ANI-gt/ajmm- Últimamente la amenaza directa de la intervención militar de los EE.UU. y sus aliados en los asuntos internos de Siria está prevenida, pero esto no significa que la presión general de las fuerzas externas no sea debilitada por el gobierno de Bashar Al Assad. Por otro lado continúan las sanciones improcedentes de los países extranjeros hacia Damasco en las esferas financieras y económicas. Arabia Saudita, Qatar y Turquía no abandonan su apoyo armado a la oposición siria y a los llamados “voluntarios-islamistas”.
Durante los últimos días nuevos grupos del Ejército Libre Sirio, financiados por Arabia Saudita, con la ayuda de los instructores norteamericanos se arman y están entrenados en los campamentos militares en Jordania. Pues, teniendo intereses comunes en Siria; cada uno de los mencionados tiene su propio provecho y elige su estrategia y táctica.
La administración de Arabia Saudita no oculta su odio y enemistad contra el presidente sirio Bashar Al Assad. Al parecer, en una oportunidad se atrevió a responder irreverentemente respecto a la familia real de Er Riad, al tiempo se acercó político e ideológicamente con el competidor y probable enemigo de Arabia Saudita en la región – con un régimen chií fundamentalista de Irán.
Por otra parte, Siria ante los ojos de los saudíes se convirtió en un punto de parada y corredor de tránsito de Teherán para exportar su ideología y las armas en el Líbano, Arabia Saudita, Yemen, Bahrein y otros países árabes. Er Riad tiene recelo de formación de llamado “arco chií” o “media luna chiíta” en la región de Oriente Medio y notablemente lo obstaculiza.
De acuerdo con la administración de la Arabia Saudita, el derrocamiento del régimen de Bashar Al Assad traerá al poder en Siria a unos representantes de la mayoría árabe-suní leales a Er Riad y limitará de manera significativa la posibilidad de infiltración de Irán en la región. El reino saudita desde inicio estaba apoyando al Ejército Libre Sirio, que unió los tránsfugas y desertores de las fuerzas gubernamentales sirias. El Consejo Nacional de Siria se convirtió en la base para la creación de la Coalición de las fuerzas revolucionarias y oposicionistas sirias. Sin embargo, durante la confrontación armada con Damasco esta parte de la oposición armada notablemente perdió el control sobre una parte de las zonas sirias sediendo lugar a los grupos islamistas radicales.
Los círculos gobernantes del Estado de Qatar también están preocupados por la formación de la unión sirio-iraní, y no ocultan su objetivo de derrocar al régimen de Bashar Al Assad por cualquier medio. Se conoce que Er Riad desde hace tiempo tenía planes de cambiar el gobierno en Damasco, pues Doha lo demuestra sólo en los últimos años. Los acontecimientos de la “primavera árabe” sirvieron de un impulso específico cuando los países árabes han sufrido una ola de movimientos espontáneos, motines de masas, cambios de los gobernantes y regímenes. La gran importancia para Qatar y otras monarquías del Golfo Pérsico se debía al derrocamiento de Hosni Mubarak en Egipto, y como consecuencia, el debilitamiento de este país como bien reconocido lider del mundo árabe.
Qatar, teniendo su situación financiera muy firme, trató de llenar el vacío formado de la influencia en la “Umma árabe” y comenzó a pretender ser el nuevo patrocinador del grupo palestino Hamas en Gaza; aunado a esto se ha incrementado drásticamente la ayuda y el apoyo a los grupos árabes-sunitas radicales en Egipto, Irak y Siria. Por su parte Doha está financiando no sólo a los “Hermanos Musulmanes” de Siria sino también ampliamente conocidas organizaciones terroristas como “Al Qaeda”, “Dzhagbu Nusra” y otros grupos islamistas radicales.
Siguiendo en este contexto con una similitud de los objetivos en el conflicto sirio, Er Riad y Doha están apoyando la oposición interna y externa Siria, lo que más responde a los intereses de EE.UU. y Occidente, y Qatar – las organizaciones islamistas radicales así como “Hermanos Musulmanes” y citados grupos terroristas. A esto se suma también los caminos del tránsito de carga militar y de los combatientes opositores sirios de Er Riad y de Doha que son diferentes. Arabia Saudita prefiere utilizar para estos fines el territorio de Jordania y Qatar – de Turquía.
La creciente ruptura en las filas de la oposición armada siria y los choques armados entre las tropas del Ejército Libre Sirio y los islamistas extranjeros han llevado una tensión en las relaciones entre sus principales patrocinadores. El príncipe saudí Bandar bin Sultan y el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar, Khaled Atia intercambiaron últimamente las declaraciones recíprocas en tono brusco. Lo que lleva al gobierno de Erdogan ofrecer su territorio para el tránsito de mercancías militares y de los militantes para los grupos terroristas que actuan en Siria. Al igual que Qatar, las autoridades turcas tienen como objetivo inmediato “derrocar” el régimen de Bashar Al Assad a toda costa, y luego llevar al poder en Damasco a los islamistas moderados.
En Ankara, Doha, Er Riad y otras capitales de los patrocinadores de combatientes islamistas radicales, reclutados en todo el mundo, hasta hoy no piensan hacia dónde se dispersará todo este mal de “guerreros islámicos” o, como se les llaman “yihadistas”; de hecho hoy en sus filas no son sólo los inmigrantes de países árabes y musulmanes, sino también de los EE.UU., Reino Unido, Alemania y otros países de la UE, Turquía y la CEI.
La práctica demuestra que decenas de miles de militantes islamistas que han recibido la experiencia de matar con impunidad y del terror en un país, como regla general, no se quedan en su actividad criminal. Como se suele decir: “la guerra santa contra los infieles debe ser global y universal”. Washington y sus aliados occidentales, han estado proclamando en su discurso palabras de lucha contra las fuerzas del terrorismo internacional, de hecho, hacen la vista gorda a la acción internacional provocativa de Er Riad, Doha y Ankara en el apoyo a los terroristas en Siria. Es de esperar que la interferencia de fuerzas externas en el conflicto interno sirio persista o aumente.
La oposición siria y sus patrocinadores se ven obligados a aceptar la cancelación de los ataques con misiles estadounidenses previstas en los objetivos de las fuerzas gubernamentales, lo que, en su opinión, podría acelerar significativamente la caída del gobierno de Al Assad. Hay que recordar que las monarquías del Golfo Pérsico creen que sus ilimitadas oportunidades financieras tendrán un papel decisivo en este conflicto, y con el tiempo alcanzarían sus objetivos.
En estas condiciones, esperar pronto la organización de las negociaciones “Ginebra 2” no tiene por qué. La oposición siria siendo precionada por sus patrocinadores asume con firmeza una posición a dimitir a Bashar Al Assad.
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