Somos personas normales y corrientes. Somos como tú: Gente que se levanta por las mañanas para estudiar, para trabajar o para buscar trabajo, gente que tiene familia y amigos. Gente que trabaja duro todos los días para vivir y dar un futuro mejor a los que nos rodean.
Unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores. Unos creyentes, otros no. Unos tenemos ideologías bien definidas, otros nos consideramos apolíticos… Pero todos estamos preocupados e indignados por el panorama político, económico, social y medioambiental que vemos a nuestro alrededor: el menosprecio de los derechos humanos, la indefensión del ciudadano de a pie, las guerras creadas y dirigidas por intereses económicos que destruyen nuestra vida, la corrupción de los políticos, empresarios, y banqueros, la destrucción de nuestro planeta...
Esta situación nos hace daño a todos diariamente. Pero si todos nos unimos, podemos cambiarla. Es hora de ponerse en movimiento, hora de construir entre todos una sociedad mejor. Por ello sostenemos firmemente lo siguiente:
Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas.
Existen unos derechos básicos que deberían estar cubiertos en estas sociedades: derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo de los bienes necesarios para una vida sana y feliz.
El actual funcionamiento los sistemas económicos y gubernamentales no atiende a estas prioridades y son un obstáculo para el progreso de la humanidad.
El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto del mundo. Hasta el colapso.
La voluntad y fin del sistema es la acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de las personas. Despilfarrando recursos, destruyendo el planeta, generando desempleo y consumidores infelices.
Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo.
Si como sociedad aprendemos a no fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.
Hemos puesto el dinero por encima del Ser Humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro.
Es necesaria una rEevolución Ética, no hay nada más digno que un ser humano luchando contra las injusticias cometidas en su sociedad, sea cual sea la forma de estas injusticias. Porque una sociedad justa es una sociedad libre y es la que tiene la capacidad de ofrecer un futuro mejor.
Es hora que olvidemos nuestras pequeñas diferencias y nos unamos con un mismo objetivo: Lograr una sociedad donde reine libertad, la justicia social, la igualdad, la democracia real y la paz, aunque encontremos resistencia al conseguirlo.
Por todo lo anterior, estoy indignado.
Creo que puedo cambiarlo.
Creo que puedo ayudar.
Sé que unidos podemos.
Sal con nosotros. Es tu derecho.
Ha llegado la hora de alzar nuestras voces. Nada puede retener la fuerza de millones de personas indignadas cuando se unen bajo un solo propósito. Las palabras son nuestras armas, cargadas de un futuro que no pueden arrebatarnos. Tomemos las calles. Reclamemos lo que es nuestro. ¡La rebelión comienza el 15 de octubre!
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