Se encuentra en el centro del escenario bursátil. Y va a ser objeto de todo tipo de diagnósticos y análisis. En lo relativo al funcionamiento de su gobierno corporativo, la red social no está consiguiendo demasiados amigos. Facebook continúa desplegando la habitual opacidad como empresa en la recta final de su salida a bolsa, cuando sus privilegiados actuales accionistas podrán hacer caja y vender sus títulos cuando entren miles de nuevos inversores en su capital. Es el lado oscuro que rodea su salida a bolsa, que ha despertado la mayor expectación en Wall Street de los últimos años.
La inexistencia de mujeres en su consejo de administración se ha convertido en una de las críticas más recurrentes. Pese a la imagen moderna de la empresa, Facebook se sitúa entre el 10% de las 500 empresas más grandes de EEUU que solo tienen hombres en el consejo. El hecho contrasta con su base de clientes, ya que hasta el 58% de sus usuarios son mujeres. Calptrs, el plan de pensiones de los maestros de California, lo va a poner negro sobre blanco. "Estamos un poco decepcionados con esto y vamos a escribir una carta a la compañía", señala uno de los gestores de la compañía en declaraciones a Reuters.
Junto a Mark Zuckerberg, fundador y presidente ejecutivo de la empresa, se han ido incorporando al órgano de gobierno una serie de personajes de la elite tecnológica de Silicon Valley, como Jim Breyer, del fondo Accel Partners, o Peter Thiel, de Clarium. En los dos últimos años se han sumado otros cuatro personajes de alto nivel como Marc Andreessen, impulsor de Nestcape o Ning, Donald Graham (Washington Post), Reed Hastings(Netflix) y Erskine Bowles. Pero pese a la presencia de estos consejeros, la mayor compañía tecnológica en salir a bolsa, cuya valoración se moverá entre los 75.000 y 100.000 millones de dólares, tendrá el mismo estatus ante los reguladores de EEUU que una empresa familiar controlada por una única voz, de la su amo y creador.
A los inversores no les gusta esta cuestión: el excesivo control accionarial de Zuckerberg, que pese a contar tan solo con el 24% de las acciones con voto económico, aglutina un 58% del poder de voto a través de acciones de segunda clase que han sido emitidas por la empresa durante las sucesivas rondas de financiación en los últimos años. Además, el joven prodigio de Wall Street tendrá capacidad de veto ante cualquier operación corporativa. Precisamente, este es uno de los grandes obstáculos para que grandes fondos de inversión y de pensiones se planteen invertir en la compañía. Algunos de ellos ya han solicitado por escrito a Facebook que enderece esa situación.
Impuestos y privacidad
Paralelamente, la colocación en mercado de Facebook supondrá unainyección extraordinaria para las arcas públicas del estado de California, donde tiene su sede fiscal el fundador. Solo por la participación de Zuckerberg en lo relativo a tributación por opciones sobre acciones (un 10% por las plusvalías), el fundador de Facebook podría llegar a pagar hasta 1.500 millones de dólares al fisco, según informa El Economista. A sus 27 años, el que fuera estudiante de Harvard se convertirá en uno de los grandes contribuyentes de impuestos del país, aunque la maraña fiscal de la empresa fuera de EEUU le seguirá permitiendo gozar de una posición de privilegio en zonas como Europa, donde se aprovecha de las divergencias fiscales de la zona euro, tributando, por ejemplo, al 12% desde su sede en Irlanda.
El movimiento se produce después de una denuncia ante los tribunales irlandeses por parte de un grupo activista austríaco. El portavoz de los denunciantes, Max Schrems, un estudiante de Derecho de 24 años, señaló que Facebook se ha comprometido a informar sobre la gestión de los datos personales y reveló, por ejemplo, que desde la sede de Facebook en Dublín se gestionan los datos de los usuarios de todo el mundo en Facebook salvo los que están en EEUU o Canadá, cuyas identidades digitales se alojan y gestionan al otro lado del Atlántico.
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