lunes, 1 de abril de 2013

Sudáfrica es una nación enojada y frustrada, a punto de estallar

x Danny Schechter    La esposa de Nelson Mandela, Graca Machel, la brillante dirigente mozambiqueña, sigue diciendo lo que piensa sobre el gobierno neoliberal del ANC

Estos no son los mejores tiempos para Sudáfrica. El temor y el odio están en todas partes, la prensa está llena de nuevas acusaciones de corrupción, y la inquietud se extiende incluso cuando el país se prepara para acoger la Cumbre Económica de los países BRICS, a los que pertenece, junto con Brasil, Rusia, la India y China. Sudáfrica se enfrenta a un crecimiento del paro y un malestar económico y político que lo perméa todo.
La esposa de Nelson Mandela, Graca Machel, la brillante dirigente mozambiqueña que se casó con el hombre al que todos llaman por su nombre de clan Madiba, sigue diciendo lo que piensa, incluso cuando su esposo Nelson Mandela ya no puede hacer lo mismo debido a su edad y la enfermedad.
Graca Machel cree que Sudáfrica es una nación "enojada ... al borde de algo muy peligroso". Hizo estas declaraciones en el funeral de un taxista mozambiqueño cuya muerte a manos de la policía fue captada con una cámara de teléfono móvil y se distribuyó por toda la red. La policía niega su brutalidad, a pesar del video, lo que indigna aun más a un país que parece estar cada vez más harto de unos políticos que saquean sus recursos.
Machel no escatimó palabras, afirmó que Sudáfrica es una sociedad que “sangra y respira dolor”, y advirtió que el" problema más profundo es un pasado que no se ha abordado".
Ese "problema más profundo" evocaba la transición negociada que llevó al poder político al Congreso Nacional Africano (ANC) mediante unas elecciones a principios de los años 90, pero que dejó el poder económico en manos de una elite, en su mayoría blanca, dominada por las grandes empresas y el "complejo minero-energético". El economista Sampie Terrablanche cuenta esa historia, en su libro, Lost in Transformation, de un neoliberalismo impuesto por la presión de las multinacionales, las instituciones financieras internacionales y gobiernos extranjeros como los EE.UU. y el Reino Unido.
Hay muchas voces críticas. Mamphela Ramphele, antigua camarada de Steve Biko, una médico convertida en banquera, experta en pobreza y empresaria, ha lanzado un nuevo partido político, Agagng (que en sesotho significa “construir”), para desafiar al ANC. Aunque carece de una base con las raíces profundas del ANC en la comunidad negra, su análisis resuena con fuerza.
Su programa, cuyo objetivo es "revivir el sueño de Sudáfrica", afirma que "el país de nuestros sueños. Desafortunadamente, se ha desvanecido ... El sueño se ha desvanecido para muchos que viven en la pobreza y la indigencia".
En un lírico llamamiento a la memoria y la militancia pregunta: "¿Te acuerdas de nuestra paciencia y tranquila dignidad mientras esperábamos en largas colas para votar por primera vez como ciudadanos de una Sudáfrica libre? ¿Te acuerdas de cómo te ahogaba la emoción y se te ponía la piel de gallina cuando marcaste por primera vez la cruz en la papeleta? ¿Te acuerdas de las lágrimas de alegría y de alivio cuando vimos nuestro primer presidente, Rolihlahla Mandela, honrado por el vuelo rasante de los cazas de una fuerza aérea que iba a tener su primer comandante en jefe elegido democráticamente? .....¿Recuerdas el sueño que abrazamos de construir una gran sociedad que fuera nuestra, una próspera democracia constitucional unida en su diversidad?".
Ramphele critica la corrupción, pero los medios de comunicación se encargan de que la nueva iniciativa política tenga pocas posibilidades de éxito. Otros partidos, molestos porque no se ha unido a ellos, se mantienen distantes, incluso cuando ha animado a otros líderes como Mangosuthu Buthelezi a lanzar nuevas críticas contra el ANC: "El mensaje del Estado de la Nación de la semana pasada (del presidente Jacob Zuma) no nos ha dejado la menor duda de que ha llegado el momento de sacar del poder a unos líderes que no son aptos para gobernar. Ha llegado el momento de cerrar la puerta de esta primera República gobernada por el ANC, y acabar decididamente con todas las ineficiencias, las deficiencias y los problemas que el ANC ha traído consigo El ANC ya no es el partido de los visionarios de 1912;. El partido del Dr. Pixley ka Isaka Seme, Inkosi Albert Luthuli y Nelson Mandela Este ANC es corrupto. Le está fallando a Sudáfrica".
Lo que Buthelezi y otros críticos del ANC parecen olvidar es que el anterior gobierno, el régimen blanco de apartheid, era tan corrupto sino más, aunque quizás más discreto y controlaba los medios de comunicación de manera que no había peligro de que saliera a la luz.
Además, siempre que alguien toma dinero, alguien lo está dando, al igual que las empresas de armas extranjeras que utilizaban comisiones para ganar licitaciones en Sudáfrica.
No por ello esta bien, pero demuestra que hay un contexto más profundo que implica a algo más que los funcionarios del ANC.
No sólo la comunidad negra se ve perjudicada o involucrada en estas prácticas. Los indios y los blancos también están comprometidos.
En un país conmocionado por la actual crisis interna de violaciones y abusos infantiles, todos los titulares fueron para el caso del atleta paraolimpico Oscar Pistoroius, que disparó y mató a su novia modelo. Ambos eran blancos.
Como señaló la Eurasia Review: "El caso de Pistorius no puede ... ser tratado aisladamente de una cultura compleja, lo que hace que el resultado final sea un momento decisivo para Sudáfrica. Que sea capaz de cambiar la cultura socio-política es harina de otro costal. Entre 2011 y 2012, dos centros de acogida importantes de Ciudad del Cabo, que históricamente han respondido a diversas formas de violencia de género luchaban por su supervivencia".
La familia de Pistorius ha defendido su derecho a tener el arsenal de armas encontrado en su casa y que sin duda existe en otros hogares. La violencia es endémica en una cultura de la pobreza y la inseguridad personal porque el crimen se convierte en un sistema de redistribución primitivo y desigual.
Eurasia Review añade: "Al lado de esta lucha por la supervivencia, otros dos acontecimientos políticos importantes han tenido lugar en Sudáfrica. El primero fue el asesinato público de los mineros en Marikana, que se atrevieron a protestar para exigir un salario digno y el segundo ha sido la presentación y la retirada en varias ocasiones del proyecto de ley sobre los tribunales tradicionales ... "El proyecto de ley se considera una vuelta atrás de los derechos de las mujeres al hacer de los jefes tradicionales poderosos señores que no están sujetos a controles democráticos o rendición de cuentas".
Así que, si se rasca la superficie de casi cualquier tema, se encontrarán corrientes de disenso y desacuerdo, y denuncias airadas contra quienes se considera responsables. La profundidad de esta desafección popular con el gobierno y el disgusto por la dirección que el país ha tomado no se refleja adecuadamente en los medios de comunicación.
El sentido de camaradería, la unidad y el sentimiento de cohesión social -el "nosotros", no el "yo"- que unificó a los sudafricanos durante años en la lucha parece estar evaporándose a medida que se profundiza la desigualdad, y la gente lucha para sobrevivir económicamente como individuos en una economía que no está creciendo lo suficientemente rápido como para promover el desarrollo económico, y todavía está en gran medida controlada por los propietarios blancos de las multinacionales y los bancos.
El sentido de solidaridad tradicional, la cohesión de clase y comunidad están siendo cuestionados por un darwinismo flagrante, hasta el punto que hasta los pobres abrazan valores fundamentales del capitalismo: "la caridad empieza por uno mismo", sobre todo cuando los servicios del gobierno, lo que ellos llaman "cumplir las promesas", fracasan o no existen.
El otro día me senté con dos mujeres sudafricanas, una llamada Confianza, la otra viuda de un antiguo comandante del clandestino ejército del ANC, el MK, que luchó por la liberación del país. Ambas están frustradas por la lentitud de los cambios, y necesitan una atención médica que no pueden permitirse. Ambas trabajan, pero sus salarios no cubren sus gastos. Politizadas antes, ahora parecen pasar más tiempo en la Iglesia, orando para pedir la intervención divina.
En su autobiografía El largo camino hacia la libertad, que se convertirá pronto en una gran película, Nelson Mandela advirtió que cuando se llega a la cima de la montaña, siempre aparece otra detrás que alguien subirá.
Los sudafricanos todavía tienen mucho que escalar.
amandla.org.za. Traducción para sinpermiso.info: Enrique García

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