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Los indignados de Estados Unidos, cuya cifra aumenta a diario por todo el país, luchan con todos los recursos a su alcance por evitar que las autoridades debiliten su voluntad de oponerse a la desigualdad imperante.
Bajo la consigna "No se puede desalojar una idea", grupos de estadounidenses en protesta constante contra la crisis económica y la codicia corporativa continúan manifestaciones y tomas de espacios públicos en las principales ciudades de esta nación.
Hoy se desarrolla la tercera jornada de una huelga de hambre iniciada el sábado último por miembros del movimiento Ocupemos Wall Street (OWS), quienes optaron por esa acción para mostrar a las autoridades la importancia de respetar el derecho de los estadounidenses a la libre expresión.
Reunidos en la Plaza Libertad, los demandantes exigen que se les conceda un espacio en desuso en la Iglesia Trinidad para establecer su base.
Este es un llamado en respuesta a la represión y la violencia desatada por la administración nacional contra el Movimiento de Ocupación en las últimas semanas, destacaron los organizadores en el portal web occupywallst.org.
Según recordaron, alcaldes de una docena de territorios en toda la nación atentaron contra el derecho al libre discurso y a las reuniones y desalojaron a ocupantes pacíficos por medio del uso inconstitucional de la fuerza.
A su juicio, las huelgas de hambre son un instrumento muy común en la lucha por liberar países, comunidades e individuos sometidos a la injusticia y a regímenes de esclavitud.
Por otra parte, destacaron que el 99 por ciento de la población estadounidense fue oprimida y silenciada por mucho tiempo, por lo cual OWS insta al resto de los grupos a levantarse y alzar sus voces contra la inequidad.
Además de la huelga de hambre en Nueva York, en otras ciudades también hubo protestas este fin de semana, como en Portland, donde recientemente los indignados fueron obligados a abandonar su sede, y decidieron tomar el Parque Shemanski e instalar allí sus tiendas de campaña.
En respuesta, los agentes del orden los forzaron violentamente a desmontar las tiendas de campaña.
Varias escenas que demuestran el uso de la fuerza por las autoridades quedaron grabadas en fotos y videos caseros, entre ellas una en la cual un policía arremetió a golpes con un bastón contra un adolescente.
No obstante, los manifestantes afirmaron que siguen determinados a permanecer en su nuevo centro de operaciones.
Situaciones similares se viven a diario en otras regiones estadounidenses como en Los Ángeles, Boston y Filadelfia, donde continúan las marchas para proclamar que No se puede desalojar una idea.
El movimiento OWS nació el 17 de septiembre en La Gran Manzana para exigir al gobierno la aplicación de medidas favorables al 99 por ciento y dejar de beneficiar al uno por ciento, que concentra las riquezas del país.
Caminatas de cientos de kilómetros, presentaciones culturales callejeras, manifestaciones, ferias para intercambiar artículos con personas necesitadas y tomas de centros comerciales, fueron algunas de las actividades de la agenda durante los dos últimos meses.
Actualmente, los indignados están inmersos en la campaña Ocupemos la Navidad, a través de la cual pretenden llamar la atención sobre los daños del consumismo, sobre todo en épocas de crisis, como la actual. Sus demandas además de extenderse por todo el territorio norteño trascendieron las fronteras para alcanzar provincias de Canadá, donde ya existen varios grupos que protestan contra los elevados impuestos bancarios y otros problemas de económicos.
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