jueves, 15 de octubre de 2015

Genocidio y esclavitud

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha manifestado a través de su cuenta en Twitter su rechazo a la celebración de la Fiesta Nacional de España, que para ella es la exaltación de un genocidio. (Fuente: El País)
Guillermo Tell
Rememoran en Cayo Bariay llegada Colón a CubaEl criterio discrepante de la dirigente alude a la fecha del 12 de octubre, la que en la infancia escolar de mis contemporáneos se celebraba oficialmente como el “Día de la Raza”, para marcar lo que se recogía como el descubrimiento por Cristóbal Colón de las tierras al otro lado del Atlántico. Mucho después, en 1992, en ocasión del quinto centenario de este acontecimiento, historiadores, académicos, e incluso gobiernos latinoamericanos, enmendando la plana, lo conmemoraron como el encuentro de culturas.
Dos días después de la efemérides las redes sociales continúan encendidas de debates desde que la mencionada regidora, quien ganó electoralmente la Ciudad Condal, al frente de una coalición popular alternativa, escribió que “vergüenza de estado aquel que celebra un genocidio, y encima con un desfile militar que cuesta 800 mil euros”.
Similar posición crítica asumió su igual de Cádiz, mientras varios presidentes de autonomía regionales y líderes políticos de izquierda se ausentaron de los actos oficiales, de una fecha convertida en Nacional desde 1987 mediante decreto real.
Desde la acera de nuestra América, nadie en su sano juicio puede desconocer el importante componente ibérico en el crisol de nuestras identidades nacionales, del que somos herederos. Pero otra cosa es obviar lo que significó la conquista como genocidio de los pueblos aborígenes, y de lo que hasta ahora no se ha ofrecido suficientes disculpas.
Este adicional reclamo de rectificación histórica, coincide con una reivindicación de países de la comunidad caribeña de que las antiguas potencias coloniales reparen a los descendientes de los esclavos africanos que trajeron a nuestras tierras y que tantos sufrimientos le infligieron.
Al menos que la verdad histórica sea aceptada y proclamada sin tapujos, contundentemente.

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