En nuestra República Dominicana el negro cruelmente discriminado no es el estadounidense, ni el jamaiquino, ni el martiniqueño, ni el brasileño, ni el venezolano…
No lo es el propio negro o mulato dominicano, que es capaz de discriminar incluso brutalmente a los negros de la vecindad.
Tampoco aquí el africano es objeto de gran escarnio.
Existe prejuicio racial, racismo atenuado, desprecio al negro o la negra desde los primacía de la cultura blanca; existe complejo de ser negro o negra, mulato, mulata…
Pero la negritud despreciada, maltratada, semi-esclavizada, estigmatizada, considerada “raza inferior”…es la haitiana y su descendencia dominicana.
“Si te portas mal, llamo al haitiano para que te coma”
“En accidente mueren dos hombres y un haitiano”.
Las pestes “vienen de Haití”, aunque la hayan traído europeos o invasores gringos; igual las enfermedades raras, aunque se fabriquen en laboratorios estadounidenses.
El dominicano emigra para buscársela. El haitiano nos “invade” para “destruir” nuestra identidad, “enfermarnos”, “dañar nuestra raza”, “degradar nuestra cultura”...
Eso no es cosa de ahora, aunque ahora se haya retomado para potenciar el odio entre ambos pueblos y naciones, para desviar hacia ese fantasma -y no hacia recolonización neoliberal y el despojo imperialista- el sentimiento patriótico; para intentar recuperar fuerza política explotando el anti-haitianismo histórico, después de saquear el patrimonio nacional y el erario público con el consiguiente descrédito y de traficar a su antojo con la pobreza haitiana y sobreexplotar su fuerza de trabajo indocumentada.
Y lo hacen luego de formar poderosas y espurias corporaciones económicas desde el gobierno, asaltar las instituciones, montar una dictadura mafiosa fríamente diseñada y compartida con la escoria balaguerista, con partiduchos y facciones políticas compradas, con narco-cárteles y con grades empresas criollas y transnacionales traficantes de influencia y de todo.
El anti-haitianismo, perversamente fomentado durante casi dos siglos por la clase dominante gobernante, manipulando la separación de Haití, inyectándola de hispanofilia y de pro-norteamericanismo, exculpado las potencias coloniales blancas, soterrando el racismo y su crueles expresiones concretas, es una especie de paraguas o disfraz de una ideología que tiene mucho de neonazi.
Es el escudo de un falso patriotismo que confunde tanto que empuja a una parte de la población dominicana a practicar el racismo inconcientemente.
Y tan hipócrita es la facción racista pele-balaguerista, que los hay capaces de alabar a Mandela, alegres por detrás de su fallecimiento); sin calcular que él como quiera nos ayudará a derrotarlos.
8-12-2013, Santo Domingo, RD
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