Durante el análisis del paquete, los expertos descubrieron un comunicado reivindicativo de la FAI (Federazione Anarchica Informale), quien previamente había informado junto a la Fiscalía de Fráncfort de que Ackermann había sido objeto de un atentado con “una carta bomba activa”.
La FAI, es una organización de izquierdas que ha reivindicado en repetidas ocasiones ataques contra instituciones estatales en Europa y especialmente en Italia.
En la carta se amenaza con otros ataques contra “bancos, banqueros, garrapatas y sanguijuelas”.
Ambas autoridades corrigieron así informaciones anteriores de la Policía que minimizaron el carácter del envío postal, dirigido personalmente a Ackermann e intervenido este miércoles por los servicios de seguridad delDeutsche Bank, que alertaron inmediatamente a las autoridades.
“El Deutsche Bank está muy afectado por este atentado contra el señor Ackermann”, subrayó un portavoz de la entidad bancaria, mientras otra fuente aseguró que los empleados de todas las sucursales han sido informados y que las medidas de seguridad han sido extremadas.
La Policía había comunicado que la carta contenía pólvora, mientras la Fiscalía de Fráncfort inicialmente no quiso revelar la composición del artefacto para no obstaculizar la investigación en curso.
Fuentes policiales señalaron que el artefacto era en todo caso de fabricación casera y que su detonación podría haber causado daños físicos relevantes a la persona que hubiese abierto el envío.
El presidente del sindicato de la Policía alemana, Rainer Wendt, subrayó que hay que tomarse “muy en serio” este ataque contra el presidente del Deutsche Bank.
“Este incidente demuestra con claridad alarmante la importancia de las decisiones políticas para acabar con la crisis financiera y dar paso así de nuevo a la tranquilidad en la sociedad”, señaló en declaraciones a la versión digital del diario económico Handelsblatt.
Josef Ackermann, de 63 años, es uno de los ejecutivos mas polémicos de Alemania, que ha dirigido la primera entidad bancaria privada del país, pero que es criticado por sectores que denuncian su excesiva influencia en la política.
EFE
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