Indígenas no cederán espacios a hidroeléctricas. (Foto: Archivo Efe)
Los indígenas de la comarca panameña Ngöbe Buglé continuarán ejerciendo su protesta hasta conseguir que el Gobierno central ordene la paralización definitiva del proyecto hidroeléctrico Barro Blanco, que afecta seis hectáreas de esta etnia.
El presidente del Congreso Tradicional, Celio Guerra, precisó que las protestas se mantendrán por tiempo indefinido "para que se devuelvan los ríos, que son propiedad de los indígenas y campesinos de la ribera de Tabasará".
El área del proyecto donde construye la empresa Generadora del Istmo, S.A. (Genisa) está acordonada por 300 policías, que ya se han enfrentado a los indígenas que permanecen en el Cerro Viejo de Tolé.
Genisa argumenta que la hidroeléctrica se construye fuera de la comarca, aunque reconocen que 6,6 hectáreas indígenas son afectadas.
Un ejecutivo de Genisa, Julio Lasso Vaccaro, sostiene que los terrenos invadidos no pertenecen a la comarca y afirmó que se mantendrán en la mesa de negociaciones con miembros de la Coordinadora, Iglesia Católica, Gobierno y Naciones Unidas.
Guerra y la cacica segunda Mijita Andrade sostienen que el Gobierno no ha cumplido lo acordado en las mesas de diálogo en marzo pasado y se mantendrán movilizados hasta que las obras de Barro Blanco sean clausuradas.
Andrade expuso esta semana que la empresa al represar el río Tabasará del que dependen las comunidades, afecta toda el área.
Durante el fin de semana se registraron enfrentamientos entre los indígenas y las fuerzas antimotines que intentaron desalojarlos por la fuerza del perímetro de la hidroeléctrica.
En febrero pasado la comarca Ngöbe Buglé protagonizó jornadas de protestas en varias ciudades a favor de una legislación que proteja sus territorios ancestrales, por lo que plantearon al Gobierno la eliminación de concesiones hídricas dentro de sus comarcas, las regiones anexas y territorios aledaños.
El presidente del Congreso Tradicional, Celio Guerra, precisó que las protestas se mantendrán por tiempo indefinido "para que se devuelvan los ríos, que son propiedad de los indígenas y campesinos de la ribera de Tabasará".
El área del proyecto donde construye la empresa Generadora del Istmo, S.A. (Genisa) está acordonada por 300 policías, que ya se han enfrentado a los indígenas que permanecen en el Cerro Viejo de Tolé.
Genisa argumenta que la hidroeléctrica se construye fuera de la comarca, aunque reconocen que 6,6 hectáreas indígenas son afectadas.
Un ejecutivo de Genisa, Julio Lasso Vaccaro, sostiene que los terrenos invadidos no pertenecen a la comarca y afirmó que se mantendrán en la mesa de negociaciones con miembros de la Coordinadora, Iglesia Católica, Gobierno y Naciones Unidas.
Guerra y la cacica segunda Mijita Andrade sostienen que el Gobierno no ha cumplido lo acordado en las mesas de diálogo en marzo pasado y se mantendrán movilizados hasta que las obras de Barro Blanco sean clausuradas.
Andrade expuso esta semana que la empresa al represar el río Tabasará del que dependen las comunidades, afecta toda el área.
Durante el fin de semana se registraron enfrentamientos entre los indígenas y las fuerzas antimotines que intentaron desalojarlos por la fuerza del perímetro de la hidroeléctrica.
En febrero pasado la comarca Ngöbe Buglé protagonizó jornadas de protestas en varias ciudades a favor de una legislación que proteja sus territorios ancestrales, por lo que plantearon al Gobierno la eliminación de concesiones hídricas dentro de sus comarcas, las regiones anexas y territorios aledaños.
teleSUR-PL/ag-PR
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