lunes, 15 de agosto de 2016

Maíz mexicano: tres años de resistencia legal contra transgénicos

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Por  ANASTASIA GUBIN – LA GRAN ÉPOCA
“El riesgo de daño inminente al medio ambiente, impide a empresas transnacionales tales como Monsanto y Pioneer -entre otras-, liberar maíces transgénicos en el campo mexicano, en tanto se resuelva el juicio de acción colectiva”, dictaminó el Juzgado Federal Décimo Segundo de Distrito en Materia Civil, en el Distrito Federal de México tres años atrás. Hoy, la medida se mantiene, y es definitiva, sin embargo los demandantes denuncian que el gobierno y las transnacionales se están valiendo de “subterfugios legales”, que podrían alterar el curso de los resultados.
En julio de 2013 una demanda colectiva para preservar el maíz, alimento de importancia mundial, impactó en el mundo. Fue presentada por un grupo de investigadores, campesinos, académicos, apicultores, representantes de organizaciones civiles, defensores de los derechos humanos y del ambiente, e incluso de artistas de renombre, en contra de las secretarías de gobierno de Agricultura y Medio Ambiente (SAGARPA, la SEMARNAT), y las empresas transnacionales Monsanto, PHI Dupont, Dow Agrosciences y Syngenta, por estar liberando transgénicos y agrotóxicos en los campos donde crecen las semillas que son patrimonio de todos los pueblos.
El proceso continúa, y la batalla legal el mes pasado había alcanzado “26 juicios de amparo, 16 recursos de revisión, 15 quejas, 9 incidentes en amparo, 9 disconformidades, 7 revocaciones, 7 impugnaciones contra la admisión de la demanda, 6 apelaciones, 4 solicitudes de desechamiento de juicio, 1 reclamación, 1 nulidad de actuaciones y 1 recusación. Total: 102 impugnaciones de los demandados”, destacó el 6 de julio el equipo de Semillas de Vida, organización que participa en el proceso.
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Examen científico de maíz. (Echo)
“La Colectividad -explicó- aspira a resguardar los maíces nativos que se siembran en el 75% de la superficie que es cultivada con maíz en México, amparar a las familias campesinas proveedoras de alimentos, al 70% de la población que vive en condiciones de pobreza y proteger la salud de todas y todos los mexicanos dado que el maíz es el principal alimento y en caso de sembrarse masivamente (OGM) se estarían consumiendo residuos de plaguicidas y ADN transgénico en alimentos con maíz y sus derivados, en bebidas y productos de consumo masivo, sin siquiera que las etiquetas lo adviertan”.
El 8 de marzo pasado los demandantes ganaron una gran batalla cuando el magistrado federal, Benjamín Soto Sánchez, notificó una sentencia ya en manera definitiva, a las apelaciones de la contraparte, y resolvió mantener la suspensión del organismo genéticamente modificado (OGM), hasta que se resuelva el juicio. SAGARPA también deberá advertir de ahora en adelante a quien pretenda sembrar de forma experimental, que existe un juicio federal.
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Científico extrayendo un grano de maíz para su análisis. (Adam Gault)
Sin embargo, la batalla que perdieron las grandes transnacionales del mundo de los transgénicos ahora se centra en los subterfugios legales de la justicia mexicana, de acuerdo a la exposición de los demandantes.
La ley concede a los litigantes un proceso civil federal, en donde pueden impugnar autos y decretos no apelables. Sin embargo, en un juicio que ya se extiende por años, se da el hecho que si SAGARPA o Monsanto notifican una impugnación, se otorga un plazo de sólo 24 horas para presentar el recurso de revocación.
El glifosato a menudo contamina las fuentes de agua potable, de precipitación y del aire, especialmente en regiones agrícolas
Pero incluso estas 24 horas no son en realidad concedidas. Por ejemplo, se cita que hoy en México, para impugnar autos notificados por lista, emitidos a las nueve de la mañana, éstos además de que contienen sólo una síntesis, no incluyen una constancia de la hora.
Granjero Blake Hurst en campo de maíz en su granja de maíz y soja de 1.200 hectáreas (comercio agrícola mundial). (Foto por Steve Liss la vida imágenes colección/Getty Images)
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Granjero en campo de maíz. (Steve Liss la vida imágenes colección/Getty Images)
A este hecho se suma que “en el lugar donde se encuentra el Tribunal no existen condiciones y horarios para que las partes puedan imponerse de autos. Por esta razón – explica la colectividad demandante- lamentablemente el 28 de junio se impidió a nuestro autorizado impugnar dos autos, lo cual contradice el Artículo 17 de la Constitución”.
Semillas de vida destacó que hoy en México, tal como funciona la justicia,“es imposible presentar un escrito a las 8:59 am del día siguiente, ni presentarlo a las 9:00 am, toda vez que para ingresar al edificio del Tribunal, se debe pasar un retén de seguridad, que abre a las 9:00 am, identificarse, registrarse y posteriormente, trasladarse a pie hasta llegar a las oficinas del Juzgado”.
“No existe decreto judicial alguno emitido por su Señoría, que provea algún mecanismo para remediar lo expuesto y para que de esa manera se permita a las partes ejercer su derecho de contar con 24 horas, al menos, para impugnar un decreto o un auto no apelable”.
Contaminación
La Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) denunció la plantación ilegal de productos transgénicos en Campeche y Yucatán, y en relación a los cultivos experimentales autorizados previamente, los demandantes señalaron al juez su preocupación por las evidencias de contaminación ambiental.
Adelita San Vicente Tello, directora de Semillas de Vida, en una entrevista a Contralínea en 2014, declaró al respecto que “existe evidencia científica de que ha habido flujo de transgenes (contaminación transgénica) a los maíces nativos en Oaxaca, Sinaloa, Chihuahua, Veracruz y Guanajuato”. Por esta razón, explicó, “se solicitó que tribunales judiciales que declaren que los límites y restricciones establecidos en la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) son ineficientes”.

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Un técnico examinando maíz. (endopack/iStock)
Preocupación por la salud
Más de 24 mil científicos y ciudadanos firmaron contra el maíz transgénico en México, en manifestaciones pasadas. Los efectos de transgénicos fueron denunciados particularmente por un estudio de toxicidad del maíz genéticamente modificado, realizado por un grupo experto liderado por el francés Gilles Eric Séralini. Existen además numerosas denuncias que hablan de que los animales se enferman, luego de alimentarse con maíz o soya genéticamente modificadas. Por otro lado, hay grupos de biotecnología, e incluso premios Nobel, que hoy en día han avalado el negocio del monocultivo y la creación y venta de productos genéticamente modificados, que deben por fuerza desarrollarse con el uso del herbicida glifosato.
El 17 de febrero, un grupo de científicos presentó a su vez un estudio titulado Enviroment health 2016, donde se pone en manifiesto la preocupación que genera el herbicida Glifosato, asociado al maíz y soja transgénicos, destacando que es un producto que está clasificado por la Organización Mundial de la Salud como un probable carcinógeno humano.
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El estudio Enviroment health 2016 pone en manifiesto la preocupación que genera el herbicida Glifosato, asociado al maíz y soja transgénicos. (www.diarriohoy.net)
En su análisis denuncian que “las estimaciones reguladoras de la ingesta diaria tolerable para el glifosato en los Estados Unidos y la Unión Europea se basan en la ciencia obsoleta”. Además demandan que no se han considerado los efectos endocrinos toxicológicos en las resoluciones oficiales.
A ellos agregan que el glifosato es el herbicida más fuertemente aplicado en el mundo y su uso sigue aumentando; a nivel mundial, a menudo contamina las fuentes de agua potable, de precipitación y del aire, especialmente en regiones agrícolas. La vida media del glifosato en agua y el suelo es más larga de lo que previamente se había reconocido, y tanto el herbicida como sus metabolitos, se han encontrado que están ampliamente presentes en los alimentos transgénicos expuestos.

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