El dueño de un local norteamericano de comida rápida hizo a sus empleados un desagradable regalo de Navidad: los veinte trabajadores –que habían protestado por sus bajos sueldos– fueron despedidos con tan solo un día de aviso.
Una semana antes de Navidad en el local de sándwiches Snarf, en Chicago (EE.UU.), no se veía un alma: la administración del comedor, en pleno domingo, envió un correo electrónico a todos sus empleados para informarlos de su despido.
Debido al “aumento de la competencia” el director de operaciones del local decidió que la mejor manera de ganar fuerza en el sector de la venta de sándwiches en Chicago era decir a sus veinte trabajadores con un día de aviso: “¡Feliz Navidad! Están despedidos”.
Un portavoz del negocio dijo que la remodelación esencial del local permitiría la adición de un “concepto de hamburguesa” que no tiene absolutamente nada que ver con los empleados antiguos de Snarf, que apenas unas semanas antes habían exigiendo que les subieran el sueldo. Debido a la huelga, el restaurante permaneció cuatro días cerrado.
“Durante las vacaciones de Navidad el local está casi vacío y, por lo general, las tres cuartas partes del restaurante están cerradas”, dijo el director de ‘marketing’ y propietario del negocio, Jill Preston, a la prensa local. “Podría parecer que el cierre del restaurante está relacionado con la huelga de los empleados, pero no es así. Teníamos planeado cerrar el local hacía tiempo”, afirma el director.
No obstante, el propietario del restaurante no pudo explicar el porqué de los despidos fulminantes si la decisión de liquidar el negocio se había tomado con antelación.
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