Por Sputnik
Desde el inicio de la ‘guerra contra el terrorismo’ ordenada por George W. Bush en 2001, se ha multiplicado el uso de aparatos no tripulados. Brandon Bryant, exoperador de drones, ha hablado con Sputnik sobre quién está detrás de estos letales robots.
Al inicio del primer mandato del presidente Barack Obama, el entonces director de la CIA, Leon Panetta, subrayó que el uso de aeronaves no tripuladas era la única forma de combatir a los terroristas en Pakistán sin sufrir bajas estadounidenses. Las palabras de Panetta hacían referencia a los reveses sufridos durante las operaciones de EEUU en Afganistán e Irak.
Según el reporte de James Clapper, exdirector de la Inteligencia Nacional, durante los dos mandatos de Barack Obama, los ataques perpetrados con drones causaron entre 64 y 117 muertos entre la población civil de varios países. Mientras tanto, las organizaciones de defensa de los derechos humanos consideran que esa cifra es irrisoria y que las bajas civiles reales provocadas por este tipo de ataques son muchas más, llegando al millar de personas, según el Buró de Periodismo Investigativo.
En EEUU, los militares responsables de pilotar a distancia estas aeronaves no tripuladas —los operadores de drones— reciben un adiestramiento especial aunque este es totalmente insuficiente e irrelevante, ya que nunca se les prepara para el hecho de que tendrán que matar a otros seres humanos, declara a Sputnik Brandon Bryant.
“Irónicamente, no le preparan a uno para hacerlo… de hecho, allí enseñan cómo manejar esta máquina, nada más. A propósito, teníamos también vuelos de prueba que consistían en lo siguiente: sobrevolar el Área 51 buscando alguna piedra que sirviera de blanco y destruirla completamente con láseres y misiles. Nunca nos preparaban para cazar a personas pero, en realidad, eso es lo que hemos hecho. Los rastreamos como si fueran animales salvajes“, recuerda el expiloto de la Fuerza Aérea estadounidense.
Mientras que los operadores que manejaban estos aparatos se parecían cada vez más a los “los robots-asesinos” que pilotaban, sus superiores jerárquicos consideraban estas operaciones como una diversión.
“A menudo venían algunos coroneles y otros oficiales, se volvieron adictos a eso. Sus caras mostraban el deseo y el éxtasis. Un día, uno de ellos vino cuando acompañábamos a un convoy. Una misión rutinaria. Este oficial preguntó: ‘¿Eso está sucediendo en directo? Ordéneles que salgan de los vehículos, que empiecen a disparar, quiero divertirme“, cuenta Brandon Bryant.
El exmilitar confiesa que quería “encajar, ser uno de ellos, estar orgulloso” de su trabajo, pero al abandonar su puesto se dio cuenta de que “ellos no saben qué es el honor o la dignidad y no comparten los valores del Ejército“.
Visto en : Sott.net
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