La boda de la "realeza" británica, la beatificación del Papá "bueno" y ahora el presunto asesinato de Ben Laden, recuerdan mucho al pan y circo de los romanos, para mantener las masas a raya.
Daniel Córdova
Las dos caras de una misma moneda de odio e irracionalidad.
La noticia dada a conocer entre gallos y media noche, de que las tropas mercenarias norteamericanas han asesinado al número uno de Al Qaeda, Osama Ben Laden, abre la compuerta para muchas interpretaciones. En verdad, que en estos días los amos del Mundo, que es lo mismo que decir los amos de la prensa, han hecho un pomposo despliegue que no sólo mueve a la desconfianza, sino que hace suponer que la sucesión de “magnos” eventos presentados en seguidilla en estas fechas, aunque no guarden conexión aparente, forman parte de un menú “noticioso” delicadamente bien seleccionado, para mantener a las masas adormecidas con buen pan y abundante circo, durante el tiempo que haga falta.
Esta estrategia ha sido estudiada extensamente por intelectuales de la talla de Chomsky, Ramonet, Serrano y Alba, entre otros. Todos ellos coinciden en señalar que mientras más espectaculares sean los hechos presentados en su aparentemente inofensivo envoltorio informativo, mayor veneno contienen, tanto en el fondo como en la forma en que nos llegan.
¿Será casual que la macro-red de televisoras, radios, periódicos, páginas web de todo el Planeta le dedicara tanto tiempo, tinta, espacio y video, a la cobertura -minuto a minuto- del bodrio de la boda imperial de la “realeza británica”?. Con una opulenta y opípara ceremonia se nos recuerda en pleno siglo XXI cómo los países más “avanzados” de la vieja Europa siguen creyendo en el absolutismo monárquico.
Nos ha quedado claro también que la valoración que dan a estas fastuosas celebraciones y su descomunal proyección mundial, van mucho más allá de lo banal; lo cierto es que con esta boda real, lo que realmente quieren vendernos es el símbolo de la nobleza como algo válido y que debemos aceptar; es decir se trata de la naturalización de la violencia subyacente en el odioso esquema, según le cual debe existir una casta de hombres uncidos por un mandato divino, para pastorear, sacrificar y explotar a su antojo al resto del rebaño, por los siglos de los siglos, porque esa es la voluntad de Dios.
No se trata simplemente de un acontecimiento del mundo del fashion y el espectáculo, o pasto fresco para llamada prensa rosa y/o amarilla; constituye un argumento central de sus estructuras de poder hegemónico. Por eso mismo las cadenas noticiosas, supuestamente, serias como CNN Internacional y los principales periódicos europeos dedicaron íntegramente sus espacios a la cobertura de semejante bodrio. Como nos enseñaron en las escuelas de Periodismo -bueno hasta hace algunos años lo hacían- se trata de la vieja fórmula del periodismo amarillista, fundado por el tristemente célebre William Randolph Hearst: No importa si el hecho noticiable es realmente noticia o no. Lo que sí importa y mucho es vender a toda costa, entonces fuerzan el hecho noticiable al rango de noticia principal, para –además de ganar mucho dinero- posicionar las ideas de la clase dominante como las únicas ideas posibles, la falsa conciencia de la burguesía que tanto estudió el insigne Ludovico Silva.
¿Dónde quedan la democracia y la participación ciudadana?, para no hablar de tres palabritas tan hermosas, pero nunca como ahora tan huecas y vaciadas de sentido, como: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Ahora bien, si semejante despilfarro de recursos en una Europa, agobiada por la crisis económica, el desempleo abiertro y un endeudamiento casi inmanejable, (que, para variar, se le está cargando a los más pendejos), nos luce absurdo; genera por lo menos suspicacia que justo después de semejante descaro, nos hayan ofrecido en vivo y en directo todos los detalles de la beatificación del Papa “bueno” Juan Pablo Segundo, elevado a la jerarquía de Santo, por supuesto gracias a la diligente gestión de la sacrosanta y encumbrada Iglesia Apostólica, Católica y Romana y su cohorte cardenalicia de santos varones y pastores pedófilos.
Los escándalos que rodearon la asunción del papado de Karol Wojtyla, aún no han sido aclarados, mucho menos se tomaron en serio las investigaciones de David Yallop, en su célebre libro “En el nombre de Dios”, texto genial donde se arrojaban pistas bien explícitas acerca de las barbaridades, la lascivia y la codicia que se enseñorean en las sórdidas cúpulas de la sacrosanta Madre Iglesia. Tampoco se sabe con exactitud cómo fue que el Papa viajero, solapó y acogió en su seno protector a un personaje tan sórdido y repugnante como Marcial Maciel. ¿Y eso qué importa, la gente quiere circo y hay que dárselo?, sigamos la farsa, mientras se pueda.
Y ahora, así de repente, pum… la bomba noticiosa que ha opacado a todas las demás. Estados Unidos, de boca de su presidente Barack Obama anuncia orgulloso, como en busca de la gloria perdida, que la gran patria de las libertades ha asesinado a Ben Laden, para enarbolarlo como la gran victoria de una política exterior criminal, terrorista, genocida y cínica, que ha costado la vida de millones de inocentes, buena parte de ellos, mujeres, ancianos y niños.
A estas alturas, 10 años después de la invasión de Irak y Afganistán, no se sabe que pasó realmente con las Torres Gemelas, ni de quién fue la verdadera autoría de un hecho tan macabro, pero ¿cómo creerle “tantito así” a una Administración llena de crápulas que han mentido en forma tan descarada con aquello de las armas de destrucción masiva y los supuestos vínculos de Sadam Huseín con Al Qaeda? Y qúe decir del ofrecimiento de Obama, aún incumplido de desaparecer el oprobio de Guantánamo y retirar las tropas de Irak. El premio Nóbel de la Paz, mantiene tropas norteamericanas en el país babilónico y además no sólo ha recrudecido los ataques contra Afganistán, sino que tiene sus manos bien metidas en la invasión a Libia y en la desestabilización en Costa de Marfil.
No sé porqué, o más bien precisamente porque sí sé, esto me huele mucho a farsa y montaje, a más pan y más circo para seguir justificando lo injustificable. Si realmente han matado a Ben Laden y si realmente él fue el responsable del 11-S de 2001, se me vienen a la mente las siguientes preguntas: ¿Para matar un solo hombre era necesario asesinar más de 1.500.000 iraquíes?, ¿Para vengar los ataques de las Twins Towers había que invadir dos países y sumirlos en la peor calamidad de su historia? Obama y Osama dos extremos de una misma porquería que se tocan, diferenciados sólo por una letra. ¿La opinión pública internacional se seguirá tragando las burdas patrañas del Gran Aparato de Propaganda Imperial?, una buena pregunta para pensar, reflexionar y tomar conciencia si es que antes no destruyen el Planeta a bombazos.
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