RAÚL PÉREZ PEÑA (Bacho) - Faltan cuatro semanas para el 25 de septiembre, 49 aniversario del golpe de Estado al gobierno de Juan Bosch.
Sumada a la injerencia de la embajada norteamericana, el cuartelazo contó con la acción de poderes fácticos que aplaudieron la derogación de la Constitución de 1963, la anulación de los derechos ciudadanos y una feroz persecución que llevó a muchos dominicanos a la tumba, a la cárcel, al exilio y a una tenaz persecución política.
Ese exterminio del estado de Derecho provocó el alzamiento en armas del Movimiento Revolucionario “14 de Junio”, encabezado por Manolo Tavárez, el 28 de noviembre, apenas dos meses después del golpe militar.
La protesta popular con su clímax de la huelga general de 1964 y la conspiración de militares dignos crecieron sin detenerse, hasta que el 24 de abril de 1965 estalló el movimiento constitucionalista, que Estados Unidos respondió con el envío de 42 mil marines.
La OEA fue igualmente culpable de la invasión genocida al enviar la llamada “Fuerza Interamericana de Paz”, FIP, que también manchó con sangre dominicana el suelo patrio.
A casi medio siglo de aquella “OEACCI”N” calificada “crimen de lesa humanidad”, resulta inaplazable un desagravio del organismo regional ante el pueblo dominicano.
El desagravio con un “mea culpa” es lo mínimo debe hacer la OEA a estas alturas.
De no hacerlo, la OEA merecería que los dominicanos la declaren “non grata” bajo la advertencia de un “nunca más” a sus intromisiones en nuestros asuntos internos.
Por el significado histórico del ultraje de 1965, la OEA está obligada a retractarse públicamente.
Así lo reclaman más de cinco mil víctimas, con sus próceres gloriosos resistiendo la metralla invasora de la “Fuerza Interamericana de ¿Paz? La misma FIP-OEA.
A la OEA le ajusta con exactitud el nombre de “Ministerio de Colonias de Washington” por su historial de confabulación con aviesos grupos como los golpistas de 1965, acumulo tan grave como su servilismo miserable al poderío norteamericano.
Afortunadamente ya la OEA tiene el agua puesta.
Sustentada por Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros países, aparece la Alianza Bolivariana para los pueblos de América, ALBA.
El advenimiento del ALBA con su forja de esperanzas para nuestros pueblos, hace proclamar que no hay OEA que dure 100 años, ni continente que la resista.
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