sábado, 22 de octubre de 2011

Los indignados de México: Encuentro nacional de reflexión y actuación por la situación de emergencia que se vive



Hemos entendido que las teorías de guerra contra el narco, contra la delincuencia organizada, contra el crimen, o guerra entre narcos o criminales, es parte de una retórica justificatoria de lo que en realidad observamos como una guerra contra el pueblo.
Compañeros y compañeras que a lo largo del país luchan por la paz con justicia y dignidad:
  
Reciban un fraternal saludo de parte del Frente Plural Ciudadano de Ciudad Juárez. Desde esta vulnerada ciudad queremos decirles que felicitamos la iniciativa de realizar esteENCUENTRO NACIONAL PARA REFLEXIONAR Y ACTUAR SOBRE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA QUE VIVE NUESTRA PATRIA.
 
  Desde que el FPC se conformó como un espacio de lucha en contra de la militarización y la violencia que se opero en nuestra ciudad, nunca dejamos de alertar sobre el hecho de que estábamos ante una estrategia de guerra del Estado contra el pueblo, bajo la responsabilidad criminal del gobierno de Felipe Calderón. Situación de guerra que se generalizaría a todo el país y que por lo tanto nos encontrábamos ante un estado de emergencia nacional que merecía una respuesta nacional organizada para detener la barbarie programada. Así mismo denunciamos los fundamentos de dicha estrategia de guerra en la crisis global del capitalismo, el intervencionismo imperial de Estados Unidos en México, principalmente a través de la llamada Iniciativa Mérida y la evidente corrupción del Estado mexicano.
 
  Con la idea general de cuajar un movimiento nacional que se opusiera firmemente, sin ambigüedades, pero sin sectarismos, a la estrategia del gobierno; lanzamos propuestas y participamos leal y fraternalmente en el movimiento amplio por la paz y contra la guerra, sin concederle a nadie, ni a nosotr@s mism@s, una dirección antidemocrática.
 
 
Las necesidades de la lucha nos llevaron a complementar nuestras protestas locales contra la militarización y la violencia, con una participación cada vez más activa en el movimiento nacional: organizamos el Foro Internacional Contra la Militarización y la Violencia y nos sumamos a la organización de las Jornadas Camino a la Justicia en Ciudad Juárez; nos sumamos a la Marcha Nacional del 6 de abril en solidaridad con Javier Sicilia; apoyamos el plantón de la familia Reyes Salazar en exigencia de justicia en la Ciudad de México, participamos en el Encuentro de Jóvenes en Emergencia Nacional en Cuernavaca, Morelos, y nos sumamos a los trabajos del Pacto Nacional Ciudadano que culminó el 10 de junio en Ciudad Juárez, participamos e impulsamos foros sobre la militarización en Monterrey, Morelia, Puebla y el DF. También nos sumamos a la iniciativa de las Kaminatas contra la Muerte, la Campaña No + Sangre y el Movimiento de los Indignad@s Mexican@s. En este momento convocamos junto con otras organizaciones al Encuentro Nacional por la Desmilitarización Inmediata que se realizará los próximos días 11, 12 y 13 de octubre en la Ciudad de México.
 
 
Con la misma idea de avanzar hacia un frente de lucha nacional (de ser posible internacional)  que pueda oponerse a la estrategia de guerra del gobierno de Calderón y sus socios imperialistas, queremos participar también en este ENCUENTRO, porque pensamos que coincidimos en los objetivos profundos consistentes en parar la ola de violencia social y homicida que se cierne sobre nuestro pueblo, así como el avance del estado criminal que mediante la militarización y paramilitarización instaura de facto un régimen de excepción a todas luces injusto, ilegal e ilegítimo.

Ya que aquí nos convocamos fraternalmente a reflexionar y a actuar, queremos compartir ocho puntos que consideramos delicados, basados en nuestra reciente experiencia de lucha, que esperamos puedan servir al movimiento.
 
 
Primero, hemos entendido que las teorías de guerra contra el narco, contra la delincuencia organizada, contra el crimen, o guerra entre narcos o criminales, es parte de una retórica justificatoria de lo que en realidad observamos como una guerra contra el pueblo. Una estrategia impulsada por los gobiernos de México y Estados Unidos que incluye la limpieza social, la precarización de la vida, el ataque a las mujeres y los jóvenes, la criminalización de la protesta social, el avance hacia el estado de excepción, el terrorismo de Estado, la militarización y la paramilitarización. Una clara visión del gran problema que enfrentamos es necesaria para comprender la gran tarea que tenemos. Una estrategia de Estado, una estrategia de guerra, sólo es posible detenerla con un amplio movimiento nacional, arropado con la solidaridad internacional, plural, masivo, fuerte, pero sobre todo coherente. 
 
Segundo, un movimiento nacional debe ser muy amplio y respetuoso de las diferentes formas de pensar, no puede basarse en la unidad ideológica, pero por lo mismo tiene que establecer un pacto general muy claro de lucha por la paz, la justicia y contra la estrategia de guerra del gobierno, debe admitir a todo aquel movimiento o persona que acepte y respete este pacto y por lo mismo distinguirse claramente de un movimiento de blanco que aprovechándose de los efectos de la violencia en realidad apoya la estrategia de guerra del gobierno.
 
 
Tercero, creemos que la lucha contra la estrategia de guerra del gobierno, debe ser política y pacífica. Política, porque el problema de la violencia tal como la estamos padeciendo no se resuelve con expertos, aunque muchos de estos expertos sean compañer@s valios@s y finalmente también necesitemos de su conocimiento, sino que debemos apelar a convocar masivamente al pueblo a manifestarse y participar políticamente en las plazas, en los trabajos y en las escuelas, para que en ejercicio de sus derechos democráticos, sea el pueblo de México quien transforme los rumbos del país.
 
Cuarto, un movimiento amplio por la paz, la justicia y contra la estrategia de guerra del gobierno, no puede basarse en una dirección vertical de tipo religioso o ideológico dogmático. Reconocemos el derecho que tiene cualquier agrupación o persona que participa en el movimiento a profesar una religión, tener sus dogmas y guiarse por ellos, también reconocemos los aportes que grupos religiosos o ideológicos han hecho al amplio movimiento por la paz y la justicia. Pero la dirección de un movimiento amplio, tiene que basarse en la mejor estrategia política, además de ser laico y democrático. De lo contrario sólo llegaremos a empantanarnos y desconocernos. Esto solamente puede lograrse si tenemos bien clara la plataforma de acuerdos sobre los que vamos a actuar, por lo tanto en el amplio movimiento tiene que privar un escrupuloso cumplimiento de acuerdos (sobre todo en la estrategia política general) y priorizar las asambleas, las consultas y los consensos.
 
Quinto, no creemos que un movimiento amplio por la paz, la justicia y contra la estrategia de guerra del gobierno, se pueda reducir a la lucha de un solo sector, por emblemático que este sea, como es el movimiento de víctimas. Tampoco pensamos que el movimiento de las víctimas se pueda soslayar. La estrategia de guerra afecta a las mayorías, principalmente a l@s más pobres y tod@s nosotr@s, en todo caso podemos considerarnos víctimas.
 
Sexto, no creemos que un movimiento amplio por la paz, la justicia y contra la estrategia de guerra del gobierno, encuentre algún avance al sentarse a dialogar con un gobierno que es el principal promotor de la violencia, que desprecia y ataca al movimiento, que se encuentra por fuera del estado de derecho, violentando las leyes y la constitución y no garantiza la vida democrática del país. Un gobierno que esta señalado en tribunales internacionales como procreador de crimen, promueve el intervencionismo extranjero y pretende privatizar las riquezas del país. Un gobierno que jamás a dado muestras de cambiar su estrategia de guerra y que se endurece ante los extravíos del movimiento. A un gobierno así, no se le debe dar tregua política, mientras la lógica de la guerra avanza en la vida civil, los soldados continúan en la calle y las policías se militarizan.    
 
 
Séptimo, estamos convencidos de que la militarización y la paramilitarización es la parte material de la estrategia de guerra del gobierno, la que ejerce y posibilita la violencia directa, produce represión, miedo, desmovilización social y extiende la violencia homicida por el país como ya se ha confirmado por recientes estudios. El amplio movimiento por la paz, la justicia y contra la estrategia de guerra del gobierno, no puede olvidar, soslayar, posponer o negociar una lucha clara y frontal contra la militarización y la paramilitarización. Nosotros creemos que la exigencia número uno de la segunda mesa abarcada por el Pacto Nacional Ciudadano firmado el pasado 10 de junio en Ciudad Juárez, es clara y generosa: “Exigimos el fin inmediato de la estrategia de guerra, la desmilitarización de la policía y el regreso del ejército a los cuarteles y el retiro del fuero militar”.
 
Octavo, creemos que el cenit de la gestación de un movimiento amplio por la paz, la justicia y contra la estrategia de guerra del gobierno, fue la creación del Pacto Nacional Ciudadano firmado el pasado 10 de junio en Ciudad Juárez. Un ejercicio verdaderamente democrático que arrojó un texto humilde en su redacción, pero generoso en su sentido claro de indignación y razón. Creemos que debemos continuar reflexionando y accionando desde ese documento en donde se contienen las más sentidas demandas del movimiento, como son: el fin de la estrategia de guerra y la desmilitarización; justicia y reparación de daños para las víctimas; no a la ley nacional de seguridad; el fin de la Iniciativa Mérida; no a la reforma laboral y juicio político a Felipe Calderón.
FRENTE PLURAL CIUDADANO y CENTRO DE PASTORAL OBRERA

Ciudad Juárez, 20/10/2011

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