CECILIA GUARDATI / TELAM – Decenas de miles de “indignados” coparon hoy la madrileña Puerta del Sol y las principales plazas de España desafiando de forma pacífica el veto electoral una vez iniciada la jornada de reflexión en una demostración de fuerza que forzó al gobierno a no actuar.
Salvo que se produzcan alteraciones del orden público, la policía nacional tiene órdenes de no desalojar la acampada del llamado “kilómetro 0”, donde esta noche volvieron a congregarse miles de ciudadanos que desde hace seis días expresan su “indignación” por la crisis económica y de representación política y reclaman un cambio político y social.
Los manifestantes incumplieron así contra la prohibición de la Junta Electoral Central de realizar concentraciones entre la 0 hora del sábado y las 21 horas del domingo.
Pasada la medianoche, la Puerta de Sol estaba más abarrotada que nunca, y preparada para la prueba de fuego. Miles de personas se taparon la boca con cintas o con la mano y poco después se unieron en un “grito mudo al cielo”.
A este grito le siguió otro, se sentían vencedores. “Ahora somos ilegales”, coreaban algunos, mientras otros insistían en que estaban “reflexionando”. Posteriormente los manifestantes se quedaron debatiendo en una interminable asamblea.
El Tribunal Supremo español había rechazado ya un recurso presentado por el partido Izquierda Unida (IU) contra la prohibición de la Junta Electoral, al igual que el Constitucional, con lo que los manifestantes no tenían cobertura legal.
“Vamos a cumplir la ley”, había advertido el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sin aclarar si las fuerzas de seguridad desalojarían o no la Puerta del Sol cumpliendo con la resolución del organismo electoral.
No obstante, Rubalcaba dio algunas pistas de cómo se actuaría ante las protestas al remarcar que “donde hay un problema la policía no crea otro para resolverlo”.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, había marcado el camino al afirmar que el Ministerio de Interior actuaría con “inteligencia”.
Con los ojos del mundo mirando hacia España y unas encuestas que sitúan a su partido al borde de la debacle electoral, el líder socialista no puede dar un paso en falso ante el movimiento espontáneo protagonizado mayoritariamente por jóvenes que reclaman un cambio político y social en todo el país.
Al cierre de su campaña, en un multitudinario mitin en Madrid junto a Tomás Gómez, el candidato socialista a gobernar la comunidad, Zapatero se dirigió a los indignados: “Las reivindicaciones y las movilizaciones no nos asustan, nos comprometen a dar las respuestas sociales que necesita la gente para su futuro”.
También quiso destacar que su partido siempre luchó por la democracia y la libertad, y su gobierno “no le ha dado dinero a los bancos”, sólo lo ha prestado e incluso “cobrado comisiones”.
Por su parte, el líder del conservador Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, quien quiere convertir las elecciones municipales y autonómicas en una primera vuelta de las generales de 2012, insistió en que “la ley debe cumplirse”, en referencia al desalojo de las plazas.
Pero en el momento de poner fin a la campaña del PP, Rajoy pidió el voto para “volver al milagro español”, y al dirigirse a los “indignados” sostuvo que “el domingo tiene que ser el día de la auténtica rebeldía, para que triunfe la democracia”.
De acuerdo con los Servicios Jurídicos del Estado, que analizaron la resolución de la Junta Electoral Central contra las acampadas, solo cabría proceder a disolver la concentración en el caso de que se alterar el orden público de forma grave, poniendo en peligro a personas y bienes.
Más allá de esta decisión, lo cierto es que la prohibición de la Junta Electoral Central funcionó como un imán que atrajo a muchas más personas a congregarse en la emblemática Puerta del Sol, así como el resto de plazas “tomadas” de España, que ya son más de ciento cincuenta.
El bautizado “Movimiento 15-M”, por el día en que comenzaron las movilizaciones convocadas por la plataforma “Democracia real ya”, aclaró en un comunicado que mañana, a las 20 hora local, volverán a concentrarse para “continuar el ejercicio de reflexión colectiva entre las personas asistentes a las reuniones espontáneas acaecidas durante los últimos días”.
“No se pedirá en ningún momento el voto para partido político alguno y mucho menos se tratará de influir en la decisión individual de cada persona, ni interferir en el derecho que tienen los ciudadanos y ciudadanas de ejercer el voto, no afectando así a la campaña electoral”, aclaran desde “Toma la Plaza” Madrid, ante el dictamen de la Junta Electoral, que consideró que si lo hacían al pedir la exclusión de los partidos mayoritarios, PSOE y PP.
También en Cataluña, la policía autonómica se mantuvo alejada de la plaza. Allí, tras una multitudinaria “cacerolada” seguida de una “fiesta” con música, y tambores, acompañadas de proclamas políticas, siguió una larga e interminable asamblea. “No nos moverán”, coreaban los manifestantes, en una plaza más colmada que nunca que debatía cómo seguir adelante con este movimiento que calificaban como “una revolución que no tiene marcha atrás”.
La toma de plazas y manifestaciones en reclamo por un cambio político y social se extendió en los últimos días a todo el país e incluso traspasó la fronteras. Si los pasados días fue Londres, Paris, Roma, Berlín, Buenos Aires y México DF, entre otros, hoy hubo protestas en Bruselas, Varsovia y Marruecos.
Se trata de la primera protesta espontánea de la sociedad civil española ante la situación de crisis económica que atraviesa el país, con casi 5 millones de desocupados. Los jóvenes, con una tasa de desempleo de más del 40%, han estado a la vanguardia de este movimiento que expresa hartazgo y rebeldía, y al que ya se sumaron desempleados, trabajadores precarios, empleados de la educación, la sanidad, autónomos, jubilados y ciudadanos enfadados con los políticos y la situación de crisis que vive el país.
“Los políticos y los banqueros nos mean desde arriba (los medios dicen que llueve)”, puede leerse en una de las tantas ingeniosas pancartas. “Recortar perjudica gravemente su salud”, decía otra en la plaza Catalunya de Barcelona, en clara alusión a las políticas de ajuste dictadas por los mercados financieros y aplicadas por el gobierno de Zapatero.
En medio de la rebelión de los indignados, España votará el domingo en elecciones municipales en todo el país y autonómicas en la mayoría de las comunidades a excepción de Galicia, el País Vasco, Cataluña y Andalucía.
Los socialistas de Zapatero podrían sufrir una histórica derrota, mayor que lo previsto en las encuestas, antes del inicio de la protesta.
En cambio, el opositor Partido Popular (PP) está a punto de conseguir una victoria, que seguramente quedará deslucida, pero que allanará el camino a su líder, Mariano Rajoy, a La Moncloa.
Una de las claves estará en la comunidad de Castilla-La Mancha, un histórico bastión socialista, que de caer en manos del PP supondrá un duro golpe para el PSOE. Si los socialistas también pierden Sevilla, éste podría ser el paso decisivo para quedarse sin Andalucía, el mayor granero de votos junto con Cataluña, ya perdida a manos de los nacionalistas.
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