DARIO PIGNOTTI / PAGINA12 – Según Boff, el Hemisferio Sur demanda a los países centrales financiar la devastación causada por siglos de saqueo y advierte que el desarrollo sostenible del medio ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.
El Norte y el Sur vuelven a chocar en Río. Ese es el saldo de los primeros días de negociaciones infructuosas entre los diplomáticos de más de 100 países que participan en la cumbre Río+20 e intentan elaborar un documento único sobre qué hacer con el planeta a la deriva. Hay dos tesis en pugna. La de implantar una “economía verde” al gusto de Estados Unidos y Europa, que se desentienden del costo ambiental causado durante más de un siglo de saquear florestas y mares, una formulación rechazada por el Sur, que demanda a los países centrales financiar la devastación causada y advierte que el desarrollo sostenible del medio ambiente empieza por el combate a la pobreza y la desigualdad.
El religioso brasileño Leonardo Boff lleva años reflexionando y elaborando ensayos sobre ecología desde una perspectiva en la que retoma los fundamentos de la Teología de la Liberación. Boff, uno de los intelectuales de referencia de parte de los miles de militantes que ayer debatían bajo el sol primoroso de Río sobre cómo salvar el planeta, dinamitó los fundamentos de la “economía verde” durante una entrevista con Página/12. Para Boff es “frustrante” que la ONU convoque a la Conferencia Río+20 para abordar a nivel mundial la idea de la economía verde. “Cuando hablamos de economía verde estamos hablando del último asalto del capitalismo a la naturaleza, al patrimonio de la humanidad”, señaló.
“Digo el último asalto porque el primero fue la explotación convencional de los recursos naturales, deforestando la Amazonia para que el agronegocio plante sus millones de hectáreas de soja o para que se derriben los árboles impunemente, ahora entramos en una fase peor que es convertir a la naturaleza en mercadería, se venden créditos de carbono, se convierte a la vida en commodities, la vida no puede ir al mercado.”
El debate sobre la “economía verde” es uno de los tres ejes escogidos por la ONU para la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20, como parte de su propuesta de reconfigurar el aparato productivo mundial, apuntando hacia la reducción de combustibles fósiles y las prácticas ecológicamente sustentables de las multinacionales.
El economista indio Pavan Sukhdev, del Deutsche Bank, se encuentra en Río, donde ha reivindicado que la “economía verde engloba cuatro temas: bienestar, equidad social, riesgos ambientales y escasez ecológica”.
Para Boff ese tipo de argumentos está cargado de una retórica que “en el fondo solo buscan maximizar el lucro de las empresas…no es más que pintura verde, se quiere maquillar a un sistema productivo que desde la Eco ’92, hace 20 años, ha causado más degradación de la tierra y profundizado la brecha entre ricos y pobres”.
La suerte de la reunión ambientalista más importante del año se resolverá entre el jueves y viernes próximos cuando la presidenta Dilma Rousseff será la anfitriona de los mandatarios que desembarcarán en el predio ferial Riocentro, situado en Barra da Tijuca, uno de los barrios más caros de esta ciudad que se prepara para recibir el Mundial de Fútbol y las Olimpíadas.
En los primeros días de cabildeos en Riocentro uno de los temas dominantes fue la presencia de Barack Obama en la cumbre, dado que la Casa Blanca insinuó durante dos meses que no vendrá pero aún falta una confirmación oficial. “Obama dice que no viene por asuntos internos, por las elecciones donde busca ser reelegido, pero él no vendría en realidad porque se comporta como un emperador, es una especie de emperador negro que sólo se interesa por lo que ocurre en su imperio”, embiste Leonardo Boff.
“Si él (Obama) percibiera que la degradación de la Amazonia afecta directamente el clima en California claro que vendría a Río+20, o le ordenaría a Brasil lo que debe hacer sin sutilezas, o en última instancia mandaría ocuparla, siguiendo la ideología estadounidense que les hace pensar que son los guías de la humanidad.”
Para Boff, los países desarrollados se comportan con “mezquindad” ante la “degradación” del medio ambiente y no advierten que la tierra “puede estar caminando hacia una catástrofe” ecológica en la que “nadie saldrá indemne”. Una de sus preocupaciones centrales es el destino de la Amazonia, la mayor floresta tropical del mundo, objeto de la devastación del agronegocio brasileño. “No creo que Brasil pueda sentirse muy orgulloso de la situación que sufre desde hace décadas y hasta la actualidad; la Amazonia, aquello es el Far West, el Estado no está para aplicar la ley contra los que la deforestan y para proteger a los que quieren cuidarla”, dice el teólogo ecologista.
“Amazonia es una tierra sin ley, donde los terratenientes mandan a matar a los peones y a los miembros de organizaciones campesinas que defienden la producción en armonía con el medio ambiente, desde que fue asesinada la hermana (estadounidense) Dorothy Stang en 2005, nada cambió, se sigue asesinando”, machaca el ex sacerdote.
Ayer Río se mostraba como una ciudad partida. En el oeste carioca continuaban las actividades oficiales y los encuentros discretos entre diplomáticos dentro de la cumbre oficial Río+20, mientras en el Aterro do Flamengo, en el sur de la ciudad, la Cumbre de los Pueblos, convocada por el Foro Social Mundial, debatía fórmulas para enfrentar el capitalismo y hacerlo sin dañar el medio ambiente. En esa Babel alterglobal se mezclaban universitarios de Argentina, Francia y España, comunidades afrodescendientes de Brasil, indígenas colombianos y peruanos, y grupos defensores de los derechos humanos que, en un acto con la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, prometieron realizar un escrache a un represor esta semana.
Boff ve sin interés lo que pueda ocurrir en la cumbre oficial y se esperanza con la Cumbre de los Pueblos. “No podemos esperar mucho de lo que surja en los debates de los líderes mundiales en Río+20, necesitamos un nuevo relato que en lugar de buscar optimizar el lucro de la economía verde parta de la vida y de la tierra, que venga de abajo, de la agricultura familiar, de las comunidades indígenas, de la discusión de la sociedad.”
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