Los rumanos llevan nueve domingos consecutivos de protestas contra la explotación de una empresa minera canadiense por considerar que este proyecto es perjudicial para el medio ambiente.
Miles de ciudadanos han vuelto este domingo a las calles de Rumania para mostrar su indignación a la empresa canadiense Gabriel Resources que tiene previsto abrir en este país la mayor mina de oro de Europa.
En Bucarest, la capital rumana, la movilización registró un seguimiento de alrededor de 2 500 personas. “Queremos el turismo, no cianuro” y “Dimitid”, fueron unas consignas.
La empresa canadiense utilizaría toneladas de cianuro para abrir esta mina que se ubica en el pueblo de Rosia Montana, en la región de Transilvania, centro de Rumania.
Los críticos advierten de que el proyecto dañaría el medio ambiente, ya que la empresa canadiense planea destruir cuatro cimas de montañas y acabar con tres pueblos de los alrededores de la zona.
El proyecto implica el uso de un promedio de 12 000 toneladas de cianuro al año para la explotación; una cifra que es 12 veces más que la cantidad utilizada en la industria de la minería en toda la Unión Europea (UE).
Durante las manifestaciones, los rumanos también han vuelto a recalcar su rechazo a los planes de excavación de la multinacional estadounidense Chevron que pretendía comenzar los trabajos de explotación de gas esquisto en el este de Rumania mediante una técnica conocida como fracturación hidráulica “fracking”.
Desde el inicio del pasado septiembre, Rumania es escenario de grandes protestas en contra del proyecto de ley del Gobierno, adoptado a finales del pasado agosto, que facilita las expropiaciones para la explotación minera.
Por otra parte, el premier rumano, Victor Ponta, había asegurado que el Parlamento del país rechazaría dicho proyecto de ley aprobado por el Gobierno, sin hacer referencia alguna a la fecha de la votación. Sin embrago, varios ministros que lo defienden aseguran que aportará importantes ingresos a Rumania y evitará un litigio comercial.
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