Indignarse. Es la única herramienta del ciudadano para evitar marcharse de Rep. Dom. Colocarse en situación activa para cambiar la situación, trabajar en vez de sentarse esperando a que suceda un milagro. Indignarse es irritarse y adoptar medidas para mejorar el sistema, no ir en contra del sistema al que otorgamos nuestra aquiescencia electoral cada cuatro años.
Supone quejarse de la corrupción política, de una ley electoral no auténticamente representativa de la sociedad o del envilecido sistema bancario que desahucia al sujeto endeudado; pero cuidado, que se olvidan lo importante y se lanzan reclamos muy diferentes en un mismo saco.
Indignarse con la desigualdad y los privilegios, no es silenciar los intentos separatistas que envenenan la indisoluble Nación Dominicana. Enfadarse con la Justicia no es solidarizarse con los pueblos oprimidos de la Tierra e ignorar a las víctimas de la inseguridad ciudadana que cada año son asesinadas en nuestro propio país. Es querellarse contra los senadores que legalizan de corrupción con las exoneraciones. Es no conformarse con esta supuesta prevaricación "no suficientemente demostrada". Es enervarse, pero también ejecutar.
Indignarse no es tildarse de anticapitalista y contrario al sistema bancario al mismo tiempo, ya que, arrojando todo al mismo pozo, parece crearse un enfado hacia dos realidades distintas. Pues tanto al capitalista, como al que no lo es, les hierve la sangre cuando mes a mes ven disminuir de su cuenta bancaria, en concepto de "intereses", el dinero que ambos han logrado fruto del sudor de su frente.
Indignarse no es sólo quejarse del parasitismo social que sufrimos y esperar a ser mantenidos por papá Estado. Es dejar de reclamar derechos laborales y salariales que ya son insostenibles. Es renacer de las cenizas y enmendar el incompetente sistema educativo que hemos sufrido tantos y tantos jóvenes, es evitar para la próxima, que nos implanten otra "educación de calidad" que ahora nos sitúa tan por debajo de medio mundo.
Épocas malas las ha habido siempre. Que no se aprovechen de nosotros, la juventud, para colarnos gato por liebre. Los que ahora son razonables, alguna vez, con nuestra edad, juraron ser por siempre revolucionarios. Y ni Hipólito, Leonel o Danilo y compañía serán la solución a nuestros males. Tan sólo nosotros, jóvenes, y por desgracia menos jóvenes, con nuestra perseverancia y trabajo. Indignarse con todo, es indignarse con nada si nos quedamos sentados. Hay que levantarse, hay que actuar.
Alexander Pérez Feliz un Dominicano más que se Indignó.
sábado, 6 de agosto de 2011
Indignarse con conciencia y conocimiento de causa.
17:34
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