El reconocido académico Estadounidense Noam Chomsky ha condenado este domingo la mano dura de la Policía de Turquía contra los manifestantes que protestan por la demolición del parque Gezi, en la plaza de Taksim, ubicada en la ciudad turca de Estambul.
Mientras tanto, Estados Unidos y el resto del mundo enmudecen. Es de esperarse, Turkía es un títere al servicio de nuestro vecino país del norte.
Con todo, mediante un comunicado, Chomsky se ha mostrado interesado en integrar Amnistía Internacional (AI) y otras organizaciones pro-DDHH y condenar la brutalidad de las autoridades turcas contra las pacíficas protestas de su pueblo.
Según el prominente lingüista, las noticias divulgadas durante los últimos días han marcado los momentos más vergonzosos en la historia de este país euroasiático.
En el mismo contexto, AI ha tachado de una “vergüenza” la represión policial contra los manifestantes, además de confirmar la muerte de dos de ellos.
Activistas medio ambientales han llevado a cabo una serie de protestas, propagadas desde Estambul a cerca de 50 otras ciudades, incluida ciudad capitalina de Ankara, Izmir, Mugla y Antalya, para prevenir que las excavadoras desarraiguen los árboles y demuelan el parque con el fin de reemplazarlo con un centro comercial.
Para los turcos, este parque, que es el último espacio verde público de la ciudad, simboliza un lugar de encuentro tradicional para los mítines y protestas, así como un destino turístico muy popular.
Cientos de estadounidenses celebraron el sábado una manifestación en el parque Zuccotti, en Manhattan, Nueva York, y anunciaron que este “evento pacífico de solidaridad internacional” tiene como objetivo llamar la atención pública en cuanto a la crueldad policial del Gobierno del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, contra los manifestantes turcos.
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