La ultraderecha volvió a manifestarse en Chemnitz (este de Alemania) en contra de la canciller Angela Merkel y de la presencia de refugiados en el país, en una concentración “pacífica”, luego de que a comienzos de la semana se registraran incidentes violentos.
La marcha fue convocada por el grupo Pro Chemnitz, dentro de las protestas que tuvieron lugar en el largo de la semana por la muerte de un joven en la ciudad el domingo, presuntamente apuñalado por un demandante de asilo.
Durante las primeras manifestaciones se produjeron ataques contra personas de apariencia extranjera y en algunas se hizo el saludo nazi.
En paralelo a la marcha de este viernes y otra concentración que al rechazaba, el primer ministro del estado federado de Sajonia, Michael Kretschmer, y la alcaldesa de Chemnitz, Barbara Ludwig, se reunieron con los habitantes de la ciudad en un estadio cercano para responder a sus preguntas. En el encuentro, también participó en parte del Gobierno regional, entre ellos el ministro de Interior, Martin Dulig.
Al comienzo de la reunión, Kretschmer pidió un minuto de silencio por la víctima del crimen y prometió que harían todo lo posible para que se aclare lo sucedido y para que los responsables sean castigados. Además, llamó a mantener la calma y opinó que todas las informaciones que circulan actualmente en internet querían generar discordia.
“Por ejemplo, se ha dicho que todo comenzó por una mujer que fue atacada y que la víctima fue acusada de haberlo hecho”, expresó Kretschmer, quien en algunos momentos de su intervención fue abucheado por una parte de la audiencia.
Una ciudad entre el amor y el odio
Los abucheos fueron mayores cuando intervino la alcaldesa Ludwig, quien definió a Chemnitz como una ciudad que actualmente está entre el amor y el odio. “El duelo es una forma de amor y la situación es especialmente difícil para los que verdaderamente están de dueloporque no encuentra la paz necesaria”, indicó.
Ludwig, y ahí aumentaron los abucheos, criticó abiertamente a los manifestantes, quienes, dijo, no habían colaborado con la policía.
Luego, cuando los ciudadanos tuvieron la palabra en grupos más pequeños, hubo quejas de que en los últimos días las informaciones que habían circulado sobre las manifestaciones sugerían que Chemnitz estaba habitado sólo por neonazis.
Antes, el ministro regional de Interior, Martin Dulig, había señalado que, por legítimo que fuera el origen de una manifestación, en el momento en que alguien hacía el saludo nazi un demócrata debía marcharse de ella. Mientras tanto, en la manifestación de Pro Chemnitz un orador pedía la dimisión de Merkel.
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