Por Yorgos Mitralias
Nadie puede prever si Trump se mantendrá fiel a sus terroríficas promesas electorales. Sin embargo, es más que cierto que su elección a la presidencia de EEUU dará alas a la peor extrema derecha por todo el mundo, y naturalmente en Europa y Grecia.
Por Yorgos Mitralias
Así que, aunque sea por esta sola razón, la situación es suficientemente alarmante para que sea calificado de irresponsable e incluso criminal todo comportamiento y toma de posición que subestime el peligro, dando muestras de ceguera y paralice la reacción de la/os ciudadana/os.
Sin embargo, un simple vistazo a las primeras reacciones de los medios estadounidenses y europeos basta para que lleguemos a la triste conclusión de que no hemos aprendido nada de las tragedias de ayer, ya que el presente comienza a presentar extraordinarias similitudes con el pasado. En efecto, asistimos ya a un intento (coordinado?) de calmar a la opinión pública. ¿De qué manera? Presentando a un Trump que suaviza sus posiciones porque está “condenado a adaptarse a la realidad”, un Trump que no es tan extremista como ha aparecido en un principio, que es bienintencionado, benevolente, cooperativo y evidentemente… buen padre de familia.
Como todo esto nos trae recuerdos, hemos buscado la historia del siglo pasado y hemos constatado fácilmente que tiende a repetirse y desgraciadamente, no siempre como farsa. Impactados por ejemplo por que una agencia de prensa como Associated Press (AP), que domina la información internacional, llega estos últimos días a presentar a Trump el misógino como “entrando en la historia como campeón de las mujeres” (“history-making champion of women”), hemos dado un salto atrás en la historia y descubrimos que nuestra buena AP tiene un largo pasado de embellecedor de monstruos.
En efecto, AP se distinguió en los años 30, e incluso a principios de los años 40 (!) por haber sistemáticamente hecho pasar a Adolf Hitler por ¡el benévolo jefe de un régimen nazi que velaba únicamente por el bienestar y la felicidad del pueblo alemán! Esta “hazaña” de AP fue el fruto de su acuerdo escrito pasado con las autoridades nazis, en virtud del cual AP se comprometía a “no publicar nada que pudiera disminuir la potencia del Reich ni en el interior ni en el exterior de sus fronteras”. Gracias a este acuerdo, AP fue la única agencia de prensa extranjera que pudo trabajar en la Alemania nazi. En contrapartida por este favor, AP transmitía sistemáticamente y durante la propaganda racista y antisemita más extrema de los Nazis, llegando incluso a elogiar la acción de la Wehrmacht en Ucrania cuando sembró la muerte y asesinó a cientos de miles de judíos y de ucranianos.
Por desgracia, no se trata sólo de AP. Como hicieron entonces con Hitler, la mayor parte de los medios norteamericanos e internacionales comienzan hoy a embellecer a Trump en el mismo momento en que sus patronos parecen olvidar la repulsión que les provoca la vulgaridad de este millonario grosero, quedándose solo con los grandes “regalos” que promete hacer al gran capital. Y la culminación de esta tarea de embellecimiento del monstruo Trump no ofrece ninguna duda: Si no hay resistencia inmediata, determinada y potente, entonces pronto vamos a considerar por ejemplo al Ku-Klux-Klan como una… ONG cualquiera entre otras. Con todas las desgracias que esto va a conllevar para la/s oprimida/os de EEUU y del mundo entero… |1|
Abrimos ahora un paréntesis para hablar de un libro aparecido recientemente (Yale University Press, 2015) y que, según las críticas elogiosas que ha recibido, describe de maravilla la empresa (exitosa) de embellecimiento de Hitler por parte de los medios internacionales durante los años 30. Se trata de “Hitler en Casa” de la profesora de la Universidad de Buffalo de EEUU Despina Stratigakos, que llega a la conclusión de que gracias a todo esto “pudieron cambiar de pies a cabeza la imagen pública de Hitler”. ¿De qué manera? “Pudieron hacerlo concentrándose en su vida privada, mostrándolo jugando con sus perros y con niños, en su casa en espacios arquitectónicos hechos para dar una sensación agradable. A finales de los años 30, nuevas historias, que dieron la vuelta al mundo, le presentaban como un ser afectuoso, dulce, de buen gusto potenciado por la decoración de las casas”. Stratigakos extrae la siguiente conclusión, que viene a cuento actualmente en el caso de Donald Trump: “Todo esto era peligroso porque le hacía parecer adorable. Después de haber leído estas historias, la gente creía que conocía al “verdadero” Hitler, al individuo privado escondido detrás de la máscara del Führer, y que ese individuo no era tan malo como daban a entender las noticias procedentes de Europa”.
Sin embargo, mientras que la derecha y los grandes mediοs embellecen el mal, la izquierda internacional permanece indiferente, dando muestra de ceguera y dando la impresión… de tener cosas más importantes que hacer. A excepción de la izquierda norteamericana, ahora dominada por Bernie Sanders y su movimiento de masas, las direcciones de la izquierda europea están siguiendo el ejemplo de sus ancestros de entreguerra y no parecen estar impresionados por los desarrollos cataclísmicos norteamericanos. Hoy como entonces, parecen incapaces de darse cuenta de la importancia de la amenaza y evidentemente se limitan a ser espectadores pasivos, rechazando participar en la gigantesca lucha de clases que se dibuja ya en el horizonte.
Pero ¿qué paso en aquel periodo lejano de entreguerras para que podamos hablar ahora de epígonos dignos de ancestros indignos? Para empezar, hay que reconocer por fin que ¡tanto en la Italia de los años 20 como en la Alemania de los 30, el fascismo y el nazismo vencieron sin que tuvieran que librar ninguna batalla! |2|. Y eso a causa de la incapacidad de las direcciones socialdemócratas y comunistas de comprender y -por consiguiente- combatir lo que era ese nuevo movimiento reaccionario y violento de masas. Cabe destacar que incluso en el último momento, poco antes o incluso… ¡después de la llegada al poder de Mussolini o Hitler, esas direcciones continuaron calmando las inquietudes, cerrando los ojos y prometiendo victorias que -desgraciadamente- nunca llegaron!
Por ejemplo, solamente dos meses antes de que Hitler se convirtiera en Canciller y Goering ministro de Interior de Alemania, Léon Blum, entonces líder de los socialistas franceses y futuro primer ministro del gobierno del Frente Popular (1936), escribía en el periódico de su partido las frases siguientes que iban a permanecer en la historia: “¡Hitler está excluido del poder: él mismo está excluido, si puedo decir, de la esperanza misma del poder”!
Esos mismos días de Noviembre de 1932 y justo después del retroceso de los nazis en las elecciones alemanas, el periódico de la socialdemocracia alemana (SPD) Vorwaerts se vanagloriaba: “¡Hace diez años que hemos previsto la derrota del nacional-socialismo, negro sobre blanco, lo habíamos escrito en nuestro periódico!…”. En cuanto al periódico Rote Fahne del Partido Comunista (KPD), daba muestras de un triunfalismo cuando menos delirante al pretender que “¡por todas partes hay S.A. (secciones de asalto nazis) que desertan de las filas del hitlerismo y se acercan a la bandera comunista. Se empieza a renegar de Hitler en su propio movimiento!”. Y todo esto mientras que los dirigentes del partido, con Ernst Thälmann a la cabeza, seguían declarando que en el caso de que los nazis llegaran al poder, “¡no estarán más que seis meses, y después volveremos nosotros!”. Solamente dos meses más tarde Hitler sería canciller y la pesadilla se convertiría en realidad…
La conclusión es fácil, evidente y salta a la vista: ¡Despertemos ya y demos la alerta general porque la situación es muy crítica y no podemos dejar a la izquierda y a los movimientos populares y obreros norteamericanos luchar solos contra el monstruo que está naciendo!
Notas
|1| Para una información de primera mano, rica, detallada y cotidiana sobre todo lo que pasa en EEUU tras la elección de Trump, interesada en los movimientos sociales y la izquierda norteamericana, está el Facebook «Europeans for Bernie’s Mass Movement»: https://www.facebook.com/EuropeansF…
|2| Aparte de Trotsky quien, a falta de armas materiales, luchó contra el fascismo con sus escritos, según nuestro conocimiento ha habido un solo dirigente del movimiento obrero internacional, el italiano Guido Picelli que combatido y golpeado -armas en mano- a los fascistas allá donde les encontró. Primero, en Parma durante los memorables 5 días de las barricadas (1922), y después en España a la cabeza del Batallón Garibaldi (1937). El hecho de que este inmenso personaje permanezca ignorado constituye un enorme escándalo que esperamos remediar próximamente porque la lucha antifascista actual y que está por venir necesita el ejemplo de Guido Picelli.
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