El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, posa con miembros del Ku Klux Klan, apuntando con un rifle a una diana en la que está ilustrada la cara de Hillary Clinton y teniendo relaciones sexuales con Miss México en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
No son imágenes reales, claro. Son parodias en las que Trump es el protagonista y que, a finales de octubre, la artista británica Alison Jackson publicó en el libro Private. Con ello, quiere protestar contra el posible efecto negativo que su presidencia podría tener sobre la libertad artística.
Sus abogados le advirtieron de los riesgos que corría al publicar las fotos, pero no le importó. Decidió no autocensurarse y mostrar a Trump con los mismos ojos con los que ella lo ve.
"Ya se trate de artistas o caricaturistas, tiene que haber un pensamiento libre y radical. Sin eso entramos en los reinos de la dictadura", dijo Jackson.
Con la publicación de Private, Jackson pretende protestar contra el posible negativo efecto que su presidencia podría tener en la libertad artística
Sin embargo, el miedo de los letrados que aconsejan a la artista es fundado. Según el análisis realizado por varios medios en las elecciones, durante las últimas 3 décadas, las empresas de Trump habían participado en al menos 3.500 acciones legales. Algo que podría repetirse con Jackson.
De hecho, es una inquietud que también se ha trasladado a medios como Vanity Fair y Mail Online, ya que solo se han atrevido ha difundir las imágenes menos comprometidas.
"Es un poco aterrador. Nadie quiere terminar en un litigio con el presidente. Pero me parece escandaloso que los artistas estén bajo la amenaza de un presidente de Estados Unidos", dijo Jackson.
Además, con el caso de la artista Illma Gore, con sede en Los Ángeles, ya se ha evidenciado que les ocurre a los que se burlen del presidente. Después que sus imágenes en las que aparecía Trump desnudo y con un pene diminuto se hicieran virales, recibió miles de amenazas de muerte.
Durante las últimas 3 décadas las empresas de Trump han participado en al menos 3.500 acciones legales
Otra prueba de los peligros que corre la libertad artística es la reacción que tuvo Trump después del programa del sábado de Saturday Night Live. El actor Alec Baldwin interpretó a Trump tuiteando a adolescentes desconocidas o a fundamentalistas en medio de una reunión de seguridad. Sin embargo, esto no hizo ninguna gracia al presidente y así lo expresó en Twitter:
Just tried watching Saturday Night Live - unwatchable! Totally biased, not funny and the Baldwin impersonation just can't get any worse. Sad
"Intenté ver Saturday Night Live. ¡Imposible de ver! Completamente tendencioso, nada divertido y la interpretación de Baldwin no puede ser peor. Triste"
Anteriormente, Jackson ya había parodiado a personalidades como Tony Blair, a la familia real del Reino Unido y a David Beckham, pero nunca había estado tan amenazada como ahora.
"Por supuesto que estoy preocupada por ser demandada. Es horrible descubrir que un presidente podría demandarte. Pero es mejor eso que no poder trabajar".
[Vía The Guardian]
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