El Presidente de México Enrique Peña Nieto, visitó el martes, la Casa Blanca, donde se reunió con su homólogo estadounidense Barack Obama. La entrevista se realizó en momentos en que la popularidad de Peña Nieto ha bajado al nivel más bajo desde que asumió el cargo, en medio de acusaciones de corrupción en contra de su Gobierno y con el “peso” de los 43 estudiantes desaparecidos, sobre sus espaldas.
Ante un marco de decenas de manifestantes, el presidente Peña Nieto, y Obama, durante la reunión que mantuvieron, abordaron asuntos de interés bilateral; destacando los temas, de seguridad, economía y migración, entre otros.
Peña Nieto ratificó su compromiso de coadyuvar con el anunciado restablecimiento de relaciones con Cuba.
Mientras Obama y Peña Nieto se reunían en la Casa Blanca, manifestantes mexicanos protestaron en contra de la reunión. La indignación de los manifestantes se centra en los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, en Estado mexicano de Guerrero, a manos de la policía y el crimen organizado.
Pese a que se habló de seguridad, no se mencionó de manera directa la crisis que ha desatado la desaparición de los estudiantes normalistas de Guerrero. Víctimas de la violencia dicen que en México no hay justicia.
La visita de Peña Nieto se produjo en un momento crítico por la que atraviesa su administración. Para muchos, el objetivo real de su visita fue lograr un aliciente externo para mejorar su deteriorada imagen al interior de su país.
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