Arabia saudí y sus aliados del Golfo se disponen a hacer pagar muy caro a Turquía su alineamiento con Qatar. Van a apoyar la creación de un Estado independiente kurdo tras el referéndum en la región del norte de Irak, con el beneplácito de los estadounidenses e israelitas.
La liberación de Raqqa en la que luchan conjuntamente los kurdos con las fuerzas especiales del Pentágono también crearía un vacío en Rojava, donde los imperialistas pretenden establecer bases militares que, además de servir de plataforma para futuras agresiones contra Irán, también son una amenaza dirigida contra Turquía: Washington juega con la baza de que tiene alternativas a la base turca de Incyrlik.
Kurdistán se está convirtiendo en la moneda de cambio, un instrumento de chantaje para presionar a Turquía, tratando de forzar que Erdogan se sume al aislamiento de Irán y modifique sus relaciones con Qatar, Irak y con Siria.
En declaraciones a Arabi21, el portavoz kurdo Mustapfa Aku ha reconocido la instrumentalización de los independentistas kurdos en beneficio de los intereses de Estados Unidos, Israel y Arabia saudí, algo que califica de “meramente coyuntural”.
En los medios saudíes las declaraciones en favor de la independencia de Kurdistán se multiplican con rocambolescas explicaciones acerca del apoyo a una nación que no es árabe, los kurdos, frente a los intereses de dos Estados árabes, como Irak y Siria.
“Es nuestro deber como pueblos árabes y musulmanes, ayudar a los descendientes de Salah Eddin [Saladino] a concretar su sueño de un Estado independiente”, dice un tuit saudí que forma parte de una toda una campaña preparatoria de futuras declaraciones públicas de la familia real a favor de la independencia de Kurdistán.
La prensa de Riad nunca había mostrado tanto interés por las reivindicaciones nacionales de Kurdistán. Según Arabi21, Qatar ha entregado a Erdogan amplios informes sobre al apoyo de los sátrapas saudíes al PKK y al PYD.
Los kurdos del PKK/PYD han permitido que en Rojava, además de Estados Unidos, todas las grandes potencias imperialistas instalen bases militares. Alemania tiene una base cerca de la ciudad de Kobane.
El aeródromo de Rmeilan, en la provincia de Hasaka, la amplió Estados Unidos en octubre del año pasado para poder desplegar cazabombarderos y aviones de transporte.
Hay una segunda base en la localidad de Al-Mabrukah, al oeste de la ciudad de Qamishli y, de acuerdo con las fuentes locales, alberga a al menos 45 miembros de las fuerzas especiales de Estados Unidos.
Una tercera base está en las proximidades de la fábrica de cemento Lafarge, al este de la localidad de Ayn Isa. Desde noviembre del año pasado Estados Unidos ha incrementado el número de sus fuerzas militares en esta base, donde planea abrir un centro de entrenamiento para los grupos armados y crear pistas para el aterrizaje de helicópteros militares.
La cuarta está en Ayn Isa y es la mayor del ejército de Estados Unidos en el norte de Siria. Los informes indican que más de 100 militares estadounidenses están desplegados en ella.
La quinta base se encuentra en el aeropuerto de Royaria, cerca de Kobane, que tiene una superficie de 35 hectáreas y donde hay más de 300 militares estadounidenses, incluidos los expertos que según las alegaciones de Washington están supervisando las operaciones de la llamada “coalición internacional”.
La sexta base está situada en la región de Tal Bidar, en el norte de la provincia de Hasaka. Allí, los helicópteros estadounidenses pueden aterrizar. Además, Washington utiliza la base para entrenar a los grupos armados sometidos a su disciplina.
La séptima base se encuentra en la ciudad de Tal Abyad, en las fronteras entre Siria y Turquía. Casi 200 militares estadounidenses están desplegados allí. Estados Unidos ha izado su bandera en varios edificios gubernamentales en esa ciudad kurda.
Rojava es la región del mundo con más bases militares de Estados Unidos o de cualquier otro país por metro cuadrado.
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