Hay consorcios mediáticos trasnacionales arrodillados ante la OTAN para celebrarle sus locuras militares en nuestras propia narices. Hacen pasar su ética macabra como moral diplomática necesaria para aplicarla contra los más débiles pero disfrazándolos mediáticamente de “terroristas”. Estados Unidos adueñado de la Unión Europea, con su OTAN mediática dirige el exterminio de los incómodos. Libia, Siria, Yemen, Irak, Ucrania, Cuba, Venezuela. Ecuador, Bolivia…
Hay una versión Cultural y Mass Media de la Organización del Tratado Atlántico Norte compuesta por alianzas estratégicas, entre monopolios diversos, bajo un plan bélico orientado -también- a la manipulación de las cabezas, las emociones y los imaginarios. Y salen por la “tele”. Se trata de implantar división y odio, conflictos religiosos, lingüísticos, exclusión y racismo en todas modalidades, es su receta añeja para explotar a los pueblos y anestesiarlos. El negocio consiste en mantener una fuerza dúctil, especializada en respuesta rápida y ubicua para destruir o criminalizar todo aquello que se le antoje. Alienación del Atlántico Norte desparramada por todo el orbe. Nos cuesta muy cara.
Si, por ejemplo, se trata de acusar a Rusia, los ocho estados miembros de la OTAN (EEUU, Francia, Alemania, Italia, Polonia, España y Reino Unido) tendrán a su disposición redes de TV, radio, prensa y “redes sociales” aceitados permanentemente para justificar, ante los ojos de su “opinión pública”, cualquier barbaridad en nombre de la “paz” o del “orden” internacional. Eso quieren ahora exportarlo a Latinoamérica bajo control directo de los intereses mercantiles militares. Algunos están felices en Israel y en Colombia.
Los imperios, en su fase actual, para impulsar una salida a los ahogos de su crisis de sobreproducción, no sólo desarrollan bases económicas. El tufo militarista que se desliza en la moral burguesa con identidad OTAN, expresa las formas imperiales de expandir el capitalismo amante de la guerra rentable contra todo mundo. Sus jilgueros más cantarines están en la dictadura bancaria y en la prensa, cargadas de petulantes dispuestos a calcinar la realidad con saliva de opinadores serviles a las propinas de la casa blanca. Si hacen falta nombres tenemos muchos.
Hay consorcios mediáticos trasnacionales arrodillados ante la OTAN para celebrarle sus locuras militares en nuestras propia narices. Hacen pasar su ética macabra como moral diplomática necesaria para aplicarla contra los más débiles pero disfrazándolos mediáticamente de “terroristas”. Estados Unidos adueñado de la Unión Europea, con su OTAN mediática dirige el exterminio de los incómodos. Libia, Siria, Yemen, Irak, Ucrania, Cuba, Venezuela. Ecuador, Bolivia…
Los “servicios de inteligencia” impulsan, con sus “métodos” y “estímulos”, canales de TV, medios de todo tipo y comentaristas, para adulterar los valores nacionales, alentar el consumismo, sembrar odio, inyectar miedo y criminalizar líderes sociales. ¡Han falsificado escenas bélicas filmadas exprofeso para desmoralizar a los pueblos! Han linchado mediáticamente a “Dios y María Santísima”… Y eso no ha ocurrido sólo en “zonas de conflicto” europeas, está ocurriendo en todo el mundo. Televisa, Globovisión, Clarín, O´Globo, por ejemplo.
Centenares de recursos mediáticos operan en Siria como en Santiago de Chile bajo la misma onda castrense. Hay edificios armados -exclusivamente- que operan como arietes de la venganza burguesa contra todo lo que suene a pueblos en rebeldía. Los “hackers” provistos con equipos de visión espía penetran por doquier (Estilo Obama) para operar sin cansancio con la misma lógica de la OTAN pero disfrazados como “defensores de la libertad de expresión”. Mientras, por ejemplo, suspenden con decretos leyes y reglamentos especializados en Medios de Comunicación. La Guerra Mediática Global con el método OTAN ha puesto el mundo patas arriba. Mientras tanto crece el asesinato de periodistas (México, Honduras…) y los que sobreviven lo hacen a la intemperie, sin condiciones adecuadas para la autodefensa. Quienes tienen iniciativa de informar la verdad sobre el malestar social, y sus luchas, está en peligro.
Setenta y dos periodistas han perecido en los últimos seis meses de este año.
¿Exageramos? Un botón de muestra. En enero de 1955, en el Palacio de Chaillot de París, se reunió el “Comité de Cultura e Información Pública de la OTAN” y crearon ¡El “Festival de la Canción Eurovisión”! Así de claro. Además de diseñar una agenda de “ideas” para desarrollar “relaciones culturales” entre las naciones que luego serían sometidas al negocio de la Guerra. Para eso era indispensable una alianza entre dueños de televisoras europeas. Crearon su mapa tecnológico estratégico y su “plataforma” disfrazada de “entretenimiento”. El primer “Festival” debía realizarse en abril de 1956.
La OTAN se armó con un escuadrón de comunicación a gran escala. Millones de personas, en todo el mundo, uniformaron su mirada y sus sentimientos bajo una sola bandera del espectáculo invisibilizador de las invasiones y sus campos de la muerte. Aplausos a rabiar, farándula a discreción, premios con glamur y revistas del corazón. Todo a la vista en los más de 23.000 documentos desclasificados.
La OTAN, cultural y mediática, teje el tapete debajo del cual esconde a los muertos que fabrica. Las des-información tiene historia como en Somalia y Ruanda sin haber tenido, estas y todas, una intervención ética seria. Hasta que apareció en 1980 el Informe MacBride que fue congelado inmediatamente. Hoy seguimos padeciendo, entre muchos otros, el ataque mediático llamado CNN coparticipe de, por ejemplo, el “espectacular” linchamiento de Sadam Husein con sus inexistentes “Armas de Destrucción Masiva” con gran “rating”
El método OTAN para desfigurar la opinión pública no es invencible. Lo han demostrado Fidel Castro, Hugo Chávez y los pueblos que se sostienen en lucha. En ellos radica una miríada de fortalezas aunque la OTAN lleve a cabo operaciones difíciles de interceptar y contrarrestar. Sus grupos de operaciones mediáticas o psicológicas con “Big Data” son los “medios”. Eso debe entenderse y los pueblos están llamados a la emancipación Cultural y Comunicacional a corto plazo, desde las bases, ganando la guerra semiótica, la disputa por la opinión pública y la nueva Cultura y Comunicación Revolucionaria que nos urge.
Fernando Buen Abad Domínguez
Universidad de la Filosofía
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