martes, 14 de enero de 2014

El boicot a Israel se fortalece en todo el mundo

¿Está llegando la campaña de BDS contra Israel a un momento decisivo?
En la cima de su poderío económico y militar (particularmente
nuclear), Israel se siente inusitadamente vulnerable pero,
irónicamente, en este caso la amenaza procede de un movimiento no
violento anclado en el derecho internacional y en la Declaración
Universal de Derechos Humanos. El pasado mes de junio el primer
ministro israelí Benjamin Netanyahu clasificó al movimiento global
dirigido por palestinos de boicot, desinversión y sanciones a Israel
(BDS) de “amenaza estratégica” para el régimen de ocupación,
colonización y apartheid de Israel al decidir asignar al ministro de
Asuntos Estratégicos toda la responsabilidad de la lucha contra este
movimiento.

Este cambio espectacular es un reflejo del fracaso de la bien
engrasada campaña israelí “Marca Israel” dirigida por el ministerio de
Exteriores desde que en 2005 se lanzó la campaña de BDS y que
considera que la cultura es una herramienta de propaganda y cuya
lógica es utilizar a los artistas y escritores israelíes para mostrar
al mundo “la cara más hermosa de Israel”.
El hecho de que muchas personas de conciencia de todo el mundo se
hayan dado cuenta de que se puede acabar con la impunidad de Israel
únicamente por medio de la resistencia popular interna unida a una
presión y exigencia de responsabilidad continuas y consecuentes
moralmente ha dado un gran impulso a las campañas de BDS. El brutal e
ilegal bloqueo de Israel a Gaza, la constante construcción de ilegales
colonias y de un muro de separación en la ocupada Cisjordania, su
“estrategia de judaización” de Jerusalén, Galilea, el valle del Jordán
y del Naqab (Negev) tal como señalan varios informes oficiales de las
Naciones Unidas, su adopción de nuevas leyes racistas y su negación de
los derechos de los refugiados palestinos, todo ello ha alejado a
muchos de quienes entonces apoyaban a Israel.
Los éxitos de la campaña de BDS en estos dos últimos años pueden ser
el factor que ha puesto nervioso al régimen israelí. El apoyo del
Congreso Nacional Africano al movimiento en diciembre de 2012, el
apoyo al BDS y la cancelación de espectáculos por parte de artistas y
grupos de música de fama internacional, la decisión de uno de los
científicos más importantes del mundo, Stephen Hawking, de respetar el
boicot y cancelar su participación en una conferencia en la
Universidad Hebrea y la reciente avalancha de resoluciones de boicot
de asociaciones académicas estadounidenses han contribuido a que se
considere que el movimiento de BDS está alcanzando su momento sudafricano.
Pero la valoración de Israel por parte de la opinión pública mundial
se está deteriorando últimamente debido a dos factores fundamentales:
el poder moral del movimiento de BDS, incluido su crucial componente
anticolonial israelí y el giro de Israel hacia la extrema derecha.
Según una encuesta realizada por la BBC en 2013, Israel comparte con
Corea del Norte el puesto de tercer país peor considerado del mundo en
opinión de amplias mayorías europeas y de otras partes.
¿Qué es el BDS?
El llamamiento de BDS fue lanzado el 9 de julio de 2005 por una
alianza de más de 170 partidos, sindicatos, redes de refugiados, ONG y
asociaciones de base palestinas que pedían a las organizaciones de la
sociedad civil internacional y a las personas de conciencia “imponer
un amplio boicot e implementar iniciativas de desinversión contra
Israel similares a las aplicadas a Sudáfrica durante la era del apartheid”.
En concreto, la campaña de BDS pide el fin de la ocupación israelí de
los territorios palestinos y demás territorios árabes ocupados desde
1967 (incluido el desmantelamiento del Muro y de las colonias), el fin
del sistema israelí de discriminación racial de los ciudadanos
palestinos y que se respete el derecho inherente de los refugiados
palestinos a retornar a los hogares de los que son originarios, un
derecho sancionado por las Naciones Unidas.
Estos tres derechos básicos corresponden a los tres principales
componentes del pueblo palestino: los palestinos y palestinas de Gaza
y Cisjordania, incluido Jerusalén Oriental (el 38% del pueblo
palestino, según estadísticas de 2011), de los territorios de 1948 que
viven bajo el apartheid israelí (el 12%) y del exilio (el 50%). Más de
dos terceras partes del pueblo palestino son personas refugiadas o
desplazadas internas.
Poder blando en funcionamiento
Figuras de la talla e influencia pública de Desmond Tutu, Roger
Waters, Naomi Klein, Alice Walker, Judith Butler, John Berger, Ken
Loach, Angela Davis, Arundhati Roy, Marcel Khalife y Aijaz Ahmed han
llegado a la conclusión de que, al igual que ocurrió en la lucha
contra la Sudáfrica del apartheid, la campaña BDS es fundamental para
obligara Israel a cumplir sus obligaciones según el derecho internacional.
Al pedir a las personas de conciencia del mundo que ayuden a acabar
con el sistema de opresión de Israel basado en tres facetas el
movimiento de BDS no está pidiendo nada heroico, sino cumplir con la
profunda obligación moral de no ser cómplices de la opresión. Dados
los miles de millones de dólares que los Estados occidentales,
especialmente Estados Unidos y Alemania, prodigan anualmente a Israel
y el lucrativo comercio militar con Israel, los contribuyentes de
estos países están subvencionando de hecho las violaciones por parte
de Israel del derecho internacional en un momento en el que los
programas sociales nacionales están sufriendo graves recortes, aumenta
el paro y se está devastando el medio ambiente. Poner fin a la
complicidad con los crímenes israelíes no solo es bueno para los
palestinos, sino que sin lugar a dudas lo es también para el “99%” de
personas de todo el mundo que luchan por la justicia social y
económica, y en contra de la guerra perpetua.
Basándose en su ascendiente global, el movimiento de BDS (dirigido por
la mayor coalición de la sociedad civil palestina, el Comité Nacional
de BDS, BNC por sus siglas en inglés) se está extendiendo por todo el
mundo y logrando victorias significativas.
Hace solo unos días la Asociación de Estudios Estadounidenses adoptó
el boicot académico a Israel con el sorprendente apoyo de la mayoría
de sus miembros. En abril la Asociación para Estudios
Asiático-Estadounidenses se convirtió en el primer organismo académico
de Estados Unidos que adoptaba el boicot académico a Israel.
Aproximadamente al mismo tiempo la Federación de Estudiantes Belgas
Francófonos (FEF, por sus siglas en francés), que representa a unos
100.000 miembros, adoptó el boicot a las instituciones académicas
israelíes, al igual que el Sindicato de Profesores de Irlanda. En
marzo de 2011 la Universidad de Johannesburgo cortó sus relaciones con
la Universidad Ben Gurion debido a las violaciones de derechos humanos.
Los consejos de estudiantes de varias universidades de norteamérica,
incluida la Universidad de California, Berkeley, adoptaron la
desinversión de compañías que se benefician de la ocupación de Israel.
La lista sigue y sigue
Han dado su apoyo a la campaña de BDS los principales federaciones de
sindicatos internacionales que cuentan con millones de miembros en
Sudáfrica, Gran Bretaña, Irlanda, India, Brasil, Noruega, Canadá,
Italia, Francia, Bélgica y Turquía, entre otros países.
Veolia, una empresa cómplice de la ocupación israelí, ha perdido
contratos, o ha tenido que retirar su oferta, por valor de miles de
millones de dólares, sobre todo en Suecia, Reino Unido, Irlanda y
últimamente en Estados Unidos.
La mayor empresa de seguridad del mundo, G4S, está experimentando
importantes fracasos simbólicos debido al activismo de las campañas de
BDS en Noruega, Sudáfrica, el Parlamento Europeo, varias universidades
británicas y otros lugares debido a su relación con las cárceles
israelíes en las que se tortura a las presas y presos palestinos,
incluidos menores, y con varios proyectos que violan el derecho
internacional. Admitiendo el daño que las campañas de BDS han causado
a su reputación, G4S ya ha prometido ir suprimiendo paulatinamente su
vinculación con las violaciones por parte de Israel del derecho internacional.
La cadena de supermercados británica Co-op, la quinta mayor de Reino
Unido, ha adoptado la política de boicotear a las compañías que operan
en los territorios palestinos ocupados.
El año pasado la Iglesia Metodista Unida pidió el boicot a los
productos de las colonias israelíes, lo mismo que la Iglesia
Presbiteriana de Estados Unidos y la Iglesia Unida de Canadá. La
Iglesia Menonita de Estados Unidos fue aún más lejos al decidir no
invertir en ninguna compañía que estuviera implicada en la ocupación israelí.
El gobierno holandés ha “disuadido” públicamente a las empresas
holandesas de hacer negocios con entidades israelíes en los
territorios palestinos ocupados, lo que ha llevado a la principal
empresa constructora holandesa, Royal Haskoning DHV, a retirarse de un
proyecto de tratamiento de aguas residuales con el ayuntamiento
israelí en el ocupado Jerusalén Este. En el mismo contexto, la
compañía pública de aguas holandesa Vitens también ha puesto término a
un contrato con la compañía nacional de aguas israelí Mekorot.
En esta misma línea, el gobierno británico ha publicado directrices
relativas a los negocios con las ilegales colonias israelíes. Esta
medida está en continuidad con la publicación de las directrices de la
Unión Europea contra la financiación de proyectos y entidades
israelíes ubicadas en los territorios palestinos.
La compañía de ferrocarril controlada por el gobierno alemán Deutsche
Bahn se retiró de un proyecto israelí que invadía territorio palestino
y funcionarios de ministerio de Exteriores alemán informaron a
representantes de la sociedad civil palestina que han aconsejado a
todas las instituciones académicas que eviten establecer relaciones
con Ariel, una colonia-facultad israelí en Cisjordania.
La violenta represión, la limpieza étnica y el bloqueo contra los
palestinos de Israel están aumentando, pero el hecho de que el
movimiento global de BDS esté ganando la batalla de los corazones y de
las mentes por todo el mundo nos da la esperanza de que venceremos.
Puede que estemos llegando a un punto de inflexión.
Artículo  de Omar Barghouti. Activista en favor de los derechos
humanos independiente palestino y miembro fundador del movimiento de
BDS. Es autor de Boycott, Divestment, Sanctions: The Global Struggle
for Palestinian Rights (Haymarket: 2011).
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
 
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