viernes, 25 de abril de 2014

Vivimos la época más revolucionaria de la historia, según un estudio de World Protest

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Vivimos la era más agitada de la historia – más intensa que 1848, 1917 y 1968 – según el estudioWorld Protest 2006-2014, de Initiative for Policy Dialogue y Friedrich Ebert Stiftung New York. Navegamos en un océano político inestable, sobre ráfagas de protestas que estallan como pop ups inesperados en la pantalla global: 843 grandes protestas, según dicho estudio, entre 2006 y mediados de 2013. El periodista británico Paul Mason ve un fuerte paralelo entre la actualidad y las olas de descontento de 1848 y 1914. El filósofo Alain Badiou vislumbra incluso un “renacimiento de la historia” en una nueva edad de “revueltas y levantamiento” después de un largo intervalo revolucionario. Protestas, estallidos, pop ups de indignación y esperanza. Pero el stablishment, en la mayoría de los casos, apenas se despeina.
Se toman las calles. Se hackean códigos (jurídicos, sociales, urbanos). Se construyen imaginarios. Se remezclan, se recombinan, se multiplican los lazos sociales. Sin embargo, cuando una revuelta consigue tomar el poder, como en Ucrania, puede que sea con la ayuda de fuerzas conservadoras o neonazis. Y un alzamiento popular contra una dictadura, como en Egipto, puede desembocar en un nuevo Gobierno militar. El manifestante, como apunta Paul Mason, puede haber sido portada de Time, pero “ni una sola revuelta ha conseguido su objetivo”. Y cuando las protestas del Passe Livre en Brasil alcanzan su objetivo inicial (la reducción de veinte centavos del precio del pasaje del transporte público), la multitud ya tiene decenas de nuevas peticiones: educación de calidad, transparencia, democracia participativa…
La vuelta al mundo en 843 revueltas
El informe World Protest – posiblemente el más completo elaborado hasta el momento – estudia los detalles de las 843 protestas ocurridas en 84 países, entre el año 2006 y julio de 2013. Su metodología es clásica. No habla de revueltas en red, de contagios transversales o de conexiones globales. La revolución simbólica, los memes emocionales o la almohada afectiva que unió al 99% frente a las élites en 2011 aparecen en los recuadros menores del informe. El estudio menciona a Occupy Wall Street o a los Indignados españoles, aunque aferrándose a las causas objetivas. Y analiza todo con bastante linealidad: las demandas, quiénes son los convocantes, los formatos de la protestas, el oponente, los resultados de las mismas. A primera vista, puede que no reparemos en la radical novedad del informe. La principal causa de las revueltas es la ‘Economía o las Medidas Antiausteridad’ (488 del total). Las ‘Organizaciones tradicionales’ (sindicatos, organizaciones, ONGs) siguen siendo las más influyentes. Y la manifestación o marcha continúa siendo el formato más habitual (437 del total).
Sin embargo, una observación minuciosa del World Protest presenta detalles sorprendentes. Es inevitable: incluso analizando las causas objetivas, las explicaciones lineales o las condiciones macro económicas algo diferente está agitando el mundo. Puede que los Gobiernos y el sistema económico sigan siendo los principales oponentes de los manifestantes (así lo revela el informe). Pero algo líquido, atmosférico, intersubjetivo, está desajustando el orden establecido. La ‘Democracia Real’ aparece como segunda demanda más común (210 de las protestas). El ‘fallo de la democracia representativa’ es la causa de 376 de las revueltas. Y los ‘Nuevos agentes de cambio’ (entre los que se encuentran Occupy, 15M/ Indignados o Anonymous) son convocantes casi tan importantes como los sindicatos. Y las ‘ocupaciones” y “asambleas” (219 del total) son ya el segundo formato más común, tras la manifestación clásica. La irrupción de los ‘leaks’ (filtraciones), como los de Irán y Afganistán de Wikileaks, las revelaciones de Edward Snowden o bases de datos de políticos divulgadas por Anonymous en el inicio de la Revolución de los Jazmines de Túnez acaban de completar el intrigante nuevo paisaje.
eldiario

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