Bani Walid es de particular importancia porque es la base espiritual de la mayor tribu de Libia, la poderosa warfalla, que incluye hasta uno de los 6 millones de libios y cuyos integrantes están dispersos por todo el país.
EL UNIVERSAL
Bani Walid, Libia. - La guerra aún no ha terminado para los nuevos gobernantes de Libia en la ciudad desértica de Bani Walid, donde los seguidores de Muamar Gadafi prometen seguir combatiendo por su líder y los otros residentes están furiosos por la violencia y los saqueos.
Enfurecidos por lo que ven como represalias por de las fuerzas leales al nuevo Gobierno de Libia, miembros de tribus dicen que sus hombres ya están tratando de reagruparse en un nuevo movimiento de insurgencia en y alrededor de la estratégica ciudad del desierto al sur de la capital, Trípoli, informó Reuters.
"La tribu warfalla está furiosa. No pueden esperar a hacer algo respecto de esto", dijo Abu Abdurakhman durante una visita a su casa destruida en lo que dijo que fue un ataque en venganza por parte de las fuerzas anti-Gaddafi.
"Los hombres warfalla de Trípoli y otros lugares están enviando mensajes de texto diciendo: 'Necesitamos reunirnos y hacer algo. íReunámonos! íReunámonos!'"
Los seguidores de Gadafi no tienen esperanzas de restituir a su clan tras la muerte del dictador, con su hijo Saif Al Islam prófugo y una oleada de sentimientos anti Gadafi extendiéndose por Libia y el mundo.
Pero el Gobierno interino de Libia, el Consejo Nacional de Transición (CNT), está al tanto de que el apoyo de civiles armados y desilusionados podría reforzar una pequeña pero persistente fuerza pro Gaddafi en el desierto y algunas ciudades.
Y para cortar de raíz cualquier nuevo foco insurgente, ahora necesita ganarse a la gente -una tarea muy difícil en una ciudad destruida por la guerra como Bani Walid.
Bani Walid es de particular importancia porque es la base espiritual de la mayor tribu de Libia, la poderosa warfalla, que incluye hasta uno de los 6 millones de libios y cuyos integrantes están dispersos por todo el país.
La ciudad está llena de armas y algunos vecinos todavía exhiben graffiti pro-Gaddafi. A diario se registran tiroteos entre fuerzas del Gobierno y seguidores de Gaddafi en los límites de Bani Walid.
Las fuerzas gubernamentales presentes en la ciudad dijeron estar al tanto del problema pero creen que con Gaddafi muerto, las hostilidades pronto se disiparían por la ausencia de un objetivo claro antes de convertirse en una formidable fuerza insurgente.
"Sabemos que hay civiles pro-Gaddafi armados. Pero no creo que presenten un riesgo porque solo tienen armas livianas", dijo Omar al Mukhtar, comandante de las fuerzas anti-Gaddafi al norte de Bani Walid.
En entrevistas privadas, los combatientes se mostraron visiblemente más alarmados.
"Siempre pisoteamos los retratos de Gaddafi desplegados por el lugar pero ellos los pasan por encima. Hay tiroteos a diario con seguidores de Gaddafi", dijo un soldado de la brigada de Bani Walid.
Los combatientes dijeron que los seguidores de Gaddafi están usando lechos fluviales secos para lanzar ataques nocturnos contra sus posiciones -una táctica que resalta su determinación de seguir luchando.
VENGANZA
Ban Walid, escondida en las colinas del desierto a 150 kilómetros al sur de Trípoli, cayó ante las fuerzas del CNT el 17 de octubre, tres días antes de que la muerte de Gaddafi marcara el final de los ocho meses de guerra.
Las fuerzas del CNT llegaron a la ciudad en tanques soviéticos incautados a las fuerzas de Gaddafi al comienzo de la guerra y montaron bases militares en el centro de Bani Walid, que sigue siendo una ciudad fantasma luego de que miles huyeran tras semanas de feroces enfrentamientos.
Tropas patrullan las calles desiertas y banderas revolucionarias flamean por sobre edificios muy dañados. Algunas familias están regresando lentamente, para descubrir que muchas casas están en ruinas. Aún no hay agua ni luz.
Dar unos pocos pasos en sus barrios ofrece un vistazo de un mundo poco amigable que todavía vive en estado de guerra.
En el barrio de Tlumat se escucharon disparos y la gente del lugar se reunió rápidamente durante una visita de Reuters. Algunos lucían alarmados y ocultaban sus rostros detrás de pañuelos negros.
Puede que Gaddafi esté muerto y enterrado, pero graffitis recién pintados ofrecían un siniestro recordatorio de que para algunas personas en Libia su recuerdo aún perdura.
En Tlumat, paredes desmoronadas estaban cubiertas de pintadas del color verde de la revolución de Gaddafi de 1969. Uno, repleto de agujeros de bala, reflejaba el eslogan omnipresente del antiguo régimen: "Alá, Muammar, Libia y nada más".
Residentes dijeron que unidades del CNT aparecieron regularmente en las últimas semanas en su barrio, considerado pro-Gaddafi, efectuando disparos al aire por la noche para aterrorizar a la gente.
La gente del lugar también acusó a brigadas de sitios distantes como Zawiya y Garyan de atacar sus casas porque creían que miembros de tribus de Bani Walid alguna vez lucharon del lado de Gaddafi durante las tomas de aquellas ciudades al comienzo de la guerra.
"Esto no es una revolución. Estos son actos de venganza. Lo que he visto no es una revolución", dijo Abdulkhakim Maad, de 30 años.
"Los denominados rebeldes están robando todo, saqueando casas, autos, las pertenencias de la gente. Irrumpen en barrios y disparan por todos lados para asustar a la gente," añadió.
Insultando con furia, otro hombre que estaba vendiendo cigarrillos en una esquina repleta de escombros y cartuchos de bala, dijo: "Los rebeldes destruyeron nuestras casas. Hay muchos saqueos. Ya éramos pobres. Todo esto empeoró aún más nuestras vidas".
Algunas personas del lugar dijeron estar listas para darle al CNT la posibilidad de contener a las brigadas locales y aplicar la ley y el orden.
"Pero si el CNT no hace nada, entonces lo consideraremos un enemigo", dijo Tabet Awena, un anciano de Bani Walid, señalando a una casa con la fachada destruida por lo que dijo que fue un reciente allanamiento de una unidad del CNT. "La reacción será muy fuerte. Lucharemos a muerte", afirmó.
Comandantes negaron las acusaciones de saqueos y represalias. "Los rebeldes no han participado de ningún saqueo. Son buenas personas. Son leales a su país", dijo el comandante Abdusalam Saad Mheda.
Abu Abdurakhman, cuya casa quedó dañada en lo que dijo que fue un allanamiento de una unidad del CNT, contó que la gente estaba tan furiosa que aquellos que inicialmente dieron la bienvenida a las fuerzas rebeldes durante la toma de Bani Walid ahora se han vuelto en su contra.
"Puede que Gaddafi haya muerto, pero estas personas ven lo que los llamados rebeldes están haciendo y están furiosas", dijo Abdurakhman.
"La mayor parte de los saqueos se dio cuando la gente estaba ausente. Cuando regresaron incluso aquellos que apoyaban la revolución se han vuelto en contra", agregó.
Enfurecidos por lo que ven como represalias por de las fuerzas leales al nuevo Gobierno de Libia, miembros de tribus dicen que sus hombres ya están tratando de reagruparse en un nuevo movimiento de insurgencia en y alrededor de la estratégica ciudad del desierto al sur de la capital, Trípoli, informó Reuters.
"La tribu warfalla está furiosa. No pueden esperar a hacer algo respecto de esto", dijo Abu Abdurakhman durante una visita a su casa destruida en lo que dijo que fue un ataque en venganza por parte de las fuerzas anti-Gaddafi.
"Los hombres warfalla de Trípoli y otros lugares están enviando mensajes de texto diciendo: 'Necesitamos reunirnos y hacer algo. íReunámonos! íReunámonos!'"
Los seguidores de Gadafi no tienen esperanzas de restituir a su clan tras la muerte del dictador, con su hijo Saif Al Islam prófugo y una oleada de sentimientos anti Gadafi extendiéndose por Libia y el mundo.
Pero el Gobierno interino de Libia, el Consejo Nacional de Transición (CNT), está al tanto de que el apoyo de civiles armados y desilusionados podría reforzar una pequeña pero persistente fuerza pro Gaddafi en el desierto y algunas ciudades.
Y para cortar de raíz cualquier nuevo foco insurgente, ahora necesita ganarse a la gente -una tarea muy difícil en una ciudad destruida por la guerra como Bani Walid.
Bani Walid es de particular importancia porque es la base espiritual de la mayor tribu de Libia, la poderosa warfalla, que incluye hasta uno de los 6 millones de libios y cuyos integrantes están dispersos por todo el país.
La ciudad está llena de armas y algunos vecinos todavía exhiben graffiti pro-Gaddafi. A diario se registran tiroteos entre fuerzas del Gobierno y seguidores de Gaddafi en los límites de Bani Walid.
Las fuerzas gubernamentales presentes en la ciudad dijeron estar al tanto del problema pero creen que con Gaddafi muerto, las hostilidades pronto se disiparían por la ausencia de un objetivo claro antes de convertirse en una formidable fuerza insurgente.
"Sabemos que hay civiles pro-Gaddafi armados. Pero no creo que presenten un riesgo porque solo tienen armas livianas", dijo Omar al Mukhtar, comandante de las fuerzas anti-Gaddafi al norte de Bani Walid.
En entrevistas privadas, los combatientes se mostraron visiblemente más alarmados.
"Siempre pisoteamos los retratos de Gaddafi desplegados por el lugar pero ellos los pasan por encima. Hay tiroteos a diario con seguidores de Gaddafi", dijo un soldado de la brigada de Bani Walid.
Los combatientes dijeron que los seguidores de Gaddafi están usando lechos fluviales secos para lanzar ataques nocturnos contra sus posiciones -una táctica que resalta su determinación de seguir luchando.
VENGANZA
Ban Walid, escondida en las colinas del desierto a 150 kilómetros al sur de Trípoli, cayó ante las fuerzas del CNT el 17 de octubre, tres días antes de que la muerte de Gaddafi marcara el final de los ocho meses de guerra.
Las fuerzas del CNT llegaron a la ciudad en tanques soviéticos incautados a las fuerzas de Gaddafi al comienzo de la guerra y montaron bases militares en el centro de Bani Walid, que sigue siendo una ciudad fantasma luego de que miles huyeran tras semanas de feroces enfrentamientos.
Tropas patrullan las calles desiertas y banderas revolucionarias flamean por sobre edificios muy dañados. Algunas familias están regresando lentamente, para descubrir que muchas casas están en ruinas. Aún no hay agua ni luz.
Dar unos pocos pasos en sus barrios ofrece un vistazo de un mundo poco amigable que todavía vive en estado de guerra.
En el barrio de Tlumat se escucharon disparos y la gente del lugar se reunió rápidamente durante una visita de Reuters. Algunos lucían alarmados y ocultaban sus rostros detrás de pañuelos negros.
Puede que Gaddafi esté muerto y enterrado, pero graffitis recién pintados ofrecían un siniestro recordatorio de que para algunas personas en Libia su recuerdo aún perdura.
En Tlumat, paredes desmoronadas estaban cubiertas de pintadas del color verde de la revolución de Gaddafi de 1969. Uno, repleto de agujeros de bala, reflejaba el eslogan omnipresente del antiguo régimen: "Alá, Muammar, Libia y nada más".
Residentes dijeron que unidades del CNT aparecieron regularmente en las últimas semanas en su barrio, considerado pro-Gaddafi, efectuando disparos al aire por la noche para aterrorizar a la gente.
La gente del lugar también acusó a brigadas de sitios distantes como Zawiya y Garyan de atacar sus casas porque creían que miembros de tribus de Bani Walid alguna vez lucharon del lado de Gaddafi durante las tomas de aquellas ciudades al comienzo de la guerra.
"Esto no es una revolución. Estos son actos de venganza. Lo que he visto no es una revolución", dijo Abdulkhakim Maad, de 30 años.
"Los denominados rebeldes están robando todo, saqueando casas, autos, las pertenencias de la gente. Irrumpen en barrios y disparan por todos lados para asustar a la gente," añadió.
Insultando con furia, otro hombre que estaba vendiendo cigarrillos en una esquina repleta de escombros y cartuchos de bala, dijo: "Los rebeldes destruyeron nuestras casas. Hay muchos saqueos. Ya éramos pobres. Todo esto empeoró aún más nuestras vidas".
Algunas personas del lugar dijeron estar listas para darle al CNT la posibilidad de contener a las brigadas locales y aplicar la ley y el orden.
"Pero si el CNT no hace nada, entonces lo consideraremos un enemigo", dijo Tabet Awena, un anciano de Bani Walid, señalando a una casa con la fachada destruida por lo que dijo que fue un reciente allanamiento de una unidad del CNT. "La reacción será muy fuerte. Lucharemos a muerte", afirmó.
Comandantes negaron las acusaciones de saqueos y represalias. "Los rebeldes no han participado de ningún saqueo. Son buenas personas. Son leales a su país", dijo el comandante Abdusalam Saad Mheda.
Abu Abdurakhman, cuya casa quedó dañada en lo que dijo que fue un allanamiento de una unidad del CNT, contó que la gente estaba tan furiosa que aquellos que inicialmente dieron la bienvenida a las fuerzas rebeldes durante la toma de Bani Walid ahora se han vuelto en su contra.
"Puede que Gaddafi haya muerto, pero estas personas ven lo que los llamados rebeldes están haciendo y están furiosas", dijo Abdurakhman.
"La mayor parte de los saqueos se dio cuando la gente estaba ausente. Cuando regresaron incluso aquellos que apoyaban la revolución se han vuelto en contra", agregó.
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