por Carmen Rivero
La policía miente al decir que no hubo cargas en Atocha. En mi cuerpo tengo la huella de la brutalidad policial. Ha sido mucho más crudo de lo que los medios cuentan y eso lo sabemos los que estuvimos rodeando el Congreso de los Diputados el pasado martes.
Sobre las 22:00h un grupo de compañeros esperábamos el autobús que nos llevaría de vuelta a Granada. Yo permanecía sentada en el suelo cuando de repente vemos salir por una de las bocas del metro de Atocha, muy próxima a nosotros, un buen número de agentes antidisturbios de la Unidad de Intervención Policial corriendo en dirección nuestra como perros furiosos, descargando su rabia con las porras en alto, sin medir palabras.
Varios compañeros gritaron “corran, corran..” pero mi reacción fue quedarme sentada, estupefacta. En mis adentros me dije que no había hecho nada, no tenía por qué correr.
Me dieron porrazos por la espalda, la mochila fue mi escudo, por los muslos y por las nalgas. Otras compañeros de Granada también sufrieron el impacto de la piara bárbara, entre ellos Ángel, que permanece en el hospital con una lesión medular.
La mayoría de las personas que estábamos allí persistíamos en las calles de forma pacífica, expresión real de la mayoría de la población.
Quieren callar la realidad pero la mayoría sabemos la brutalidad qué utilizan para silenciarlos. Adelante con ellos.
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