martes, 13 de diciembre de 2016

Video: Bashar al Assad gana la batalla de Alepo y el pueblo lo celebra


Bashar al Assad. /Foto: globalresearch.ca.




Virginia Montes


«Los terroristas ya no tienen tiempo, solo les queda rendirse o morir, la batalla va a terminar rápido», declaró a los medios el general Zaid al Saleh, responsable del comité de seguridad de la segunda ciudad del país. Alepo, la segunda ciudad de Siria, ha estado en manos de los terroristas, apoyados por Estados Unidos, Turquía y Arabia Saudí, desde el verano de 2012 y es donde querían establecer una capital alternativa a Damasco. Ese sueño de terror se ha esfumado.


La toma de Alepo no es el final de la guerra, pero es un avance muy importante que refuerza a Bashar Al-Assad, que es bajo quien, por cierto, pueden sobrevivir los cristianos. Durante estos años, sólo ha habido cristianos en Alepo en la zona controlada por el Gobierno legítimo: quedan 50.000 de 150.000.


Los sirios conocieron a través de un mensaje de sms enviado por las fuerzas armadas que «el Ejército sirio ha ganado el 98 por ciento del este de Alepo», un mensaje escueto que eclipsó la pérdida de Palmira a manos del grupo yihadista Daesh este fin de semana. Alepo es la prioridad para Damasco y Moscú, la gran victoria que buscan para desmoralizar al enemigo. El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdel Rahman, confirmó que «hay un hundimiento total de los rebeldes, la batalla de Alepo toca a su fin».





Con la victoria casi en la mano, el presidente, Bashar al Assad, afirmó que «Siria y su pueblo están determinados a restaurar la seguridad y la estabilidad». En una entrevista concedida al diario sirio «Al Watan» la semana pasada el mandatario adelanto que el triunfo en Alepo sería «enorme» y señaló que sería «un trampolín» para seguir recuperando territorio perdido.


El mayor Issam al Reis, portavoz del Ejército Sirio Libre (ESL), advirtió de que el fracaso opositor en Alepo se reproducirá «de manera inevitable» también en el frente sur del país si los grupos armados no reciben «más apoyo militar, mejor calidad de armas» y si no son capaces de mejorar su coordinación y «superar los problemas internos», según recogió The Syrian Observer. Deraa es la principal ciudad en este frente sur, cuyo control permitiría al régimen recuperar la ruta a Jordania.


La reaparición de Daesh en Palmira ocupa un segundo plano informativo, pero recuerda que los yihadistas son una amenaza pese a las ofensivas abiertas contra sus dos bastiones en Mosul (Irak) y Raqqa.


Rusia tuvo que abandonar y volar su base en Palmira para que no cayera en manos enemigas y el portavoz del ministerio de Defensa, general Igor Konashenkov, sugirió ante los medios que Daesh ha sido capaz de desplegar «fuerzas significativas» en este oasis en mitad del desierto después de que la coalición que encabeza Estados Unidos suspendiera sus operaciones aéreas en Raqqa. Habrá que esperar a la recuperación de Alepo para que el Ejército sirio y el resto de fuerzas que combaten junto al Gobierno vuelvan a expulsar a los seguidores del «califa» de Palmira.

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