México DF. Al viajar por la ciudad es común ver en las calles a personas con alguna limitación física: gente en silla de ruedas, con bastón o perros guía. La situación en que se encuentran es diversa: desde personas sin hogar, hasta comerciantes que ejercen su actividad en la vía pública.
De acuerdo con datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) con respecto a algunos rubros del Censo de Población y Vivienda 2011, “en México hay cinco millones 739 mil 270 personas con discapacidad”, es decir, poco más del cinco por ciento de la población mexicana. Esta cifra, contrasta con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cual indica que la cifra asciende a más de 10 millones de personas con alguna limitación física.
Ante esta problemática, las dinámicas sociales mexicanas caracterizan por la gran cantidad de barreras que limitan la inclusión de este sector de la población en las actividades colectivas. Las razones abundan: falta de medios de transporte adecuados o de accesos a algunos recintos y, principalmente, la discriminación.
En el campo laboral la desigualdad es evidente. Así lo señala Federico, invidente forma parte de una de las agrupaciones musicales que se presentan en la calle Motolinia, en el Centro Histórico. “Si voy a un bar a pedirle trabajo como músico a un empresario, lo primero que dice es ‘mmh, pero tú no ves, te voy a dar la prueba pero es mucha responsabilidad para mí porque si hay un pleito, ¿qué tal si les pegan?, no mejor no’. Hubo otro que dijo ‘órale pues’ y me dejó trabajar, pero son los menos, la gran mayoría no nos contratan porque creen que uno va a andar chocando con ellos.”
De acuerdo con lo estipulado por la Ley General de las Personas con Discapacidad decretada en 2005, en el capítulo referente al trabajo se respalda la promoción del “establecimiento de políticas en materia de trabajo encaminadas a la integración laboral de las personas con discapacidad, sin que ésta sea motivo de discriminación para el otorgamiento de un empleo”. El caso de Federico, evidencia que esta ley es violada por empresarios, quienes argumentan “cuidar” la integridad de las personas.
La Ley de las Personas con Discapacidad fue renovada en mayo del 2011 con el fin de otorgar más fortaleza al Consejo Nacional para las Personas con Discapacidad, con preceptos como “elevar a rango de Ley la prohibición expresa de tratar de manera discriminatoria a personas con alguna discapacidad”.
El contenido de la Ley contempla todos los ámbitos de incumbencia para los discapacitados: educación, trabajo, transporte, accesos y tránsito en espacios públicos. Sin embargo, no plantea cómo observar que dichas disposiciones sean cumplidas en cada una de las comunidades del país.
En Ciudad Juárez, por ejemplo, “la carencia de un documento a nivel local en el cual se planteen los objetivos y los mecanismos para aplicar los ordenamientos propuestos por la ley federal, fue considerado por representantes de organismos que pugnan por los derechos de los discapacitados en la ciudad, y califican como lamentable y retrógrada la actitud de desinterés que el tema tiene a nivel de las instancias locales de gobierno”.i
Las condiciones en que se desenvuelven los discapacitados no solo radican en las facultades que les otorga la ley, sino en su aplicación efectiva y el apoyo por parte de los demás estratos de la sociedad para lograr la concientización.
“Va por niveles, hay personas que son conscientes y otras no, se ve quién es atento cuando vas caminando en la calle. A algunos les nace ayudar y a otros no. Creo que no tiene nada que ver la cuestión económica, hay más bien indiferencia y discriminación. De jóvenes a adultos si hay diferencia, pocos chavos tienen esa conciencia, ese sentimiento humano, son todavía más indiferentes que los adultos, quizá tiene que ver con el hecho de que antes había más valores”, señala José Luis Molina, guitarrista invidente de uno de los grupos de Motolinia.
La ayuda brindada por terceros a los invidentes es necesaria, puesto que la vía pública de la Ciudad de México no está correctamente diseñada para el tránsito de las personas discapacitadas. “Es un riesgo de la vida cotidiana tener que librar con coladeras abiertas, puestos ambulantes, postes, encontrar las rampas rotas” explicaLibertad Hernández, directora editorial de dis-capacidad.com, en el podcast “Entre nos…desde otra perspectiva”.
En ocasiones, la indiferencia de las personas hacia la discapacidad se debe a una profunda ignorancia sobre el tema. “No hay un conocimiento en general. Tendríamos que saber más sobre los invidentes y sobre cualquier tipo de discapacidad, pero si no tuviste formación, la reacción es de sorpresa e inclusive miedo y desconfianza, por el desconocimiento del asunto. La gente no lo ve sólo como algo ajeno, sino como algo catastrófico porque en este país lo que más abunda es la ignorancia en todos los sentidos”, dice Federico.
La discapacidad en México es vista como algo que corresponde sólo a las personas que la padecen y a sus familias. “De cierta manera, esto los convierte en una ‘población invisible’”, apunta Libertad Hernández, “es un error la manera en que se aborda generalmente, como algo extraordinario, ya que es una condición más, como el color de piel”.
Los medios de comunicación juegan también un papel importante en la creación de la percepción que la sociedad tiene de la discapacidad. Los grupos de músicos invidentes de la calle de Motolinia, por ejemplo, señalan que han aparecido notas y cápsulas de televisión, “pero somos parte de un sensacionalismo mal enfocado. Ellos lo toman como el ‘color’ de la ciudad, los invidentes que a pesar de que les falta un sentido pueden hacer otras cosas, solamente es para cubrir tiempos y espacios, pero de relevante nada”, dice el guitarrista José Luis Molina.
Por otra parte, en el Teletónii se explota la sensibilidad de las personas al exponerlas a testimonios de vida que hacen ver a los discapacitados como enfermos que sufren. “Hacen que florezca en el espectador el morbo, la curiosidad y la lástima; se juega con la desgracia en vez de crear conciencia. Debería hacerse más humano, no tan teatral, porque todo se quiere hacer para vender en vez de hacer surgir sentimientos de empatía”, dice Emmanuel Duvignau, director de la revista Accesos.
Además del Teletón, existen muchas asociaciones dedicadas a atender a discapacitados, pero no hay difusión suficiente acerca de las alternativas.“Siempre que hay una asociación u organismo, pensamos que está lucrando. También falta información, yo mismo estoy desinformado, no sé si hay lugares a donde acudir para empezar a trabajar”, menciona José Luis Molina, quien vive de los ingresos obtenidos en la calle de Motolinia gracias a la música, y de los eventos para los que contratan al grupo al que pertenece.
Es cierto, se creó y renovó una Ley para los Discapacitados, pero el problema radica en la actitud de las personas encargadas de aplicarla y hacerla válida.“¿Quién es más ignorante que un policía? A veces apenas saben cómo se llaman pero ya se sienten mucho por la placa que traen, si profundizan en temas como éste no van a entender, salvo que lo digan los gritones de la televisión y te lo estén recalcando a cada rato”opina Federico sobre el tema de la postura de las autoridades ante la ocupación de un espacio público.
Los músicos invidentes aseguran que no tienen permiso para tocar en Motolinia, así como no lo tiene ninguno de los vendedores ambulantes. Más bien, aseguran, se trata de un acuerdo tácito entre la policía y las agrupaciones. Al preguntarle a un elemento de Seguridad Pública que vigilaba la esquina de esta calle, sólo dijo: “No, pues los compañeros ya los conocen, sabemos que aquí están y ya no se les molesta, por su condición no se les puede pedir otra clase de asuntos como a las demás personas, tu entiendes”.
La discapacidad no es condición de un grupo aislado o invisible, algunas personas nacen con padecimientos o deficiencias, pero cualquiera puede adquirirlos a raíz de algún accidente o enfermedad en cualquier momento de la vida. Por tanto no debe ser visto como un tema irrelevante y se debe trabajar tanto en el cumplimiento de las leyes que garantizan sus derechos, como en la concientización del problema para mejorar la actitud de la ciudadanía en general.
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