Cientos de estudiantes chilenos intentaban marchar este jueves por el centro de Santiago, controlados por la policía, en la última protesta de 2011, al cierre de un año marcado por el reclamo por una educación pública gratuita y de calidad, que proseguirá en 2012.
Unos 500 estudiantes se reunieron cerca del mediodía en la céntrica Plaza Italia, acogiendo un llamado para marchar por última vez en el año, pero al poco tiempo la policía disolvió la manifestación con chorros de agua y gas, y detuvo a una decena de estudiantes, entre ellos uno vestido de Santa Claus.
Paralelamente estudiantes desocuparon el Liceo Darío Salas de Santiago, uno de los pocos colegios que permaneció tomado por sus estudiantes durante más de seis meses como medida de presión.
Ya el miércoles los estudiantes decidieron salir de manera pacífica de dos emblemáticas sedes estudiantiles: la Casa Central de la Universidad de Chile, la más importante del país, y el Instituto Nacional, uno de los colegios públicos más antiguos, ocupados ambos por más de seis meses.
Mientras una veintena de estudiantes salían de la sede de la Universidad de Chile otros llegaban para efectuar labores de limpieza y borrar los miles de rayados que se hicieron en sus paredes.
Unos 500 estudiantes se reunieron cerca del mediodía en la céntrica Plaza Italia, acogiendo un llamado para marchar por última vez en el año, pero al poco tiempo la policía disolvió la manifestación con chorros de agua y gas, y detuvo a una decena de estudiantes, entre ellos uno vestido de Santa Claus.
Paralelamente estudiantes desocuparon el Liceo Darío Salas de Santiago, uno de los pocos colegios que permaneció tomado por sus estudiantes durante más de seis meses como medida de presión.
Ya el miércoles los estudiantes decidieron salir de manera pacífica de dos emblemáticas sedes estudiantiles: la Casa Central de la Universidad de Chile, la más importante del país, y el Instituto Nacional, uno de los colegios públicos más antiguos, ocupados ambos por más de seis meses.
Mientras una veintena de estudiantes salían de la sede de la Universidad de Chile otros llegaban para efectuar labores de limpieza y borrar los miles de rayados que se hicieron en sus paredes.
Ocho meses de protestas
Los estudiantes chilenos cerraban así un año marcado por ocho meses de protestas para exigir el fin del sistema educativo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, y que ante la falta de respuesta del gobierno del presidente Sebastián Piñera, continuará en 2012.
"El movimiento estudiantil continúa el próximo año, porque los motivos por los que nos hemos movilizado no están resueltos", señaló este jueves Gabriel Boric, flamante presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), la más poderosa del país, y quien reemplazó en el cargo a la carismática Camila Vallejo.
Vallejo, militante del partido comunista y personaje del año en Chile según varios sondeos y publicaciones, perdió la reelección y quedó como vicepresidenta de la federación.
Según Boric, aún no se han definido las formas de movilización para el próximo año, aunque no descartó que se repitan las marchas, paros y ocupaciones de sedes estudiantiles que marcaron este año.
"El cómo está por resolverse, pero esto no quita que marchemos o que vuelvan los paros", señaló.
Los estudiantes chilenos cerraban así un año marcado por ocho meses de protestas para exigir el fin del sistema educativo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, y que ante la falta de respuesta del gobierno del presidente Sebastián Piñera, continuará en 2012.
"El movimiento estudiantil continúa el próximo año, porque los motivos por los que nos hemos movilizado no están resueltos", señaló este jueves Gabriel Boric, flamante presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), la más poderosa del país, y quien reemplazó en el cargo a la carismática Camila Vallejo.
Vallejo, militante del partido comunista y personaje del año en Chile según varios sondeos y publicaciones, perdió la reelección y quedó como vicepresidenta de la federación.
Según Boric, aún no se han definido las formas de movilización para el próximo año, aunque no descartó que se repitan las marchas, paros y ocupaciones de sedes estudiantiles que marcaron este año.
"El cómo está por resolverse, pero esto no quita que marchemos o que vuelvan los paros", señaló.
No se detendrán
Marchando incluso con lluvia o nieve en los meses del invierno austral y a pleno sol en otoño y en primavera, los estudiantes chilenos protagonizaron a lo largo de este año más de 40 marchas callejeras, algunas de ellas las más masivas de las últimas dos décadas en Chile, reuniendo a más de 100 mil personas, entre cánticos, bailes y ambiente de carnaval.
También organizaron llamativas iniciativas, como varias masivas coreografías callejeras o una corrida interrumpida de 1.800 horas alrededor del palacio del Gobierno, tomándose las principales calles de Chile y apoderándose casi por complejo de la agenda política chilena.
Su reclamo, en un país que tiene uno de los sistemas educativos más segregados del planeta, despertó una amplia adhesión ciudadana, y en contraste, desplomó la popularidad del presidente Piñera, que ha respondido a las demandas estudiantiles con una serie de proyectos de ley que mejoran parcialmente el sistema pero que no resuelven los temas fundamentales que pretenden los estudiantes.
Producto de las reformas impuestas por la dictadura de Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte público a la educación e impulsó el ingreso de los privados, hoy sólo el 40% de los escolares chilenos asiste a colegios públicos gratuitos, mientras no existe esa posibilidad a nivel superior.
Marchando incluso con lluvia o nieve en los meses del invierno austral y a pleno sol en otoño y en primavera, los estudiantes chilenos protagonizaron a lo largo de este año más de 40 marchas callejeras, algunas de ellas las más masivas de las últimas dos décadas en Chile, reuniendo a más de 100 mil personas, entre cánticos, bailes y ambiente de carnaval.
También organizaron llamativas iniciativas, como varias masivas coreografías callejeras o una corrida interrumpida de 1.800 horas alrededor del palacio del Gobierno, tomándose las principales calles de Chile y apoderándose casi por complejo de la agenda política chilena.
Su reclamo, en un país que tiene uno de los sistemas educativos más segregados del planeta, despertó una amplia adhesión ciudadana, y en contraste, desplomó la popularidad del presidente Piñera, que ha respondido a las demandas estudiantiles con una serie de proyectos de ley que mejoran parcialmente el sistema pero que no resuelven los temas fundamentales que pretenden los estudiantes.
Producto de las reformas impuestas por la dictadura de Pinochet (1973-1990), que redujo a menos de la mitad el aporte público a la educación e impulsó el ingreso de los privados, hoy sólo el 40% de los escolares chilenos asiste a colegios públicos gratuitos, mientras no existe esa posibilidad a nivel superior.
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