domingo, 6 de octubre de 2013

Giap: el genio militar vietnamita que puso al imperio de rodillas

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Ayer falleció a los 102 años de edad un gran amigo de Cuba y de las causas revolucionarias: el legendario General Vo Nguyen Giap, una de las figuras más relevantes de la historia vietnamita. En este texto de hoy, el diario cubano Granma celebra el inolviodable combatiente.
Ge Luo significa volcán bajo la nieve; fue así como denominaron sus compatriotas a este hombre extraordinario que derrotó a los japoneses, luego a los franceses en Dien Bien Phu y décadas más tarde hizo huir de Saigón a los norteamericanos, para completar la reunificación de Vietnam.
Su vida estuvo indisolublemente unida a la lucha por la liberación nacional, a la historia de la formación, crecimiento y desarrollo del Ejército Popular de Vietnam, por cuyas victorias los propios franceses lo apodaron el Napoleón Rojo.
Vo Nguyen Giap fue uno de tantos hijos de campesinos que devinieron personalidad gracias al socialismo, aunque hubo mucho de sacrificio personal. Desde 1926 fue miembro de organizaciones estudiantiles de lucha clandestina. En 1933 se afilia al Partido Comunista de Indochina (PCI) y muy pronto se acerca al círculo de influencias de Ho Chi Minh, de quien fue amigo personal.
A finales de 1941, Giap se trasladó a las montañas de Vietnam para crear los primeros grupos guerrilleros. Allí estableció una alianza con Chu Van Tan, dirigente del Tho, una de esas formaciones de lucha compuesta por una minoría nacional de Vietnam del noreste. En las navidades de 1944 capturó un puesto militar francés, tras haber formado los primeros batallones de sus fuerzas armadas.
A mediados de 1945 tenía ya unos diez mil hombres bajo su mando y pudo pasar a la ofensiva contra los japoneses que habían invadido el país.
La policía francesa detuvo a su esposa y a su cuñada utilizándolas como rehenes para presionar a Giap y lograr que se entregara. La represión fue feroz: su cuñada fue guillotinada y su mujer condenada a cadena perpetua, muriendo en la prisión después de tres años a causa de las brutales torturas. Los verdugos galos también asesinaron a su hijo recién nacido, a su padre, a dos hermanas y a otros familiares.
Pero Giap fue incorruptible. Derrotó a los franceses durante la campaña de Dien Bien Phu, que fue la primera gran victoria de un pueblo colonial y feudal, con una economía agrícola primitiva, contra un experimentado ejército imperialista sostenido por una industria bélica pujante y moderna. Los más conocidos generales franceses (Leclerc, De Lattre de Tasigny, Juin, Ely, Sulan, Naverre) fracasaron uno tras otro frente a unas tropas integradas por campesinos pobres, pero decididas a luchar hasta el final por su país y por el socialismo. Vietnam resultó dividido y Giap fue nombrado ministro de Defensa del nuevo gobierno del Vietnam del Norte que, al tiempo que continuaba la guerra popular, se esforzaba por construir una nueva sociedad socialista.
Como comandante del nuevo ejército popular, Giap dirigió la lucha en la guerra de Vietnam contra los nuevos invasores norteamericanos en el sur del país, que una vez más comenzó bajo la forma de guerra de guerrillas. Los primeros soldados estadounidenses murieron en Vietnam cuando el 8 de julio de 1959 el Vietcong atacó una base militar en Bien Hoa, al noreste de Saigón.
Cuatro presidentes americanos lucharon sucesivamente contra Vietnam, dejando el rastro de sangre de
57 mil 690 mercenarios americanos. En 1975 el país fue reunificado; quedarán como símbolos de esa victoria cuando un tanque del ejército revolucionario embistió la valla de protección de la embajada americana, mientras los últimos imperialistas huían precipitadamente colgados en un helicóptero por el tejado del edificio.
El general Giap no solo fue un maestro en el arte de dirigir la guerra revolucionaria, sino que además escribió sobre ella varios libros con importantes valoraciones, como su famosa obra Guerra popular, ejército popular, un manual de la guerra de guerrillas basado en su propia experiencia. En él establece los tres fundamentos básicos que debe disponer un ejército popular para lograr la victoria en la lucha contra el imperialismo: dirección, organización y estrategia. La dirección del Partido Comunista, una férrea disciplina militar y una línea política adecuada a las condiciones económicas, sociales y políticas del país.
Definió la guerra popular como “una guerra de combate para el pueblo y por el pueblo, mientras que la guerra de guerrillas es simplemente un método del combate. La guerra popular es un concepto más general. Es un concepto sintetizado. Es una guerra a la vez militar, económica y política”. La guerra popular no solo la hace un ejército, por más que sea popular, sino que la hace todo el pueblo porque es imposible que un ejército revolucionario, por sí mismo, pueda lograr la victoria contra la reacción, sino que es todo el pueblo el que tiene que participar y ayudar en una lucha, que necesariamente debe ser prolongada.
Como buen guerrillero, Giap sabía que el éxito de la victoria, cuando hay una desproporción tan grande de fuerzas, se basa en la iniciativa, la audacia y la sorpresa, lo que exige que el ejército revolucionario se desplace continuamente. Destacó como un genio de la estrategia, capaz de movilizar continuamente importantes contingentes de tropas, siguiendo los principios de la guerra de movimientos. Lo hizo así contra los colonialistas franceses en 1951, infiltrando a un ejército entero a través de las líneas enemigas en el delta del río Mekong, y otra vez adelantando la ofensiva del Tet en 1968 contra los estadounidenses, cuando situó a millares de hombres y toneladas de aprovisionamientos para un ataque simultáneo contra 35 centros estratégicos del sur.
Los partidarios y adversarios consideraban a Vo Nguyen Giap como uno de los grandes estrategas militares de la historia.
Marcel Bigeard, el general más condecorado del ejército francés, que fuera su prisionero, ha dicho del jefe militar vietnamita: “Giap comandó victoriosamente sus tropas durante más de 30 años. Eso constituye una proeza sin precedente (…). Él extraía lecciones de sus errores y no los repetía jamás”.
Por su parte, William Westmoreland, comandante en jefe del ejército norteamericano en Vietnam y adversario de Giap, declaró: “Las cualidades que hacen un gran jefe militar, es la aptitud para tomar decisiones, la fuerza moral, la capacidad de concentración, sin olvidar la inteligencia que unifica todo lo anterior. Giap las posee todas”.

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