“íLibérenlos, envíenlos a casa o llévenlos ante la justicia!” es el grito de alarma de 150.000 firmantes de una petición a Barack Obama de que ponga fin al calvario de más de la mitad de los detenidos en la base militar estadounidense de Guantánamo, encerrados desde hace más de una década y sin proceso.
Detrás de los muros de la prisión militar de la isla de Cuba, esos hombres condenados a una detención por tiempo ilimitado y sin proceso intentan llamar la atención de su situación a través de una huelga de hambre sin precedentes, que el lunes ingresará en su cuarto mes.
“He perdido toda esperanza”, asegura el afgano Obaidula, cuyo testimonio ha sido desclasificado el viernes. “Estoy detenido en Guantánamo desde hace cerca de once años ahora y sigo sin conocer mi destino”.
El ayuno es seguido por 100 de los 166 presos, según las autoridades de la prisión. Veintitrés de ellos eran alimentados por sondas naso-gástricas, y tres están internados, aunque su vida no está en peligro, según el teniente coronel Samuel House, portavoz de la prisión.
Los abogados afirman que 130 prisioneros siguen el ayuno, en parte desde el 6 de febrero. Y “no es necesario hacer ningún cálculo para constatar que los detenidos que juegan con la muerte no son combatientes enemigos, ni sospechosos de terrorisme, ni militantes ni ninguna de esas expresiones que provocan miedo”, estima la revista New Yorker en un editorial.
Ochenta y seis de los 166 detenidos recibieron “una aprobación (de las autoridades norteamericanas) para ser transferidos”, algunos hace cinco años. “Eso indica que 52% de los presos está calificado para ser liberado”, declara a la AFP Clive Stafford Smith, abogado de quince presos.
”Un gigantesco fracaso”
¿Por qué estos hombres aterrizaron en esta “tierra de nadie”, según la expresión del propio Barack Obama? “Simplemente fueron atrapados en Afganistán o en Pakistán y vendidos a los norteamericanos”, explica Smith, quien defiende al emblemático Shaaker Amer, un británico en huelga de hambre desde hace 70 días. Londres dijo estar dispuesto a recibirlo.
“Hay algo que no funciona en un sistema en el que la ausencia de acusación de crímenes de guerra le mantiene a uno detenido indefinidamente y en el que(por el contrario) una condena por crímenes de guerra supone un billete de regreso a casa”, proclama el coronel Morris Davis en una petición que recogió 150.000 firmas en 48 horas.
Exfiscal militar de Guantánamo, el coronel Davis recuerda que él “personalemente” inculpó a los únicos tres exdetenidos en ser considerados culpables de crímenes de guerra y, sin embargo, enviados a su país: apenas tres de los 779 prisioneros que en más de once años pasaron por las celdas de la cárcel.
Otros seis detenidos fueron inculpados y actualmente están siendo juzgados por uno de los llamados tribunales militares de excepción.
Entre los 80 prisioneros restantes (de los 166 internos que quedan actualmente), unos cuarenta no pueden ser llevados ante la justicia por falta de pruebas. Lo que quiere decir que apenas 5% de los detenidos que pasaron por Guantánamo serán finalmente juzgados. “Guantánamo es un gigantesco fracaso”, concluye el abogado Clive Stafford Smith.
Es tiempo de que el presidente Barack Obama repare “este horrible error” y “hable más fuerte que los propios detenidos”, exhortó su colega Omar Farah.
Apenas regresado de Guantánamo, donde vio a cuatro de sus seis clientes en huelga de hambre, se dijo “conmovido” tras constatar cuán “decididos” estaban. “No tienen nada que perder”, dijo, “algunos pasaron más de un tercio de su vida en la prisión, quieren vivir, pero quieren vivir en libertad y dignidad”.
“Hacen falta más que palabras, hacen falta acciones concretas”, afirma el comandante Walter Ruiz, dirigiéndose al presidente Obama. Este abogado militar asegura que su cliente, el saudí Mustafá al-Hussaui, uno de los acusados por los atentados del 11 de Septiembre, y otros dos detenidos de “gran valor” también participan de la huelga de hambre.
(Con información de EFE)
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