martes, 27 de noviembre de 2012

Cómo los periodistas ciudadanos hicimos que el mundo oyera a Gaza


Durante los ocho días de esta última ofensiva israelí sobre Gaza –ahora conocida como “Operación Columna de Nube”- fui incapaz de sentarme a escribir con calma mis comentarios, o aun pensamientos espontáneos sobre los ataques. En cambio, estuve dedicada a informar a través de las redes sociales, o sea, al periodismo ciudadano. Yo no soy médica ni combatiente de la resistencia; apenas una estudiante de administración de empresas en una universidad local.


Escolares palestinos caminan entre los escombros de un edificio destruído por los bombardeos israelíes, camino a la escuela después del alto al fuego en la ciudad de Gaza (Ashraf Amra).
Desde que un acuerdo de alto al fuego le devolvió un poco de calma a nuestras vidas en Gaza, he estado tratando de recoger y ordenar mis pensamientos y emociones.
Durante los ocho días de esta última ofensiva israelí sobre Gaza –ahora conocida como “Operación Columna de Nube”- fui incapaz de sentarme a escribir con calma mis comentarios, o aun pensamientos espontáneos sobre los ataques.
En cambio, estuve dedicada a informar a través de las redes sociales, o sea, al periodismo ciudadano. Yo no soy médica ni combatiente de la resistencia; apenas una estudiante de administración de empresas en una universidad local. De hecho, ya no puedo recordar la cantidad de veces que me maldije y me burlé de mí misma por no haber hecho un curso de primeros auxilios. ¿En qué diablos estaba pensando?
Gaza es “dicha”
Pero nací en Gaza y he vivido aquí toda mi vida. Aunque he podido hacer varios viajes, nunca estuve fuera de este enclave diminuto y densamente poblado por más de un mes. Para muchos, esto podría ser motivo de “oohs!” y “aahs!”. Para mí, en cambio, es una dicha.
Esta noción se acentuó la semana pasada, cuando muchos de mis seguidores en Twitter me dijeron que no veían “nada” en sus respectivos medios de comunicación estatales o nacionales de lo que nosotrxs estábamos informando desde Gaza. La primera decisión que tomé cuando decidí cubrir los ataques fue hacer a un lado mis ideas y sentimientos a fin de ser “creíble”. No pude.
Cubrir los ataques a Gaza sin incluir mis propios puntos de vista me hizo sentir como una periodista convencional luchando por mantener una imagen “equilibrada”, “imparcial” y “aceptable” para todo el mundo. Me hizo sentir que traicionaba la sangre derramada sin piedad por todas las formas de guerra que uno pueda imaginar, los gritos que quedaban inaudibles bajo los escombros hasta que eran silenciados por la fuerza de la naturaleza.
Entonces el jueves 15 de noviembre, al segundo día del ataque israelí, me convencí de que podía ser creíble sin ser “convencional” [mainstream]. Todos los intentos de dividirme entre mi ser real –una gazatí común que pertenece a este país y comparte sus sentimientos- y una periodista “equilibrada”, fracasaron miserablemente. Entonces empecé a hacer oir mis “puntos de vista extremos” (como Haaretz insistió en llamarlos) junto con los informes en tiempo real, públicamente y sin descanso.
La increíble resiliencia de niñas y niños en Gaza después del alto al fuego (fuente: Facebook).
Una situación desequilibrada
Desde que era niña siempre soñé con convertirme en periodista, en hacer carrera en una de las cadenas de comunicación más famosas. Sin embargo, cuando crecí y empecé a comprometerme, el periodismo se convirtió nada menos que en una gran decepción.
Ser testigo de cómo los medios convencionales informaban sobre los acontecimientos de la semana pasada fue una bofetada cruel, cuyos efectos quedarán para siempre. Me sentí y todavía me siento enferma por la magnitud de la tergiversación que hicieron de nosotros.
Ver nuestros derechos y nuestra sangre vendidos como “daños colaterales”, como si hubiéramos “quedado atrapados en el fuego cruzado” significa una cosa para mí: ya no siento la necesidad de convertirme en el tipo de periodista que quieren la BBC, CNN y otras.
Después de todo, esta es una situación desequilibrada: una ocupación respaldada por EEUU, y un pueblo ocupado haciendo todo lo posible por liberar a su tierra. ¿Cómo se puede hacer informes “equilibrados” cuando la realidad misma es tan desequilibrada?
Los medios convencionales me contactan
Sin embargo, todavía quería llegar a los medios convencionales con los mismos sentimientos que transmitía en mis twitts. Para hacerlo, me propuse twittear sólo noticias confirmadas. Pensaba que si twiteaba –y retwiteaba- noticias e imágenes que después podrían resultar falsas, perdería la oportunidad de atravesar la barrera de los medios convencionales.
Para mi enorme sorpresa, la BBC, Aljazeera, CNN, The Sunday Times, The Guardian, o algunos de sus periodistas, me contactaron o me siguieron en Twitter.
Con la ayuda de una lista de contactos de periodistas ciudadanos en Gaza, que compilamos y distribuimos conjuntamente para los medios, fue mucho más fácil para nosotros, las personas sobre el terreno, decir y compartir nuestras experiencias y perspectivas. De hecho, pudimos incluso ganar la guerra del ciberespacio.
Grabando los sonidos de la destrucción
Mirando hacia atrás mi habitación llena de cables desparramados por todos lados, con la radio retumbando, las bombas explotando cerca, el teléfono sonando, las ventanas vibrando, no puedo sino sentir agradecimiento hacia este país que nos enseñó a amarlo y a soportar su aburrimiento y sus dificultades.
Yo andaba a los tumbos entre la ventana -de donde colgaba el iPad hacia afuera para grabar los sonidos de las explosiones- y el Twitter, donde posteaba actualizaciones. Como vivo enfrente del hospital más grande de Gaza, las sirenas y los gritos mezclados con el incesante zumbido de los aviones no tripulados israelíes eran nuestra canción de cuna cotidiana.
La mayoría de las noticas y twitts que salían implicaban sólo uno de los cinco sentidos: la vista. Faltaban los sonidos, a pesar de que eran el corazón de la experiencia. De hecho, hubo infinidad de incidentes en los que los vidrios de edificios enteros explotaron como resultado del ruido ensordecedor que acompaña las incursiones. Muchas personas fueron heridas en su cama por los pedazos de vidrio que caían sobre ellas.
Entonces se me ocurrió: ¿por qué no incluir sonido también? Navegando por lo que había aprendido en un curso sobre medios sociales, encontré que audioboo.fm era la herramienta adecuada. De este modo, los seguidores en todo el mundo de los hashtags #Gaza y #GazaUnderAttack pudieron escuchar en tiempo real los sonidos de las explosiones, las sirenas, los gritos y el llanto, mientras leían las actualizaciones en vivo pulsadas por jóvenes periodistas ciudadanos.
El sábado 24 las escuelas reabrieron en Gaza y las niñas y niños volvieron a llenar las calles… o lo que queda de ellas. (Fuente: Facebook).
Llegando al mundo desde Gaza, a pesar de las dificultades
La cantidad de views y shares que recibí sobre estas grabaciones de audio fue enorme. Los medios convencionales las incluyeron en sus artículos y blogs en vivo. Así, quienes no tienen cuenta de Twitter o Facebook igual podían acceder y escuchar esas grabaciones. En muchos casos, las mismas fueron transmitidas al aire por radios de todo el mundo.
No obstante, esto no se logró sin dificultades. Teníamos que encontrar la manera de mantener al mundo informado cuando la electricidad –y por lo tanto internet- se iban. Nuestros amigos y compañeros en Cisjordania se ofrecieron a twittear de parte nuestra si les mandábamos las actualizaciones a través del teléfono móvil.
Usando estas técnicas, pudimos mantenernos en contacto con la gente que seguía con avidez nuestros posts y actualizaciones.
Solaz y libertad de movimiento en el ciberespacio
Ser joven y palestina al mismo tiempo significa que debes ser consciente de los recursos disponibles a tu alrededor. De otro modo, vas a aislarte a ti misma y a tu pueblo. Después de todo, Israel está haciendo todo lo que está a su alcance para desconectar todavía más a Gaza del mundo exterior.
Allí, en el mundo virtual, podemos movernos libremente de país en país y encontrar la información que necesitamos. Podemos establecer y expandir nuestras redes y, tal como hicimos la semana pasada, contrarrestar la propaganda convencional que nos muestra constantemente como agresores o “terroristas”.
A pesar de toda la fortaleza y la perseverancia que una trata de mostrar, siempre está ese momento en que ya no puedes contener las lágrimas que has estado reprimiendo.
Ese es el momento en que no estás a la altura de la fortaleza y la tenacidad de los demás. Un paseo alrededor de Gaza lo dice todo. En las calles la gente está limpiando los escombros, barriendo el polvo y los vidrios, apagando los incendios que quedaban, y arreglando las puertas que fueron voladas de sus casas.
Estudiantes rinden homenaje a su compañera Amira Abu Nasr asesinada por Israel en Gaza (Fuente: Facebook).
*Rana Baker (21 años) es estudiante de Administración de empresas en la Universidad Islámica de Gaza. Su blog:http://ranabaker.wordpress.com/  Para seguirla en Twitter: @RanaGaza.
Más materiales de/sobre Rana:
Video de 3’ de 2011, donde Rana habla de cómo el bloqueo de Gaza afecta su vida y la de la población de Gaza, y cómo resisten:
Reporte en audio (3:38 minutos) de Rana en inglés, el 19/11/12, en medio de los bombardeos, incrustado en un artículo de Haaretz: Report Nov. 19th #Gaza
Entrevista de 4.30’ de Aljazeera donde Rana analiza el significado del cese al fuego:
Rana forma parte de la generación de bloggeras palestinas -particularmente de Gaza- que han revelado al mundo una nueva faceta sobre la juventud de la Franja y de su país. Otra conocida bloggera es Shahd Abusalama (21), y su blog es Palestine from my eyes: http://palestinefrommyeyes.wordpress.com –  Twitter: @shahdabusalama. Ambas escriben regularmente para Electronic Intifada.
Lina Al Sharif (23) es otra bloggera de Gaza. Su blog es Live from Gaza: http://www.livefromgaza.com/

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