Desde el año 2006, la tendencia de estos grupos ha ido en aumento, y muchos sociólogos y politólogos afirman que no es coincidencia que estos grupos hayan tenido una nueva explosión justo a partir de que Felipe Calderón ocupó la silla presidencial en este país. Casualmente, Calderón está vinculado con los grupos más radicales dentro del panismo nacional, y a diferencia de Vicente Fox –el otro panista que ha ocupado Los Pinos –, el último expresidente sí antepuso sus creencias personales a las políticas de estado.
De acuerdo con el periodista Jacobo Zabludovsky, altos funcionarios del gobierno calderonista, como Iván Peña Neder, se encargaron de fundar grupos en varias ciudades del país que se caracterizan por su tendencia conservadora –Puebla, Guanajuato, Guadalajara– los cuales estaban encaminados a la conformación de un gran partido nazi que eventualmente “gobernaría el país” a través de métodos como la militarización, la violencia y la religión. Estos grupos serían en parte los responsables de la escalada de violencia que vivió el país en el sexenio pasado, y la cual aún no ha sido posible erradicar.
Por su parte, la Agencia de Noticias sobre la Diversidad Sexual identificó algunas de las particularidades que caracterizan a estos grupos, e incluso describió los sitios de reunión en los que acostumbran “operar” estas asociaciones. En el caso de Puebla, el barrio de Los Sapos y algunos cafés-librerías son los espacios predilectos en los que estos jóvenes acuden para “discutir” sus ideas “revolucionarias”. No es casualidad, entonces, que sea justamente el barrio de Los Sapos el escenario en el que ocurrieron varios ataques a miembros de la comunidad LGBT durante el año pasado.
Y es que los “objetivos en la mira” de estos grupos son precisamente los colectivos de homosexuales, los judíos, los estadounidenses, los indígenas, los discapacitados, y la gente proveniente de las colonias populares, esos a los que suele llamárseles “nacos”. En resumidas cuentas, estos grupos son una mescolanza de ideologías, formados en las antiguas ideas hitlerianas y del Ku Klux Klan, pero adaptadas a la realidad mexicana, ya que estas agrupaciones lo mismo están formados por universitarios provenientes de escuelas privadas que por personas que apenas alcanzan los estudios secundarios, eso sí, con una característica en común: todos son de origen caucásico.
Entre sus contradicciones y su falta de una base ideológica verdadera, estos grupos neonazis adoran a la Virgen de Guadalupe pero al mismo tiempo retoman símbolos comunistas como la hoz y el martillo. Son extremadamente nacionalistas, por lo que están en contra de la privatización del petróleo y odian al “imperialismo yanqui”, pero al mismo tiempo desprecian las raíces indígenas que aún hay en muchos mexicanos, por lo que ellos se consideran a sí mismos como “defensores de la raza pura latina”, aunque al mismo tiempo rechazan también las raíces criollas y españolas sembradas en México durante la Conquista.
Según las pocas investigaciones que hay al respecto, estos grupos no superan los 200 o 300 agremiados en estados como Puebla, Querétaro, Jalisco, Guanajuato, Nuevo León y el Distrito Federal. Sin embargo, no por reducidos dejan de ser peligrosos, ya que estos muchachos han demostrado ser extremadamente violentos y no tienen miedo a actuar incluso en la vía pública y a plena luz del día. La zona rosa en el Distrito Federal es uno de los puntos en los que estas agrupaciones han propinado tremendas golpizas a travestis y homosexuales a los que han enviado al hospital.
“Se trata de jovencitos desadaptados, fáciles de manipular pues no cuentan con bases sólidas sobre lo que son y de dónde vienen. Lamentablemente son presas fáciles para otras personas, esas sí con la mente retorcida, que ocupan espacios de poder y que utilizan a estos chamacos como carne de cañón para conseguir posiciones de poder, cargos en la política, o bien para amedrentar e intimidar a ciertos sectores de la población”, explica para Imagen Poblana la socióloga Olga Flores.
Para comunicarse, estos grupos suelen utilizar páginas en internet, que sin embargo son desactivadas una y otra vez, ya sea por colectivos de hackers izquierdistas o por la policía cibernética, que de vez en cuando hace su trabajo al detectar los mensajes de odio y de incitación a la violencia que aparece en estos sitios web. En ellas, es posible encontrar textos de José Vasconcelos, pues aseguran que el fundador de la UNAM era un acérrimo defensor de la conservación de la mexicanidad pura y limpia, así como arengas en contra de los cristianos no católicos, los judíos, los masones, y los grupos a favor de temas como el matrimonio gay, el aborto y la eutanasia.
“Si tomas a un muchacho que proviene de una familia disfuncional, le das un sentido de pertenencia y encima lo adoctrinas, le das poder e incluso un arma, estás fabricando una auténtica bomba de tiempo que en cualquier momento va a explotar. Muchas personas han minimizado la aparición de estos grupos e incluso la han negado, pero yo digo que sí son un verdadero peligro, y que en la medida en la que nos hagamos de la vista gorda, estos grupos corren el riesgo de reproducirse y actuar en detrimento de algunos sectores de la sociedad”, explica la especialista.
Para no ser obvios, estos grupos fascistas han adoptado ciertos símbolos un tanto más discretos para identificarse: la cruz celta, la cruz del santo sepulcro, las dos eses en forma de relámpago, el número 88 que se relaciona con el nombre de Hitler, las siglas UNS que significan “Unión Sinarquista de México”, el número 14 que hace alusión a los catorce postulados de la superioridad de la raza, e incluso la hoz y el martillo o el rostro del Che Guevara, son algunas de las marcas que pueden identificar a estos nuevos nazis.
Además suelen andar con la cabeza rapada, gustan del rock pesado, visten con pantalones de mezclilla muy ajustados, botas militares y chamarras de cuero con estoperoles. Su lenguaje es obsceno y en ocasiones no tienen empacho en usar la suástica en su indumentaria. Tienen tatuajes con símbolos igualmente de tipo nacionalsocialista. En las noches pueden reunirse para hacer ritos que recuerden la pasión de Cristo y, posteriormente discuten los postulados de Hitler y el Tercer Reich, además que en público tienden a negar el Holocausto.
Según Zabludovsky, estos grupos han tenido un acercamiento con las sociedades secretas que perviven al interior del PAN, como es el caso de El Yunque, de quienes han recibido un adiestramiento y hasta una “depuración” para evitar que personas evidentemente sociópatas formen parte del partido de derecha. En el caso de Puebla, estos jóvenes se han agrupado en asociaciones como las Falanges de Cristo Rey y el Movimiento Nacional Cristo Rey, de gran influencia en la capital del estado, y a los que Imagen Poblana ya había descrito con anterioridad
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