jueves, 13 de septiembre de 2012

Director de pelí­cula anti-Islam no existe, según The Wall Street Journal


A medida que crece la tensión en Egipto, Libia y Yemen, se hace más difícil saber quién está realmente detrás de la película que se burla de Mahoma y que ha desatado la ola de ataques contra las misiones diplomáticas estadounidenses en los países árabes. Porque su supuesto autor, Sam Bacile, un israelí-estadounidense residente en California, cineasta y agente inmobiliario, según informó The Wall Street Journal, no existe.
Sam Bacile es un hombre inventado. No solo porque el ministerio de Asuntos Exteriores de Israel había asegurado a la cadena CNN que no sabía quién era, sino porque así lo ha confesado Steve Klein, uno de los productores de la película. Klein, un habitante de California, que se ha identificado como asesor del largometraje que parodia la vida del fundador del islam en una entrevista en la cadena CBS, ha dicho que Bacile “es un nombre ficticio” y que la persona que está detrás de él no es israelí. Además, según ha constatado CBS, los registros de California muestran que nadie con ese nombre tiene una licencia como agente inmobiliario en el Estado.
Según The New York Times, Klein es un vendedor de seguros que vive en Helmet, una pequeña localidad a dos horas en coche de Los Ángeles. Veterano de la guerra de Vietnam, Klein, que casi pierde a un hijo en la guerra de Irak al ser herido en un ataque, ha protagonizado varios episodios antimusulmanes en California. Sus acciones contra la religión del profeta Mahoma se han registrado en colegios, calles y medios de comunicación. De hecho, ha tenido un programa semanal que se emitía en la radio cristiana en Oriente Próximo. Y no tardó en proclamar el éxito de la película, que buscaba mostrar la “infamia del mundo árabe” y “la violencia” del islam. “Hemos llegado al público que queríamos llegar”, ha dicho en una entrevista.
Según ha dicho el propio Klein, la cinta se había estrenado en un pequeño cine de Hollywood el pasado verano, sin especificar cuál, pero The New York Times no ha podido confirmar este hecho. Tanto la industria como los sindicatos de Hollywood han dicho que no tienen nada que ver con esta película. La asociación de directores ha dicho que no reconoce a ninguno de los actores que aparecen en el polémico largometraje. Por su parte, una de las actrices que sale en la cinta ha dicho en una entrevista que se siente engañada, triste y enfadada porque lo que se ha emitido no tiene que ver con lo que rodó, tanto que pensaba que había participado en una película llamada Desert Warriors, dirigida por “Sam Basil”, y no en Innocence of Muslims (Inocencia de los musulmanes), la grotesca cinta que suscitó el asalto al consulado de EE UU en Bengasi que terminó con la muerte de cuatro personas, entre ellas el embajador norteamericano.
La confusión no ha hecho más que dispararse. The New York Times apunta a la conexión de Klein con la comunidad copta cristiana en Los Ángeles para entender cómo una película aficionada, que no ha dejado rastro en EE UU, llegue al corazón del mundo árabe, y a ojos del resto del planeta. Morris Sadek y su Asamblea Nacional Copta Americana elogiaron la cinta y la colgaron en su página web. Luego, la traducción del tráiler de 14 minutos al árabe y su difusión a través de Twitter y de las televisiones cristianas árabes que desde EE UU transmiten vía satélite consiguieron que los medios audiovisuales egipcios retomasen la información, y se encendiese la mecha de una ola de protestas en el mundo árabe que amenaza con cambiar la política exterior de Estados Unidos en la región más delicada del planeta.
(Tomado de El País)

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