martes, 4 de junio de 2013

Turquía: Huelga general contra el ‘estado de terror’

por Lluís Miquel Hurtado desde Estambul

Turquía: Huelga general contra el ‘estado de terror’
Los sindicatos se enfrentan a Erdogan, que tacha a los manifestantes de extremistas.
Los principales sindicatos turcos llamaron a la huelga general mientras el primer ministro Erdogan subestimaba a los manifestantes y se marchaba de visita oficial al Magreb. Tras una breve tregua matutina, el caos volvió a desatarse en las calles del barrio de Besiktas en Estambul. El Colegio de Médicos oficializó el primer muerto, Mehmet Ayvalitas, un joven de 20 años de Plataforma Solidaridad Socialista, atropellado por un vehículo que arrolló una concentración de manifestantes en el distrito de Umraniye, en Estambul. Esta muerte es la única confirmada, si bien fuentes no oficiales hablan de dos fallecidos más. El infierno turco ya tiene a su mártir.
Antes de coger el avión, ayer por la mañana, Erdogan veía fantasmas: «Nuestros servicios de Inteligencia están trabajando para desvelar qué actores extranjeros hay implicados tras las protestas. Nos reuniremos con sus cabecillas», aseguró ante la prensa. Erdogan volvió a cargar contra los manifestantes, a los que tachó de «extremistas», y contra el Partido Republicano del Pueblo, que también salió a la calle y al que acusó de arrimarse a «terroristas».
El primer ministro prometió a los suyos un pronto fin: «Calma, relax, todo se acabará pronto». Pero cuatro días después de que estallara la indignación, el presidente Abdullah Gül abrió un boquete en el barco gubernamental: «Democracia no significa sólo ganar elecciones. Las protestas pacíficas son parte de la democracia. Podemos interpretar lo que está ocurriendo desde esta perspectiva», declaró ante la prensa.
La mañana regaló una tregua. Muchos de los estudiantes, jóvenes universitarios, acudieron a cumplir con los deberes de la época de exámenes. Allí comenzaron las protestas, en universidades como ODTU, en Ankara, o la del Bósforo, en Estambul. Fueron de tinte pacífico. Al salir de clase, las marchas siguieron por las calles que rodean la plaza de Taksim y el barrio de Besiktas.
Tayyip Erdogan paseaba mientras por Marruecos con gafas de sol, acompañado por su mujer y su hija, mientras su país se ponía patas arriba. El Index 100 de la Bolsa Nacional de Estambul cayó un 10%, hasta su peor resultado desde 2003. Las cancelaciones de viajes a Turquía se prodigan. Italia ha recomendado a sus ciudadanos no desplazarse allí. La UE y EEUU volvieron a pedir «calma» a las partes.
Por la tarde volvieron a producirse disturbios en Besiktas. La policía advirtió a los manifestantes de que cesaran en su determinación de alcanzar el despacho de Erdogan en el palacio de Dolmabahçe, situado en la principal arteria que une Taksim con Besiktas. Por las calles de Besiktas había nacionalistas de derechas, de izquierdas, kurdos, anarquistas, liberales moderados… Los aficionados del Çarsi, el grupo anarquista de aficionados del club de fútbol Besiktas, se iban acumulando. «El Gobierno ha dado a todos sus grupos oponentes demasiadas excusas para indignarse», reconocía a EL MUNDO Serkan Özdurum, un treintañero acompañado de una chica con velo.
Y estalló la batalla. Besiktas se convirtió en zona asediada. El ruido del helicóptero policial que sobrevolaba las casas discutía con bocinas y cacerolas golpeadas por doquier. Con los últimos destellos de luz natural, el aire se volvía irrespirable. «Esto va a acabar muy mal. El viaje de Erdogan ha sido tomado por todos como una muestra desconsideración», razonaba una de las manifestantes.
Por la noche, la policía dejó pasar a unos 3.000 manifestantes que se encontraban en Besiktas, que se dirigieron hacia la plaza Taksim. Allí se ha montado una acampada que recordaba a la organizada por los manifestantes del 15-M en la Puerta del Sol, en Madrid.
Al cierre de esta edición, otro helicóptero sobrevolaba Taksim y la policía disparaba botes de gas pimienta en los alrededores de la plaza.
Las cifras de heridos desde que se iniciara la protesta son difícilmente contrastables debido a la opacidad informativa del Gobierno, pero en la tarde de ayer se contaban ya por centenares. En Estambul, un profesor y un estudiante perdieron sendos globos oculares por el impacto de proyectiles policiales. En Ankara hay un ciudadano en coma irreversible por culpa de las cargas policiales.
La Confederación de Sindicatos de Trabajadores Revolucionarios (DISK) y la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Públicos (KESK) lanzaron al Gobierno un órdago sin precedentes, al llamar a un paro «preventivo» contra el «estado de terror»: «Hemos decidido convocar dos días de huelga. El primero será el martes en Estambul. El segundo, en todo el país», aseguró a EL MUNDO Kivanç Elaçik, responsable de Relaciones Internacionales del DISK. El derecho de huelga está restringido en la actual Constitución.
La Carta Magna aprobada bajo el yugo del ejército prohíbe el derecho a declarar una huelga general, pero sus promotores creen que hay atajos legales que permiten convocarla».

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