TELAM – La Revolución Bolivariana no se detuvo con la muerte de Hugo Chávez, por eso la oposición interna y externa trabaja para “crear las condiciones para un golpe institucional” contra el gobierno de Nicolás Maduro, como el que derrocó en Paraguay a Fernando Lugo, afirmó el periodista y comunicador Ignacio Ramonet.
Ramonet, que vino a presentar en Argentina su libro sobre Chávez aseguró en entrevista con Télam que “los enemigos de la Revolución Bolivariana y la oposición venezolana, pensaban que una vez desaparecido (el expresidente), desaparecía el problema, y el poder iba a caer automáticamente en sus manos”.
“La oposición está haciendo ahora lo que yo llamo un golpe de Estado a cámara lenta, con sabotajes de la electricidad, desabastecimiento, cortes de agua; creando una atmósfera de malestar social para tratar de dar un golpe de Estado institucional”, porque, precisó, no se pueden “apoyar en las fuerzas armadas”.
Sostuvo que esa estrategia es igual a la que precedió al golpe militar contra Salvador Allende en Chile, “de quien decían que era incompetente para gobernar, lo mismo que dicen ahora de Maduro, que las cosas no funcionan en Venezuela”.
“La ausencia de Chávez se nota, por contraposición al rol decisivo que jugó en rechazar el ALCA en 2005 junto a Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva”
Ramonet también afirmó que “no está apareciendo ningún signo” en América Latina que indique una “involución política”, como sí la hubo tras los golpes en Honduras y Paraguay, dijo.
“Tras la llegada al poder de Chávez en 1999 hubo una serie de gobiernos neoprogresistas, en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador. Ninguno de esos gobiernos, que llegaron al poder hace 15 años, ha perdido una elección decisiva”, enfatizó.
Agregó que entre noviembre y febrero hay elecciones presidenciales en Chile, Honduras y El Salvador, y “todos los sondeos indican que quienes van a ganar son candidatos que representan esa línea” neoprogresista.
Excluyó los recientes comicios legislativos en Argentina, por no considerarlos decisivos, y concluyó que “el péndulo no está yendo hacia el otro lado (la derecha), sino al contrario”.
A juicio del periodista, tampoco hay oposiciones políticas importantes en la región, ya que los partidos que adversan a los gobiernos neoprogresistas “son inconsistentes”.
La verdadera oposición, aseguró, la ejercen “los medios de comunicación monopólicos” de América Latina, que “están aliados a la oligarquía dominante que ha explotado y dominado a casi todos estos países durante mucho tiempo”.
Sin embargo, reconoció que la constitución de la “Alianza del Pacífico es una de las pruebas de que la dinámica integradora no funciona tan bien como antes”.
“La ausencia de Chávez se nota”, agregó, por contraposición al rol decisivo que jugó en rechazar el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) en 2005 junto a Néstor Kirchner y Luiz Inácio Lula da Silva.
Según Ramonet, tampoco hay oposiciones políticas importantes en la región, ya que los partidos que adversan a los gobiernos neoprogresistas “son inconsistentes”
El autor del libro de conversaciones con el fallecido mandatario venezolano, explicó que “esa Alianza del Pacífico no se hubiese hecho si Chávez hubiese podido negociar con los presidentes que están tentados” con integrarla, pero aclaró que “no es el ALCA”.
Recordó que además de ese bloque está “la firma del Tratado Trans Pacífico, y eso sí que es un ALCA, y de eso se habla poco”, pero muchos países, como Uruguay, se preguntan “legítimamente” si el eje económico y de poder del mundo no se está trasladando al Pacífico, por lo que señaló que no considera ese interés como “una traición”.
Ramonet, quien reconoció que su anterior libro de conversaciones con Fidel Castro fue el que entusiasmó a Chávez para hacer algo parecido, pero no como aquel “balance”, sino como el surgimiento de un liderazgo, disparó que a Europa le falta un dirigente como el líder venezolano.
Porque “Chávez es la voluntad política” frente “al código de la banca y las finanzas internacionales”, del FMI y el Banco Central Europeo, que mantienen “en piloto automático” a Europa, ya sea que ganen las elecciones “un conservador o un socialdemócrata”.
“Eso es lo que los dirigentes políticos europeos tienen que hacer si no quieren desesperar a sus ciudadanos, que ahora van a votar por la extrema derecha”, advirtió.
Reconoció, luego, los problemas que supone el control de cambios en Venezuela y en cualquier país, pero consideró que la especulación que genera es el mal menor “para evitar la fuga de todos los capitales”, ya que el 60 por ciento de la economía bolivariana, excluyendo el sector petróleo, “está en manos privadas”.
A eso sumó el clima desestabilizador que genera la oposición interna y destacó que la importancia que Estados Unidos otorga a la Revolución Bolivariana queda en evidencia con las revelaciones del ex agente de inteligencia Edward Snowden, que muestran que “Venezuela era uno de los tres o cuatro países del mundo más vigilados por la NSA (Agencia Nacional de Seguridad)” junto a “Corea del Norte, Irán o Irak”.
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