viernes, 3 de enero de 2014

Crecen las protestas contra la monarquía en Bahrein

El clima de protestas contra la monarquía de los Al Jalifa recrudeció en el día de ayer con nuevas manifestaciones en la isla de Sitra y las ciudades de Jidhafs y Samaheej, al norte de Bahrein. En esta ocasión los manifestantes se movilizaron en solidaridad y por el pedido de liberación de más de 200 mujeres encarceladas en los centros de detención del régimen monárquico por su activismo político.
Las protestas contra el gobierno de Al Jalifa vienen sucediendo desde Febrero de 2011, para reclamar la dimisión de la monarquía en el país. En este contexto, la familia real accionó una política represiva que no cesa desde ese momento.
En Diciembre de 2013 cinco activistas políticos fueron condenados a quince años de prisión acusados de terrorismo y de realizar dos atentados en el país.
A su vez, el principal movimiento de oposición al régimen, el chií Al Wefaq, denunció recientemente la persecución de sus principales dirigentes, entre los que se encuentra su líder Ali Salman, acusado de “incitar al odio y de difusión de noticias falsas para perjudicar la seguridad nacional” y quien tiene prohibida la salida del país.
En este contexto, las acusaciones por parte de la oposición contra la monarquía por violaciones constantes a los derechos humanos no se detienen. Según los opositores desde el inicio de las manifestaciones antigubernamentales se han registrado 1.392 detenciones, entre ellas de mujeres y niños, y 93 casos de torturas dentro y fuera de las cárceles, con un resultado de cinco muertos.
En la misma línea, en Diciembre de 2013 el régimen de los Al Jalifa detuvo a dos menores de edad, violando todos los tratados internacionales vigentes sobre los derechos de los menores. Yihad al-Sami y Abdulá al-Bohrani, de 10 y 13 años respectivamente, fueron detenidos a principios de ese mes, y la oposición ha denunciado que ambos han sufrido torturas y electrochoques realizados por los agentes de Al Jalifa.
En este marco, las protestas aumentan y las movilizaciones en la capital de la nación más pequeña del Golfo Pérsico son cada vez mayores. La monarquía Al Jalifa no ha dado respuestas de posibles cambios en su política, incrementando las acciones represivas.

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