“Si Bruselas sigue imponiendo su voluntad a Hungría sobre cómo debe ser gobernada, el país tendrá que considerar la salida de la Unión Europea”, afirmó el presidente del Parlamento húngaro, Laszlo Kover, indignado por la presión y las medidas que impone Bruselas.
Aunque el presidente del Parlamento luego matizó y dijo que ese extremo solo sería posible en un escenario terrible, sus declaraciones se sumaron a la ola crítica que se escucha cada vez con más claridad contra la política de la Unión Europea.
El investigador y periodista Danilo Albin considera que la posible salida de Hungría “quizás implicase que llega el momento de revisar qué es la Unión Europea, si la Unión Europea tiene que ser lo que se ha construido”.
“Si la Unión Europea tiene que funcionar sobre estas bases que se demuestra cada vez con más intensidad que no son tan sólidas como se creía, es una Europa muy alejada de la realidad social. Esa Europa no tiene futuro y está condenada por el hecho de que existan países que quieran ir. Esta Europa puede ser que termine perdiendo miembros y tiene que cuestionarse hacia dónde está yendo”, agrega.
Otros políticos influyentes del país se unen a las críticas de Bruselas, entre ellos el primer ministro húngaro, que acusó hace unos meses a Bruselas de haber trabajado sin cesar para socavar el gasoducto South Stream. A sus declaraciones se sumó recientemente el ministro de Exteriores del país, quien enfatizó que la economía del bloque sufre por las restricciones impuestas a Rusia, reporta elespiadigital.
Sin embargo, en Europa, independientemente del país, hay presión por parte de los que mandan sobre aquellos que se atreven a poner en tela de juicio la política de la Unión, sostienen varios expertos.
Entre ellos Pál Tamás, profesor de investigación del Instituto de Sociología de la Academia Húngara de las Ciencias, destaca: “Es untabú decir dentro de la Unión Europea ‘no me gusta la democracia liberal’, o que es mentira, que no es eficaz. La idea es que puedes pensar de esta manera, puedes actuar de esta manera, pero no hables de eso en voz alta”.
“Pese a que hay quienes temen criticar en voz alta la política de Bruselas, cada vez son más los que se atreven a decir que este curso elegido por el bloque solo reduce las perspectivas de desarrollo de los países miembros, ya de por si debilitados”, añade Tamás.
Otro experto, el historiador de la Universidad Central Europea András Gerő, se pronuncia en el mismo sentido, subrayando que “los 28 miembros [que forman la Unión Europea] tienen intereses distintos. Y no pueden olvidar ‘sus intereses nacionales ni sus discusiones'”
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