Dirigentes cubanos, chilenos residentes y diplomáticos latinoamericanos rindieron este miércoles en La Habana un homenaje al expresidente socialista chileno Salvador Allende, en el 40 aniversario de su muerte durante el golpe que instaló en el poder al general Augusto Pinochet.
Un centenar de personas -entre ellas chilenos que se refugiaron en Cuba tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973- asistieron a una ceremonia ante el monumento a Allende, en la Avenida de los Presidentes, que estaba custodiado por una guardia militar cubana.
“Salvador Allende cumplió su palabra (de respetar la Constitución) en forma dramática e impresionante”, dijo en un discurso la cubana Rosana López, encargada de la Casa Memorial Salvador Allende en La Habana.
Luego se efectuó otro acto en el Hospital Salvador Allende, con asistencia de varios cientos de personas, en el que el ministro cubano de Salud, Roberto Morales, destacó las virtudes del exmandatario chileno, quien también era médico.
Entre los presentes estaban José Ramón Balaguer, dirigente nacional del Partido Comunista cubano, y la jefa del Partido en La Habana, Mercedes López Acea.
Instituciones cubanas y la embajada chilena colocaron ofrendas florales en el monumento a Allende, quien rechazó rendirse ante los golpistas y optó por suicidarse disparándose con un fusil que le había regalado su amigo Fidel Castro, mientras el Palacio de La Moneda era atacado con aviones y tanques.
A los homenajes asistieron los embajadores de Ecuador, Edgar Ponce, y de Bolivia, Palmiro Soria; así como el embajador chileno, Rodrigo Drago, y el cónsul chileno, Fernando Morales. Entre los asistentes había numerosos chilenos que se establecieron en Cuba durante la dictadura de Pinochet (1973-1990).
“Toda mi familia, la mayoría comunista, fueron presos, torturados, asesinados, así que tuvimos que salir exiliados”, contó a la AFP Fedora Lagos, una ingeniera en telecomunicaciones que salió de Chile con su familia en 1975, cuando tenía 12 años, mientras su padre era buscado por los servicios secretos.
“A mi tío Ricardo Lagos (Reyes), alcalde de (la ciudad sureña de) Chillán, lo habían asesinado el 16 de septiembre (de 1973) con la tía que estaba embarazada y mi primo”, relató la mujer.
“A mi primo Ricardo Lagos hijo, de la dirección de la Juventud Socialista, lo tomaron preso y es de los desaparecidos del Estadio Nacional”, que fue usado por Pinochet como campo de concentración, agregó.
Fedora Lagos, que tiene dos hijos cubanos de 23 y 21 años, dijo que no se adaptó a vivir en Chile luego del retorno de la democracia en 1990, por lo que volvió a Cuba, en 1991.
REUTERS
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