sábado, 4 de enero de 2014

(Historia) La Revolución Boliviana de 1952

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En 1946. Un golpe derechista depuso al gobierno populista del general Gualberto Villarroel y desató una fuerte represión contra el movimiento obrero y campesino.
El 27 de agosto de 1949 el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), heredero político de Villarroel, y el Partido Obrero Revolucionario (POR) lanzaron una insurrección que logró controlar las ciudades de Cochabamba, Potosí, Sucre, Vallegrande, Camiri y Santa Cruz, pero fracasó en La Paz y Oruro.
La ofensiva del ejército logró sofocar el movimiento luego de intensas luchas en Potosí e Incahuasi. La represión se ensañó con los mineros, que fueron fusilados en masa.
Pero tres años después el movimiento se había reorganizado.
“La mañana del 9 de abril de 1952, los grupos armados del MNR comienzan una insurrección en La Paz. Se trataba del resultado de un plan de conspiración implicando a poca gente. A pesar del éxito inicial de los insurgentes, el ejército pudo tomar el control de la situación, la insurrección parecía dominada. Pero al día siguiente, el movimiento toma una amplitud que desborda ampliamente al MNR. Por todo el país hay muy serios enfrentamientos oponen el ejército a las masas: en Cochabamba, Oruro, Potosí, etc., los trabajadores se arman y se dirigen hacia La Paz. Los mineros de Milluni ocupan la estación de La Paz y se apoderan de un tren de municiones, haciendo inclinar la situación en favor de la insurrección. Los mineros armados de la región de Catavi rodean la ciudad de Oruro. El 11 de abrilla junta Militar cae.
EL MNR toma el poder. Contingentes de obreros armados convergen hacia La Paz, el ejército se volatiliza. Grupos armados de civiles se apoderan de guarniciones y puestos policiales en cuestión de horas, y ocupan los edificios oficiales. En los distritos mineros y en las ciudades, esos movimientos se organizan y desembocan muy rápidamente en la creación de milicias obreras. Esos miles de trabajadores, con pocas armas y mucha dinamita (herramienta de trabajo de los mineros), libraron muchos pequeños combates contra el ejército, en los cuales este fue desgastándose en la lucha de calles y experimentó un proceso creciente de escisiones.
La ciudad de Oruro fue tomada por los mineros de San José. Junto a los mineros de Milluni, aniquilaron el regimiento Bolívar.
La toma del arsenal y el desarme de numerosas unidades militares, sellaron la derrota del ejército, que quedó destruido. El golpe del MNR se había transformado en revolución.
Como resultado de la insurrección triunfante, las Fuerzas Armadas y la Policía del estado burgués fueron completamente destruidos y su lugar lo ocuparon las milicias obreras y campesinas, con más de 40 mil hombres, organizadas en la Central Obrera Boliviana (COB). Como dice una crónica de un diario paceño el 1 de mayo de 1952: “las fuerzas rendidas del ejército desfilaron por la ciudad custodiadas por milicias revolucionarias que encabezaba el Comando Obrero”. No obstante, el aparato del estado burgués en su conjunto no fue destruido y las masas armadas terminaron depositando el poder en manos del MNR.
La COB se funda el 17 de abril y va a ser el poder real en Bolivia, un organismo de frente único de las masas armadas. Con la COB la clase obrera tomaba en sus manos la resolución de sus problemas. A riesgo de ser destituidas, a las autoridades del Estado burgués no les quedaba más remedio que someterse a sus decisiones.
Las minas son nacionalizadas y los sindicatos integrados a la dirección de la nueva empresa estatal con poder de veto. Los sindicatos se dotaron de atribuciones legislativas, ejecutivas e incluso facultades de impartir justicia. Su iniciativa prendió la mecha de la rebelión en las ciudades y en el campo planteándose que la COB tomara el poder y terminara de sepultar al Estado burgués, derrocando a Paz Estenssoro y estableciendo un gobierno obrero y campesino basado en las milicias obreras, la única fuerza militar existente por entonces.
Estas reformas estaban a tono con la concepción del Estado intervencionista de aquella época pero posteriormente, en los años 60, chocaron con otras realidades internacionales como la baja de los precios internacionales del estaño y la pandemia de la inflación. Este escenario económico fue propicio para desencadenar protestas populares especialmente de los sindicatos mineros pues, tanto esa situación como las medidas para contrarrestarla, afectaban los bolsillos de los bolivianos y el empleo. Paz Estensoro fue elegido nuevamente en 1960 pero fue derrocado por su vicepresidente el general René Barrientos, persona ideológicamente de derecha. Con este golpe militar se inició un periodo de dictaduras militares, acordes con la doctrina de la Seguridad Nacional, que culminaron en 1982.
La revolución al no completar su dinámica socialista concentrando el poder en manos de los trabajadores en alianza con los campesinos -por el peso de su dirección conciliadora encabezada por Lechin y la política centrista y seguidista del POR- no puede avanzar, siendo derrotada por el rearme y la iniciativa del nacionalismo burgués, que aprovecha la irresolución del doble poder que se va desgastando en el tiempo. Sus lecciones y la fuerte tradición independiente de su proletariado, con sus saberes insurreccionales, reviven en cada una de sus levantamientos.
Daniel Pereyra, “Del Moncada a Chiapas. Historia de la lucha armada en América Latina”

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