar por el mundo auspiciando la legalización?*(2)
En la última conferencia de esta comisión, realizada en Río de Janeiro, en la mesa también estaba el empresario Richard Branson, de Virgin Group con más de 300 empresas de marca en todo el mundo, empleando aproximadamente a 50.000 personas, en 30 países. Virgin Group tuvo ingresos en 2009 que superaron los 18 billones de dólares.

Sólo los cárteles mexicanos obtienen ingresos en alrededor de 20 mil millones de dólares y emplean a más 450 mil trabajadores, entre productores, transportistas, distribuidores, vendedores y, por supuesto, personal armado. The Wall Street Journal señala que un alto funcionario del que no da su nombre dijo que “en términos económicos, no hay ningún argumento o solución, salvo la legalización, al menos de la marihuana”.*(3)

FOX, dijo: “una vez que se apruebe el consumo” se dará el “paso delante para decirle al campesino: ‘ya puede cultivar legalmente la marihuana y la puedes exportar’”.
Así mismo, dijo que el consumo debe estar en manos del consumidor, y si éste “se quiere afectar su salud, pues qué le vamos hacer”.*(4)


Es interesante ver a estos sectores burgueses y sus sirvientes estar preocupados por la legalización de la marihuana. Por supuesto que incorporan el argumento de acabar con el narcotráfico.

¿Es un problema que también lo hagan los gobiernos que se llaman "progresistas" y "nacionales y populares"? ¿Por qué el kirchnerismo lo utilizó como política central para atrapar el voto joven, de casi 3 millones de nuevos votantes? ¿Tiene algo que ver esto con la construcción de hegemonía a cualquier precio ?

Un pueblo y una juventud "anestesiada"

¿Por qué ahora el sistema capitalista, quiere la legalización?
El capitalismo es así. Todo se puede convertir en mercancía, nada se salva de su poder. Y es evidente que un sector de la burguesía está pensando en quedarse con una parte del multimillonario negocio que controlan los narcos.
Si hay mercancía, ¡Que pase por el mercado!.
Mientras paguen impuestos, ¡¡¡que exporten!!!. No importan los efectos colaterales…incluso hay algunos efectos que pueden convenir al sistema.

Los costos humanos?: son efectos colaterales secundarios, si permiten capitalizar el consumo y además logra la cuota de control social indispensable para que la rueda siga girando.
¿Por qué control social?
Aquí es más compleja la cosa, tendríamos que hablar de efectos, de complicidades y de quiénes intervienen en la comercialización. Y no son sólo los narcos, es ingenuo o de mala leche pensar que todo se termina con los narcos, es una trama en la que de alguna manera están implicados el poder político, el judicial y el de las fuerzas de seguridad.
Las formas de vida que ofrece este sistema para las grandes mayorías no hace otra cosa que alimentar las presiones y traumas, la crisis de no poder ser, de las frustraciones, de la enajenación que nos provoca la explotación y muchísimos males que padecemos, imposibles de enumerar en este espacio.
Pero la solución nunca será individual, de nada sirve evadirnos y anestesiarnos, porque los problemas siempre estarán allí y se profundizarán. La solución será social y colectiva, o no será.
El control social, se logra con la naturalización del consumo en primer lugar, después “liberando zonas”, para que actúen estas fuerzas que son enemigas de la construcción de cualquier forma de poder popular, autónomo e independiente.
Lamentablemente hay una parte de la población, principalmente de jóvenes - única posibilidad de cambio social - que quedan "enredados" en esa compleja trama.

La tragedia familiar

Creo que hay que empezar a hacerse estas preguntas, porque el problema ya está instalado entre nosotros. En todos lados, no respeta clase social, pero es en las barriadas más pobres dónde el tema de la droga ya es un drama.
Y estos sectores nos miran e interpelan.
Y miran al Estado y en este caso, como en muchos otros, está ausente: donde miles de familias deambulan buscando lugares para poder tratar a los quedaron atrapados y quieren salir. O lo que es peor, les dicen que si es para consumo personal y si es puertas adentro, "no problem".
Mientras tanto, la droga enfrenta hermanos con hermanos, padres con hijos, parejas, matrimonios, lesionando las tramas afectivas. Destruyendo hogares.
Dónde entran las drogas, no podemos construir nada duradero, no hay posibilidad de construir subjetividad revolucionaria, sólo nos acercan a lo más animal del ser humano.

Estuve 4 años en una comunidad terapéutica, peleando por la recuperación de mi hijo, y allí vi que el 80% de los que están en tratamiento son de los sectores más pobres.
Hay muchos temas que nos superan, y este evidentemente es uno de ellos.
Pero la cuestión es qué les decimos a las familias y a los jóvenes con los que queremos construir una sociedad distinta.

No todo el que empieza consumiendo marihuana, termina consumiendo cocaína o paco, eso es verdad. Pero el 100 % que consume cocaína o paco, empezó con la marihuana, y esto no es un dato menor a la hora de pedir alegremente por la legalidad del consumo de marihuana.¿Quién está capacitado para controlar hasta dónde sí y hasta dónde no? ¿Qué le decimos a los chicos y preadolescentes, que buscan una orientación?
El tema es que la legalización en el sistema capitalista, esconde la profundización del consumo y abre las puertas, como siempre a la voracidad sin límites de los capitalistas para obtener ganancias a cualquier precio. Creer que eso se para plantando en macetas, es otra manifestación de ingenuo autonomismo.
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Libres de toda cadena

Debemos preguntarnos quiénes, desde el poder, quieren legalizar las drogas, y con qué intereses.
Es verdad que también existe un sector de la burguesía que quiere que la marihuana siga prohibida, porque lo prohibido tiene un atractivo difícil de combatir. Así fue siempre, desde las épocas más remotas.
Y esto puede confundir a muchos compañeros, que luchan todos los días contra las distintas manifestaciones de este sistema, que luchan por el cambio social, y que creen que de esta manera son alternativos y antisistémicos, siendo en realidad funcionales a los que se pretende combatir.
Tenemos que trabajar para ser libres de verdad, de toda mercancía que nos ate a una adicción, cualquiera ella sea.
Tenemos que poder pensar con claridad, los problemas son muchos y muy complejos y tenemos que pelear por una vida que merezca ser vivida, que en la medida de lo posible prefigure la sociedad en la que queremos vivir en el futuro. Sin adicciones, sin ser esclavos de ninguna sustancia.
Verdaderamente libres, para abocarnos a lo importante, que es la construcción de una sociedad distinta, que respete la vida, por sobre todas las cosas.

Sergio B

*(1) http://www.clarin.com/mundo/Soros-dolares-campana-legalizar-marihuana_0_360564182.html ; http://www.infobae.com/notas/543693-Soros-dona-un-millon-de-dolares-para-legalizar-marihuana.html

*(2) http://www.aporrea.org/internacionales/a73141.html

* (3) http://www.lamarihuana.com/noticias/eeuu-y-mexico-cobra-fuerza-la-propuesta-de-legalizar-la-marihuana/

* (4) http://www.wradio.com.co/nota.aspx?id=1376696

http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/a/2011/05/08/p6452

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