por César Pérez Navarro
La persistente movilización ciudadana consiguió una reforma profunda de la Constitución y encarcelar a numerosos políticos y banqueros. Ahora, llegan los resultados.
Islandia terminará 2011 con un crecimiento económico del 2,1% y según las previsiones de la Comisión Europea triplicará la cifra media de crecimiento previsto para la UE en 2012 (1,5%). Para 2013 se prevee que el crecimiento alcance el 2,7% gracias a la generación de empleo fundamentalmente.
Islandia fue el único país europeo querechazó tras referéndum ciudadano rescatar a la banca privada, dejando caer a algunos de ellos y juzgando a numerosos directores de bancos por sus delitos financieros. Mientras, en otros países como España, el ministro de economía fue el responsable máximo de Lehman Brothers, banco que maquilló balances e infló sus resultados para seguir aparentando solvencia en los mercados gracias a la desregulación del sistema financiero, y que terminó por colapsar.
Glitnir, Landsbankinn y Kaupthing fueron bancos nacionalizados en 2008 para evitar su quiebra, quedando bajo control democrático, en lugar de recibir inyecciones incondicionales de capital público, como ocurrió en España u otros países europeos. El pasado mes de Junio, uno de ellos -Landsbankinn- anunció su intención de devolver intereses y ayudas a los hipotecados con el fin compensar a los ciudadanos por pagar su rescate.
La revuelta pacífica comenzó en 2008 sin ocupar las páginas de los principales medios europeos, quienes la mencionaban en lugares marginales al observar ese país como un peligroso ejemplo a seguir. A finales de 2008, el conjunto de las deudas bancarias de Islandia equivalía 9 veces su PIB. La moneda se desplomó y la bolsa suspendió su actividad tras un hundimiento del 76%. El país entró en bancarrota y percibió entonces un préstamo por importe de 2100 millones de dólares por parte del FMI y de 2500 millones de dólares por parte de países nórdicos y Rusia. El FMI, como es habitual, exigió a cambio medidas de "ajuste", es decir, recortes sociales que provocaron la ira de la población, la caída del gobierno, y la convocatoria de elecciones anticipadas a principios de 2009 en las que la izquierda logró mayoría absoluta, hundiéndose el conservador Partido de la Independencia, tradicionalmente la fuerza dominante en el país, hasta el 23,7% de los votos. El Movimiento de Izquierda-Verde consiguió el 21,7%, Alianza Socialdemócrata el 29,8%, Partido Progresista 14,8% y Movimiento Ciudadano el 7,2%.
Johanna Siguroardottir fue elegida para encabezar el gobierno de socialdemócratas, izquierda y verde. En 2010, se estableció una asamblea constituyente de 25 miembros, "ciudadanos de a pie", para reformar la Constitución del país. Ese mismo año, el gobierno sometió a referéndum el pago de la deuda contraída por los bancos privados islandeses en quiebra con ahorradores del Reino Unido y Países Bajos, pero el 90% de los ciudadanos se negó a asumirla. Sus ciudadanos votaron NO a raíz de la quiebra del banco Icesave, y los gobiernos de estos países cubrieron los depósitos con capital público. El FMI congeló entonces el préstamo a la espera de que Islandia pagase sus deudas ilegítimas.
En septiembre de 2010 el exprimer ministro Geir Haarde fue llevado a juicio por negligencia en su gestión ante la crisis. La Interpol también dicta una orden internacional de arresto contra el ex-Presidente Sigurdur Einarsson. En Abril de 2011 sus ciudadanos volvieron a decir NO en referéndum preguntados de nuevo sobre el pago de la deuda.
Con todo esto, este mes de diciembre el banco Landsbanki ha decidido devolver parte de la deuda. El montante total de lo satisfecho por Landsbanki equivale, según Icenews, a 350 mil millones de coronas, es decir, alrededor de un 33% del total adeudado. Aún así, "Icesave representa solo el 4% del total de las obligaciones contraídas por las entidades financieras del país, es decir unos 4.000 millones de euros. El 96% restante no podía ser devuelto a los acreedores porque era completamente imposible hacerlo ya que los intereses de la deuda hubiesen superado cada año los ingresos del país. En palabras del economista Jón Danielsson: (Los bancos) acumularon una deuda equivalente a varias veces el PIB anual. No hay manera posible de que los ciudadanos pudiesen pagarla".
Hace unos días la Fiscalía islandesa ha acusado formalmente a dos altos cargos de la banca de haber cometido fraude mediante la concesión de préstamos no autorizados durante operaciones que llevaron a su sistema financiero al colapso en 2008: el ex consejero delegado del quebrado Glitnir, Larus Welding, y al jefe de finanzas corporativas, Gudmundur Hjaltason, quienes presuntamente abusaron de sus posiciones al prestar unos 102 millones de euros sin autorización de la entidad, sin garantías por parte de los beneficiarios y sin consultar al departamento de control de riesgos.
Las agencias de calificación Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch siguen castigando hoy la deuda sin mucho éxito y aún tratan de ignorar la recuperación económica en ese país. Es más, en 2008, pocos meses antes de que quebrase su banca, el país aún gozaba de triple A otorgada por estas mismas agencias.
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