Mientras la gobernanza polaca amplía la separación con Rusia y persigue a quienes tienen ideas de izquierda y borra cualquier vestigio que recuerde a la extinta Unión Soviética, nada hace ante las cada vez más numerosas y nutridas demostraciones de neonazis que ensalzan el racismo.
Un colega me dijo medio en broma que la tendencia actual es igual que la anterior: echarle la culpa de todos los males a Rusia, incluso del asesinato por los nazis de más de seis millones de polacos durante la Segunda Guerra Mundial.
No hay que esperar a “fechas patrias” para ver desfilar a jóvenes ultranacionalistas y neofascistas que utilizan como eslóganes “Muerte a los enemigos de la Nación”, “Hombre y mujer: la única familia normal”, “Europa Blanca”, “Todos diferentes, todos blancos”, así como: “Poder Blanco”, “Ku Klux Klan” e incluso “Sieg heil”.
Todo es producto de ignorar durante años la memoria del Holocausto, de los campos de exterminio de judíos, rusos y comunistas y sus familias. Es la consecuencia de años de ignorar las ideas racistas y neonazis.
Mientras más se rearma Polonia gracias a Estados Unidos y Alemania, acerca sus tropas a las fronteras rusas, se alía estrechamente a sus iguales de derecha de Ucrania y toman parte en todo lo que pueda herir a la imagen de Moscú.
En lo interno, las autoridades locales han incrementado la represión a organizaciones políticas plenamente legalizadas, utilizando a integrantes de la Agencia de Seguridad Interna, especialmente contra la dirección nacional del partido Zimiana (Cambio) y las sedes de la entidad en tres ciudades, donde, además de intimidar a sus miembros, requisaron discos duros, archivadores, y documentos, así como todos los libros, panfletos, carteles, sistemas de sonido, pancartas y banderas – no sólo de Cambio, sino polacas también – para prevenir y dificultar cualquier acción política o protesta.
Como se puede apreciar, las autoridades polacas, mientras alientan a neonazis, tratan de desalentar a los círculos que sostienen visiones diferentes de las políticas socio-económicas, internas y externas de Polonia.
Como se puede apreciar, las autoridades polacas, mientras alientan a neonazis, tratan de desalentar a los círculos que sostienen visiones diferentes de las políticas socio-económicas, internas y externas de Polonia.
Uno de los líderes políticos de la oposición, Mateusz Piskorski, fue detenido bajo los cargos de “espionaje para un país extranjero”, en tanto la inevitable prensa desinformativa aseguraba que trabajaba para las inteligencias de China y/o Rusia.
Pikjorski es uno de los más importantes activistas anti-OTAN en Polonia, politólogo y cofundador del think-tank polaco “Centro Europeo para el Análisis Geopolítico”. Fue diputado en el Parlamento polaco (2005-2007) y ha abogado durante muchos años en favor de la cooperación euro-continental y contra la OTAN y la dominación norteamericana en Europa.
Pikjorski es uno de los más importantes activistas anti-OTAN en Polonia, politólogo y cofundador del think-tank polaco “Centro Europeo para el Análisis Geopolítico”. Fue diputado en el Parlamento polaco (2005-2007) y ha abogado durante muchos años en favor de la cooperación euro-continental y contra la OTAN y la dominación norteamericana en Europa.
Esta acción coordinada a gran escala contra la oposición se encuadra en una crecientemente tensa situación política en Polonia. Semanas antes de la detención de Piskorski, miembros del Partido Comunista de Polonia y de la Unión Patriótica de Trabajadores “Grunwald” fueron sentenciados a “libertad restringida”, incluyendo servicios a la comunidad, multas e impedimentos para viajar por “promover el totalitarismo”.
En consonancia con estos eventos, dos días antes de su detención Piskorski advirtió que el Gobierno polaco trataría de “pacificar” a individuos y organizaciones de la oposición.
En tanto, prosiguen alegremente las demostraciones neonazis en la Polonia agredida y ocupada por la Alemania nazi, sin que gobierno o medios digan o hagan algo en contra de la difusión de sus peligrosas ideas.
(Arnaldo Musa / CubaSí)
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